Naomi Osaka (Japón, 1997) tocó la cima del tenis en 2019. La japonesa se convertía en la mejor jugadora del mundo. Alcanzaba el primer puesto del ranking WTA y afianzaba su nombre. Joven, con mucho potencial y rompiendo moldes. Osaka se convirtió tanto en un rostro reconocido en el sector como en un atractivo para las grandes marcas. Un escenario idílico y envidiable que cambiaría rotundamente.
Dos años después, la jugadora de 23 años ha tenido que retirarse temporalmente en varias ocasiones para cuidar su salud mental. Los triunfos en la pista han pasado a un segundo plano y sus escenas ante la prensa han reflejado la otra cara del mundo del deporte de élite. Por el camino se ha dejado posibles títulos y dinero, mucho dinero. Sin embargo, también se ha llevado el apoyo de estrellas del tenis y la representación del papel de la salud mental en su deporte.
Rafa Nadal ya la defendió en su día. "Entiendo a Osaka", espetó el tenista balear, que también destacó la importancia de los medios de comunicación para extender cualquier deporte. "Sin la prensa, sin la gente con la que normalmente viajamos o que está con nosotros, que escribe las noticias de los logros que tenemos en todo el mundo, probablemente no seríamos los atletas que somos hoy", subrayó el de Manacor.
Roger Federer, otro rostro respetado del tenis, también puso en valor lo hecho por Osaka. "Los jugadores, periodistas y torneos debemos sentarnos juntos para decir 'qué funcionaría para tí y qué para nosotros'", aseguró en una enttrevista para GQ. "Necesitamos una revolución, debemos recordar que somos tenistas, pero también humanos", ha reconocido recientemente el suizo. Incluso Djokovic mandó un mensaje calificando su actitud de "valiente".
Un respaldo importante para Naomi Osaka, que tras varios parones a lo largo del 2021 ya ha anunciado que no se retirará. Su vuelta está más cerca y ella misma, en The Shop de HBO, ha adelantado que va "a jugar de nuevo, probablemente pronto", porque ha recuperado la ilusión por estar en las pistas. La desgana y la falta de amor por el deporte que la llevó a la cima desaparecieron, pero tras semanas desaparecida ha vuelto a ser la misma que saboreó el número uno del mundo.
Sus escapadas del tenis
Los Juegos Olímpicos sirvieron para poner la salud mental en el primer plano del deporte. La importancia de este factor en los atletas muchas veces pasa desapercibida. Sin embargo, Simone Billes y su retirada de varias finales de gimnasia artística situaron el debate en el centro de la actualidad olímpica. Algo que Naomi Osaka ya había intentado hacer anteriormente, aunque con menos éxito mediático.
La jugadora japonesa confesó que había sufrido depresión y ansiedad desde 2018, cuando su nombre comenzó a cobrar relevancia en el tenis. Ahí comenzó uno de sus grandes infiernos en el deporte de élite y que en este 2021 se ha convertido en el principal freno de su carrera como profesional.
Junio de 2021 fue clave. Osaka adelantó que no hablaría con la prensa. La decisión era polémica y no generó mucho bienestar entre los medios presentes en Roland Garros. La intención de la japonesa era evitar cualquier presión que pudiera desestabilizarla. Días después, y tras la polémica generada, decidió retirarse del torneo. Fue entonces cuando puso la salud mental por delante todo, incluso de un Grand Slam al que aspira cualquier tenista.
Osaka no fue a Wimbledon y puso toda su atención en los Juegos Olímpicos de Japón. Jugó y perdió, pero jugó. Se tomó un ligero descanso y volvió a las pistas. Sin embargo, en agosto, durante el torneo de Cincinnati, rompió a llorar ante la prensa reconociendo que había sentido "vergüenza" tras sus últimos acontecimientos y por la exposición mediática. Ya en septiembre, durante el US Open, perdió contra la joven Fernández y repitió una situación similar ante los medios.
La tenista dejó en el aire su futuro. Sí que confirmó que se iba a tomar un tiempo de descanso. Una pequeña retirada que le permitiera recuperar el amor por el tenis. Una desaparición necesaria en pro de su salud mental. No tenía fecha, pero tras ese 'adiós' ha sido ella misma la que ha confesado que quiere jugar de nuevo.
El dinero no lo es todo
Naomi Osaka se embolsó algo más de 55 millones de dólares durante 2020 según datos de Celebrity Network. Una cifra histórica, pues ninguna otra deportista había conseguido embolsarse tal cantidad en un mismo año. Además de los títulos conseguidos en la pista, la japonesa sumó su capacidad de atractivo con las grandes marcas publicitarias.
Sin ir más lejos, estos mismos datos situaron el reparto en 5,2 millones de dólares en premios del tenis y el resto en ingresos procedentes del mundo de la publicidad. Así, llegó a situarse, según Forbes, entre los 20 deportistas mejor pagados del planeta durante ese año. Todo un imperio de millones de dólares que combina con su faceta empresarial y que, pese a lo que supone en su día a día, no ha impedido sus diferentes 'retiradas temporales' por el bien de su salud mental.
2022 se espera que sea su año. La pandemia, las diferentes burbujas que ha tenido que vivir, la presión de ser 'anfitriona' en unos Juegos Olímpicos que para ella no terminaron con el resultado esperado. Una atmósfera de la que se ha alejado, pero que apunta a cambiar en los próximos meses con la llegada de la nueva temporada del tenis de élite.
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