Los escándalos señalan a Francia: fútbol, rugby y balonmano, a juicio antes de los JJOO de París 2024
Las tres federaciones se han visto salpicadas por asuntos escabrosos recientemente mientras Ucrania y Rusia intentan boicotear a Macron y al COI.
1 febrero, 2023 02:15Francia tiene un problema con su deporte. El inicio de 2023 está siendo duro y es que hasta tres de sus federaciones más importantes se han visto sacudidas por graves escándalos en las últimas semanas. Desde corrupción hasta abusos sexuales pasando por la tenebrosa mancha de la pedofilia.
La primera en caer fue la de fútbol, la cual ha puesto ya fin al mandato de Noël Le Graët al frente del ente deportivo. A pesar de que durante su periplo el equipo de Didier Deschamps ha conseguido grandes éxitos como la Copa del Mundo de Rusia 2018, los escándalos han señalado al veterano dirigente.
El siguiente deporte en quedar señalado fue el balonmano. Esta vez, el protagonista de la polémica fue Bruno Martini, el presidente de la liga nacional y persona muy bien relacionada dentro de la federación al ser considerada toda una leyenda por su condición de exjugador de la selección. En su caso, ha quedado tocado por un escándalo de posible pederastia.
El otro deporte que ha quedado tocado en el mes más negro de Francia ha sido el rugby. El presidente de la Federación, Bernard Laporte, dimitió el pasado viernes tras verse envuelto en un escándalo de corrupción que ha supuesto un shock en el país que será organizador del próximo Mundial en el mes de septiembre.
Tres escándalos casi consecutivos en un momento crucial para Francia, ya que se prepara para ser sede de grandes competiciones. En particular, de los Juegos Olímpicos del año 2024 que se celebrarán en París y que ahora mismo tienen el conflicto abierto de si contarán con atletas rusos y bielorrusos o si tendrán el apoyo o no de Ucrania.
El final de Le Graët
Francia ha sido uno de los equipos más dominadores de los últimos años en el panorama de las selecciones de fútbol. El conjunto que dirige Didier Deschamps consiguió su gran éxito en el 2018 cuando levantó la Copa del Mundo en Rusia. Cuatro año después no ha podido revalidar en Qatar su corona, perdiendo la final contra Argentina y teniéndose que conformar con la medalla de la plata. Por el camino también han conseguido ganar una Liga de Naciones y han alcanzado una final de una Eurocopa.
Sin embargo, la reciente etapa de la selección francesa va camino de ser recordada por muchos más aspectos negativos que positivos. De la persecución a una de sus mayores estrellas como es Karim Benzema a sus conflictos con Kylian Mbappé por el asunto de los patrocinadores rechazados pasando por la polémica del puesto de entrenador y el ninguneo a una leyenda como Zinedine Zidane. Pero especialmente, por los escándalos de Le Graët.
Un informe realizado por la Inspección General de la Educación, el Deporte y la Investigación (IGESR) a petición del Ministerio de Deportes ha revelado recientemente que el ambiente en la FFF era "sexista y violento" y que el propio presidente, además de ser principal impulsor de esta situación, permitió que el mal ambiente en el organismo se degradara por una dejación de sus funciones.
Le Graët ha sido acusado en multitud de ocasiones de llevar a cabo una actitud problemática hacia las mujeres que ha sido calificada como sexista. A sus 81 años, el máximo dirigente del fútbol francés fue cesado de sus funciones el pasado 11 de enero y se encuentra inmerso en un proceso de investigación por presunto acoso sexual contra varias mujeres.
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La situación ha ido más lejos ya que los dedos ahora no solo señalan al presidente, sino que también lo hacen a su mano derecha, la directora general Florence Hardouin. La relación entre ambos se define como tóxica y con un conflicto importante de autoridad. El mandato de Le Graët arrancó en el año 2011 y el periplo de Florence en 2013. Ahora, una década después, la FFF intenta dejar atrás los escándalos mientras sueña con el oro en París.
Balonmano y rugby, señalados
El fútbol es el deporte que mayor atracción genera, pero no ha sido el único que ha manchado recientemente la reputación de Francia. Seguramente, el que más lo ha hecho ha sido el balonmano a través de la figura del presidente de su liga nacional, Bruno Martini, quien se encuentra acusado de corrupción de menores y de pedofilia.
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Bruno Martini presentó su dimisión como presidente de la liga después de haber sido condenado a un año de cárcel por corrupción de menores, una pena que no cumplirá, pero que ha supuesto el final de su carrera. Martini no solo era el máximo dirigente de la competición más importante del país, sino que además es una de las mayores leyendas de la portería de la selección gala con la que levantó los Mundiales del año 1995 y el 2001.
Tras verse acorralado, a Martini no le quedó más remedio que reconocer que poseía imágenes pedopornográficas de un menor con el que había contactado a través de internet. El joven tenía 13 años cuando se produjo el encuentro con Bruno. Sin embargo, el presidente de la LNH ha asegurado en todo momento no saber que el joven tenía menos de 15 años.
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Martini fue detenido y prestó declaración durante 48 horas reconociendo los cargos, algo que provocó que el caso se resolviera con celeridad. El expresidente de la LNH fue protagonista de una comparecencia por el procedimiento de urgencia, lo que le permitió tener una pena inferior a la que podía haber sufrido por el mismo delito en un juicio convencional. Esta podría haberse elevado hasta los cinco años de prisión y los 75.000 euros de multa. Además, ha conseguido esquivar la obligación de someterse a ningún tipo de tratamiento.
Mientras la selección gala conseguía la plata en el Mundial de Suecia y Polonia, todo el país permanecía en shock por el escándalo de Martini. El combinado francés es uno de los mejores del mundo ya que en los últimos 15 años ha sido triple campeón olímpico, cuádruple campeón mundial y doble campeón de Europa además de otros muchos podios. Francia intentará recomponer la estabilidad de su liga cuando resta alrededor de un año y medio para asaltar el reto de la defensa de la corona olímpica en casa.
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Si el balonmano y el fútbol han quedado tocados, no vive una mejor situación el rugby. Recientemente también se ha visto sacudida su federación por un grave escándalo que ha traído consigo la dimisión de su presidente, Bernard Laporte. En su caso ha sido condenado por corrupción.
La ministra francesa de deportes, Amélie Oudéa-Castéra, tuvo que hacer frente a la crisis que se ha desatado en el rugby francés tras la repetina salida de Laporte. Al igual que Martini, Bernard también fue jugador e incluso llegó a ser entrenador, dirigiendo a la selección entre 1999 y 2007. El presidente de la FFR fue sentenciado el pasado 13 de diciembre a dos años de prisión exentos de cumplimiento y a una multa de 75.000 euros por una serie de decisiones en favor de la empresa del presidente del club de rugby de Montpellier, Mohed Altrad.
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Ahora, ha decidido recurrir esa sentencia mientras se encuentra en suspensión de sus funciones, pero sin haber llegado a renunciar a su cargo, mientras sufre las presiones de la ministra Amélie y de la Liga Nacional de Rugby. El entorno de Les Bleus se encuentra en shock ya que esta situación supone un grave problema para la organización del Mundial de septiembre del 2023 y para llevar a cabo el intento de conseguir la primera corona después de tres subcampeonatos (1987, 1999 y 2011) y de un tercer puesto (1995).
Preocupación por los JJOO
El Mundial de Rugby del año 2023 supone un problema para Francia que tiene muchos escándalos y muchas sombras que ahuyentar antes de pensar en albergar la mejor competición de la historia de este deporte. Sin embargo, los ojos del mundo están puestos sobre París y sobre los Juegos del año 2024.
Por ello, tanto Emmanuel Macron como las principales autoridades deportivas del país tienen el objetivo de limpiar la imagen de su deporte antes de que pueda salpicar su gran proyecto. Además, hay que tener en cuenta que las tres disciplinas señaladas suponen tres minas de grandes resultados para Francia.
El otro conflicto que tiene abierto el estado francés es resolver qué sucederá con los deportistas rusos y bielorrusos de cara a los Juegos Olímpicos. Aunque la decisión será en última instancia del Comité Olímpico Internacional, tanto Rusia como Ucrania están presionando a Francia para que se pronuncie y para que intente condicionar al propio COI y a su presidente Thomas Bach.
De momento, el COI ha recomendado la readmisión de estos deportistas en las competiciones internacionales. Eso sí, lo harán bajo bandera neutral y si cumplen una serie de condiciones, siendo la principal el no haber apoyado de forma activa la guerra de Ucrania. A Rusia no le ha gustado esta medida, ya que lo considera una ofensa contra sus atletas que no puedan competir junto a sus símbolos.
Mientras Ucrania considera un crimen esta decisión, Rusia tiene la disyuntiva de apoyar a sus deportistas o a la campaña militar y no dejarse 'pisotear' por mantener al margen su bandera. Además, está en conversaciones con el Comité Olímpico Asiático para que este acoja a sus deportistas.
Mientras el estado de Zelensky empieza a ver factible un boicot, Rusia sí lo ha descartado por su parte. Y en mitad de todo ese jaleo se encuentra un Macron que ha recibido el apoyo de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, en su decisión de secundar la decisión del COI que aboga por no discriminar bajo ningún tipo de condición a los atletas. Ningún sector del deporte galo se libra del polvorín en estos momentos.