Novak Djokovic aterrizó el lunes por la mañana en el aeropuerto Nikola Tesla de Belgrado y fue recibido como un héroe de carne y hueso. Tras más de 24 horas de viaje, el regreso de Melbourne después de ser deportado de Australia, el número uno mundial puso un pie en su territorio y se abrió paso entre banderas serbias, cánticos de apoyo, autógrafos y peticiones de selfies. Ese imagen, sin embargo, está lejos de la realidad: fuera de las fronteras balcánicas, la presión internacional se ha multiplicado para intentar que Nole renuncie a sus ideas y se vacune.
El domingo por la noche, y en palabras de la ministra de Deportes francesa, Roxana Maracineanu, el Gobierno galo rectificó y anunció que el número uno no podrá defender su título de campeón de Roland Garros (del 22 de mayo al 5 de junio) si no tiene la pauta de vacunación completa, igual que los espectadores y los demás profesionales que formen parte del torneo. El aviso llega en un momento crítico para Djokovic: además de Francia, no entrará en Australia hasta el 2026 (la consecuencia de sufrir dos retiradas de visado en las Antípodas), Reino Unido le obligará a realizar una cuarentena de 10 días para estar en Wimbledon y las puertas de Estados Unidos seguirán cerradas, a menos que opte por dar el paso de inmunizarse contra la Covid-19.
Es decir, si solo logra competir en uno de las cuatro citas del Grand Slam, el serbio sufrirá un golpe directo a su candidatura a mejor tenista de todos los tiempos.
“Nosotros no ponemos las normas, son los países y los gobiernos los que las determinan”, aseguró Feliciano López, director del Mutua Madrid Open, uno de los ocho Masters 1000 del calendario. “Si en España se puede entrar sin vacunar en mayo, Djokovic podrá jugar el torneo”, prosiguió el toledano, que sumó 79 participaciones consecutivas en torneos del Grand Slam en este Abierto de Australia (1-6, 3-6, 6-4, 5-7 ante John Millman). “Todos los eventos estarán encantados de contar con Djokovic, pero le toca decidir a él qué pasos tiene que dar para seguir compitiendo”.
“Si se inscribe, tenemos que mantenernos fieles a las reglas”, le siguió Sergio Palmieri, director del torneo de Roma, que se celebra la semana siguiente al de Madrid. “Si entran en Italia jugadores que cumplan las reglas, no tenemos ningún motivo para rechazarlos. Estamos atentos a las normas y no veo motivo para no aceptarlo”.
Así, y mientras sus propios patrocinadores empiezan a hacer preguntas (“tan pronto como sea posible estaremos en contacto con Novak para revisar los eventos que han acompañado su presencia en Australia”, dijo Lacoste a través de un comunicado) y los grandes medios de comunicación de todo el mundo castigan su posición con respecto a la vacunación (The New York Times o L'Equipe, por ejemplo), Mats Wilander, campeón de siete grandes, firmó una frase cargada de razón y sentido.
“Su carrera está en juego y es posible que tenga que hacer algo que no quiere”, dijo el sueco sobre el futuro del serbio, atrapado en un túnel sin salida.