Londres (enviado especial)

La semifinal más larga de la historia de Wimbledon, y el tercer partido de mayor duración de siempre, se jugó este viernes en Londres. Kevin Anderson necesitó 6h36m para vencer 7-6, 6-7, 7-6, 4-6 y 26-24 a John Isner y se clasificó para jugar el domingo su segunda final de Grand Slam ante el vencedor del cruce entre Rafael Nadal y Novak Djokovic, que se reanudará este sábado a mediodía. El sudafricano, que el verano pasado jugó por su primer grande en el Abierto de los Estados Unidos, resistió un encuentro maratoniano de 99 juegos, una matanza para los dos jugadores. [Narración y estadísticas]

“Esto debería ser un empate”, acertó a decir Anderson tras la victoria. “Espero que esto sea una señal para que los torneos del Grand Slam cambien el formato. No solo nos afecta a nosotros, también a Novak [Djokovic] y Rafa [Nadal], que han estado esperando durante horas para comenzar su partido”, prosiguió el sudafricano, pidiendo a la ITF una solución para evitar encuentros interminables. “Isner es un gran tipo y lo siento mucho por él porque yo también he estado en su lugar. Y yo… lamento no estar más emocionado ahora mismo”, cerró.

“Estoy de acuerdo con Kevin”, coincidió Isner. “Creo que es una idea sensata utilizar el desempate. Es un debate largo, pero yo estoy a favor de cambiar esa regla porque es necesario urgentemente”, insistió el estadounidense. “Mi talón izquierdo me está matando y tengo una ampolla terrible en mi pie derecho. He tenido días mejores”, reconoció entre risas. “Intenté dar lo mejor de mí mismo, pero me quito el sombrero con Anderson. Se ha mantenido en el encuentro y ha jugado muy bien. Ha sido una gran victoria para él. Se lo mereció”.

El estadounidense, que en 2010 disputó el duelo más largo de todos los tiempos (11h05m resueltas con un 70-68 en el quinto set ante el francés Mahut en la primera ronda del tercer grande del curso), no pudo superar otro encuentro larguísimo, que Anderson hizo suyo con 118 golpes ganadores (49 aces), muy pocos errores no forzados (24) y una determinación impecable en los momentos clave.

Isner (2,08m) y Anderson (2,03m) llegaron al quinto set a zambombazos, como no podía ser de otra manera en un encuentro entre dos jugadores que viven del saque y de los tiros directos. Después de que los tres primeros parciales se decidieran en el desempate, Anderson llevó el cruce a la manga decisiva tras romperle el servicio al estadounidense, evitando el cuarto tie-break consecutivo y poniendo la clasificación para la final en juego en el quinto set, que como siempre se jugó sin muerte súbita.

Durante casi tres horas (2h55m), los dos oponentes fueron ganando sus turnos de saque sin problemas, más allá de las dos bolas break que anuló Isner (17-17, 15-40). Varias veces se acercó Anderson a lograr esa rotura (0-30) y varias veces escapó el estadounidense, un punto por debajo físicamente, desplomado al final. Con 24-24, todo apretadísimo, Anderson se fabricó un 0-40 que no dejó escapar: el sudafricano le arrebató el servicio a su oponente y a continuación cerró la victoria con su saque.

Para entonces, con el reloj detenido en 6h36m, el encuentro ya se había convertido en el tercero más largo de la historia, solo superado por dos: las 11h05m del famoso Isner-Mahut y las 6h43m del partido de Copa Davis que en 2015 enfrentó a Leonardo Mayer contra Joao Sousa en una eliminatoria entre Argentina y Brasil.

Increíble.

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