La Rugby Union Football se ha encontrado con un gravísimo problema de forma en cuanto al racismo se refiere. Tras llevar a cabo una investigación propia por las denuncias del exjugador de los Newcastle Falcons, Luther Burrell, que señaló que llevaba sufriéndolo durante toda su carrera deportiva, se ha encontrado con elemento indeseado mucho más presente de lo que esperaban.
Una situación que ha dejado en entredicho al rubgy en el país anglosajón, pues la federación del balón ovalado ha encontrado serios indicios de que el racismo está altamente extendido. Un gravísimo defecto dentro de las instituciones que ha destapado un problema mucho más arraigado de lo que en un principio esperaban.
El relato impactante sobre el trato de los jugadores negros en los Newcastle Falcons fue destapado por Burrell. Para ello presentó pruebas para la investigación posterior, incluido un mensaje de un grupo de WhatsApp de sus compañeros que contenía la palabra "negro", una connotación negativa referida a las personas de color. Aún así, la federación ha dejado claro que ese no era un canal de oficial de comunicación del club, sino que era para chatear con entre los jugadores.
[Mbappé, Vinicius o Courtois, las estrellas del fútbol se unen para condenar el racismo contra Lukaku]
Debido a la información destapada por Luther Burrell, se encargó realizar un informe a fondo, donde participaron más de 500 personas, para llegar a una conclusión concreta. En él, la Rugby Union Football detectó que "en todas las áreas del rugby de élite (masculino y femenino, equipos nacionales, clubes y academias), los jugadores habían experimentado alguna forma de racismo".
Otros de los grandes problemas sobre los que profundiza el informe de la Federación Inglesa de Rugby es clasismo como una de las formas más recurrentes de poner en práctica el racismo dentro de los clubes o de las instituciones. "Ya sea acceder y navegar por los caminos o experiencias personales dentro de entornos de élite, es un tema que afecta el juego y alimenta una percepción elitista", explica la Rugby Union Football en los documentos publicados.
Como resultado de los hallazgos, la RFU ahora ha establecido un plan de acción de inclusión y diversidad, que incorpora tres etapas clave: "educar", "comprender" y "cambiar". A través de ellos, se busca cambiar desde el aprendizaje para evitar que siga azotando el racismo dentro del deporte.
Dentro del informe se señalan puntos como el abuso racista, homofóbico y misógino, que fueron utilizados como 'bromas', puesto que así se trataban en el caso de Luther Burrell en medios como WhatsApp, y que al categorizarlos de esta manera minimizaba la gravedad del abuso.
Plan puesto en marcha
La Rugby Union Football no ha querido dejar pasar el tiempo tras descubrir el escándalo del racismo que azota al rugby dentro de sus fronteras y ha querido trazar un plan para eliminarlo lo antes posible. Para ello, ha puesto una serie de puntos reconocibles a través de los que lanzar un proyecto que ayude a erradicarlo.
Según han reconocido en un comunicado tras la investigación realizada, todo girará en base a la educación, la compresión y el cambio de mentalidad. Tres ejes frontales para evitar que el racismo siga empañando un deporte tan noble como este y erradicarlo lo antes posible.
"Nuestro plan de acción colectivo de inclusión y diversidad para el juego de élite se ha acelerado a la luz de la experiencia de Luther. Destaca la necesidad de un liderazgo más inclusivo, la necesidad de analizar los procesos de presentación de informes y ampliar el acceso al juego y las vías", indican en la nota publicada.
Una decisión que con la que se ha mostrado muy contento Luther Burrell. El jugador destapó los casos de racismo el pasado verano y ha conseguido que tras ocho meses arduos de investigación se haya conseguido poner en marcha un plan para combatirlo en el rugby inglés.
"Ha sido un proceso largo, pero estoy feliz con la conclusión. No creo que pudiera haber seguido y permanecido en silencio. Ser llamado esclavo por alguien con quien tienes que trabajar día a día fue un verdadero clavo en el ataúd. Parecía que mi carácter había disminuido", explicó Burrell tras conocer la noticia.
"Durante la investigación estuve de un lado a otro con las personas que llevaban los temas disciplinarios de la RFU, hablando mucho por teléfono. Me reunía regularmente en Leeds con la RFU y contaba con su apoyo. No tenía ninguna representación detrás de mí. No quería reclamar dinero de esto. No tomé consejo legal, no sentí que lo necesitara porque mi historia era sólida. Y afortunadamente el informe del Sr. O’Brien establece que hubo fallas", resaltó.
Las consecuencias del caso
Sin embargo, otro de los problemas a los que se ha enfrentado Burrell ha sido el supuesto rechazo que ha vivido tras destapar el escándalo. El exjugador de la selección de Inglaterra y los Newcastle Falcons resalta que piensan que está retirado, aunque descarta jugar en Reino Unido tras los episodios vividos.
"La gente supone que me he jubilado", dice el hombre de 35 años. "No he anunciado mi retiro. Siento que mi carrera ha sido potencialmente truncada debido a esto. Tal vez me ven como demasiado obstinado. Es decepcionante, pero ¿me gustaría jugar en el Reino Unido? Probablemente no", indica sobre los daños colaterales sufridos.