Peleas 'clandestinas', viajes por todo el mundo y, sobre todo, horas y horas en el gimnasio. Es la historia de Ilia Topuria (Halle, Alemania; 1997) antes de la fama. El nuevo campeón de la UFC siempre manifestó su destino, pero su éxito nunca hubiera sido posible sin todo el trabajo y sacrificios realizados.
A los 15 años llegó a España, habiendo vivido previamente en Alemania y Georgia -país natal de sus padres-. Instalada la familia en Alicante, pronto empezó la historia que vinculó para siempre a Ilia y a su hermano Aleksandre -un año mayor- a las MMA. El Climent Club se convirtió en ese lugar sagrado de los Topuria donde se convirtieron en los luchadores (y las personas) que son a día de hoy.
El gimnasio lo llevan otros dos hermanos que también emigraron a España, Jorge y Agustín Climent. Estos argentinos inculcaron a los Topuria todos sus conocimientos y lo siguen haciendo actualmente con un gran número de jóvenes peleadores (y no tan jóvenes).
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Jorge Climent cuenta a EL ESPAÑOL cómo llegaron Ilia y Alex Topuria a sus manos y a las de su hermano: "Ellos ya practicaban lucha grecorromana en Georgia. Su madre iba montada en autobús cuando se encontró con uno de nuestros alumnos, Hamlet, que es cinturón negro, y vio que tenía las orejas reventadas y es algo que es que se identifica mucho con la lucha [comúnmente llamadas orejas de coliflor]".
Aquel pupilo del Climent Club enseñó a la madre de los Topuria -que trabajaba como cuidadora de niños- dónde entrenaba jiu-jitsu. "Al día siguiente, ella les trajo al gimnasio para que se empezarán a integrar un poco. Acababan de llegar, no sabían hablar español y no tenían amigos ni conocían a nadie. Eran unos niños. Enseguida les encantó lo que vieron y decidieron quedarse con nosotros".
Jorge no olvida el momento en el que los Topuria llegaron al Climent Club: "Siempre fueron prodigiosos y se les veía que tenía mucha actitud. Ya venían con un conocimiento de las artes marciales. Daban pelea, pero eran muy pequeños. Yo peso cien kilos y no me ponía con ellos para no lastimarlos y mi hermano les peleaba sólo con los pies. Era una diferencia física muy grande".
Ilia y Alex rápido se quedaron prendados del ambiente del gimnasio: "El hecho de tener 15 años y estar en un lugar con gente que es mayor que tú hace que madures más rápido y que adquieras los códigos que tiene ese grupo". Al año, los Topuria lo tuvieron claro: dijeron a sus padres que querían dejar el colegio para estar en el gimnasio 24 horas.
El mayor de los Climent explica cómo se gestionó el asunto con los padres "que al principio no querían". "Les dimos a entender que si verdaderamente sueñas algo y le dedicas el cien por cien, al final puedes conseguir algo grande", dice. Además, llegaron al compromiso de que siempre tendrían que comunicar si Ilia y Alex estaban o no en el gimnasio. Los Topuria nunca fallaron.
Al llegar a la edad adulta, Ilia desempeñó trabajos como segurata y cajero en el supermercado para costearse su carrera. Antes de eso ya había tenido algunas peleas amateurs, debutando a los 16 años. Jorge Climent recuerda lo que ocurrió en la primera pelea: "Fuimos a Barcelona y estaban muy nerviosos. Peleaban los dos [Ilia y Alex] y los dos ganaron. A Ilia le tocó primero y le pusieron un chico que tenía 18 años y era más alto. Entraron a pelear e Ilia lo agarró y lo finalizó en el primer round en dos minutos. El otro entrenador empezó a protestar, discutimos y dijimos: 'Que empiecen de nuevo si queréis'. Y volvieron a luchar y lo finalizó de nuevo en 30 segundos. Eso ya demostró su confianza total y absoluta en el poder que tiene".
De esa primera pelea no hay vídeos, pero sí de algunas competiciones de grappling (agarre) que solían montar sus entrenadores o los encargados de otros clubes por España. Era todo muy rudimentario en esa época. Los Climent llevaban a sus alumnos a los eventos más cercanos, pero se hacían pocos.
Viajar por Europa, por aquellas, suponía un enorme esfuerzo. Entre billetes, estancias e inscripciones, el gasto rondaba los 1.500 euros por persona. Polideportivos de localidades como San Juan de Alicante fueron el escenario de las primeras veces compitiendo de Ilia y Alex Topuria.
Lo siguiente fue meterse en la jaula en peleas de MMA. Como amateur, también participó en varios eventos. En uno de ellos, en Madrid, tuvo un espectador de lujo: Arnold Schwarzenegger. Ilia lo recordaba así en un documental de la UFC: "Eres un niño de 16 o 17 años, vas a pelear y tienes a Arnold agarrado de la jaula viendo tu pelea. El hombre sólo estuvo diez minutos ahí, pero esos diez minutos estuvo viendo mi pelea".
Jorge Climent también se acuerda, aunque no todo fue tan bonito: "Era una competición organizada por 'Hombres de Honor' dentro del evento Arnold Fighter. El premio era que si tú ganabas, te llevaban al M-1 en Rusia. Al final fue todo un engaño. Ganaron Ilia y Alex cada uno en su peso y a ninguno de los dos los llevaron".
Pero aquel engaño quedó olvidado pronto porque las grandes ligas se fijaron en Ilia. Debutó como profesional en 2015, con 18 años, ganando a su rival, Francisco Javier Asprilla, con una sumisión a los tres minutos y medio de combate. Aquel día puso el 1-0 de su récord y el resto de la historia ya la conocen todos. Desde el pasado domingo, su registro es de 15-0 y en su hombro ya cuelga un cinturón de la UFC.
Preguntado sobre si se puede fabricar otro Ilia Topuria, Jorge Climent lo tiene claro: "Ilia hay uno sólo, pero podemos hacer más campeones. Ilia es Ilia y Alex es Alex. Pero Salah [Eddine Hamli] va a ser Salah y Pepe Torres va a ser Pepe Torres". Estos que menciona son los alumnos más aventajados del Climent Club tras los Topuria y ya están en el radar de la UFC.
¿Cómo nació Climent Club?
Jorge y su hermano Agustín nacieron en Buenos Aires (Argentina): "Nosotros llegamos a España con la idea de ser campeones de la UFC, como lo es ahora Ilia, pero vivimos en una época distinta. En vez de ir a Estados Unidos vinimos a España porque no teníamos los papeles necesarios, y era más sencillo. Vinimos sin dinero y tuvimos que trabajar a la vez que entrenábamos y dábamos clases. Nadie sabía lo que eran las MMA o el grappling. No había una base, sobre todo, en Alicante".
"Vivimos la etapa de los pioneros en España. En EEUU, en Brasil o en Japón iban más avanzados. Le hicimos entender a la gente que lo que verdaderamente funcionaba era el jiu-jitsu. Formamos a la gente que luego nos ayudó a armar esos primeros campeonatos para que la gente pudiera tener rodaje".
"No había federación y no sabíamos ni si la policía nos iba a cerrar los eventos. Hacíamos las peleas y era todo un poco clandestino. Estaba muy mal visto. El deseo era hacer entender a la gente que lo nuestro era un deporte y que todo lo que hacemos es con la mejor intención, tratando de educar a los chicos de una manera positiva".
"Nos fuimos haciendo viejos, creamos afición y llegaron los Topuria, nuestros alumnos prodigios. En todo este tiempo estuvimos viajando por el mundo peleando en todos lados. El éxito del otro día lo sentimos como el de un hijo o un sobrino. Ilia es alguien al que he pasado todo mi conocimiento y que con el tiempo, como su hermano, se hizo tan superior que, al final, es él ya el que me pasa el conocimiento. Además de Ilia y Alex, hay un montón de chicos que son unos máquinas y que van a dar mucho de qué hablar. Mi hermano y yo aprendemos de todos ellos cada día". Del Climent Club al Olimpo de la UFC.