Ilia Topuria es el hombre del momento. El luchador español de origen georgiano se proclamó este fin de semana campeón del mundo de la UFC (siglas en inglés de Ultimate Fighting Championship), la mayor competición de artes marciales mixtas (MMA) a nivel internacional. Lo hizo tras noquear en Los Ángeles al australiano Alexander Volkanovski, campeón del peso pluma desde 2019 e imbatido en su categoría hasta la fecha.
A sus 27 años, Topuria suma una importante cantidad de victorias por KO. Sin embargo, su cuerpo también esconde algunas heridas de guerra propias de muchos deportes de contacto. Muestra de ello es la cicatriz bajo la ceja, en su párpado izquierdo, fruto de un rodillazo durante un combate; o la característica morfología de su oreja izquierda, por otro lado bastante habitual entre los luchadores de MMA y otros deportes de contacto.
Topuria tiene lo que se conoce como "oreja de coliflor" u "oreja de boxeador". Se trata de una deformación causada tras recibir un golpe de forma directa en el pabellón auricular. El cartílago de la oreja se inflama y endurece debido a lesiones repetidas, creando una apariencia bulbosa deformada que se asemeja a una coliflor, de ahí su nombre.
Así, en deportes como la lucha libre o las artes marciales mixtas, los golpes, agarres y fricciones constantes contra el suelo y las cuerdas del ring suelen causar daños en el cartílago de la oreja. Ocurre lo mismo en el boxeo y el MMA: los golpes repetidos en la cabeza y las orejas pueden contribuir al desarrollo de esta patología.
El trauma repetido en esta zona del cuerpo conlleva una acumulación de sangre y líquido en el cartílago. Esta acumulación puede evitar que hasta el pabellón auricular llegue más sangre, lo que provoca su atrofia y deformación. Si bien es cierto que la oreja de coliflor no suele ser dolorosa, sí que puede provocar complicaciones tales como infecciones o la pérdida de audición si no es tratada de manera correcta.
¿Y cuál es la manera de tratarla correctamente? Normalmente, lo que se suele hacer es intentar quitar el coágulo con una incisión, dando después unos puntos de sutura. Es la conocida como otoplastia. Otro de los tratamientos es el drenaje. "El objetivo es la completa evacuación del hematoma subperiocondrial y la recolocación del pericondrio para facilitar la readhesión del cartílago", explican desde GAES.
Así, no se recomienda efectuar el drenaje aspirando con una aguja. "Para llevarlo a cabo de manera correcta, el médico limpiará el pabellón auricular con una solución antiséptica, anestesiará la oreja y realizará incisiones en la piel con un bisturí, siguiendo la curva del pabellón auricular", añaden. "Posteriormente, se drenará la oreja y se enrollará con vendajes elásticos o de gasa alrededor de la cabeza".
Pero la oreja de coliflor no es sólo una herida de guerra en deportes de contacto. Su simbolismo va mucho más allá y ha adquirido un estatus icónico. Para muchos atletas, lucir una oreja de coliflor es un símbolo de honor y dedicación. Algo así como la prueba visual de años de sacrificio y aguante dedicados a su deporte que desde hace algún tiempo luce también el luchador español Ilia Topuria.