La Behobia-San Sebastián es una de las carreras más bonitas e importantes de España, de Europa y del mundo. No solo es una de las pruebas más duras de aquellas que se componen de una distancia similar a una media maratón, si no que también es uno de los eventos que guarda un mayor simbolismo histórico. Su primera edición se disputó en el año 1919 y, aunque no ha sido de manera ininterrumpida, ha conseguido sobrevivir hasta nuestros días superando ya los 100 años de leyenda.
La carrera comienza en el pequeño barrio de Behobia, en la ciudad de Irún, y llega hasta San Sebastián después de unos 20 kilómetros de intenso trayecto que, en muchas ocasiones, está marcado por la orografía de la zona y por las condiciones climatológicas de este enclave tan particular. Un desafío inigualable para miles de corredores que cada año se dan cita en una carrera que tiene una mística y una magia sin parangón.
En la edición de este año 2022, disputada el pasado domingo, la victoria en la categoría masculina fue para Nan Oliveras Font, mientras que en categoría femenina el triunfo fue para Cristina Silva Feliu. Sin embargo, y por desgracia, la prueba volvió a dar más que hablar por los problemas sanitarios que se registraron que por el espectáculo deportivo. Como en años anteriores, la Behobia-San Sebastián se ha convertido en uno de los mayores ejemplos de cómo algunos corredores subestiman la dureza de este tipo de pruebas poniendo en juego su integridad física fruto de inconsciencia y de la falta de preparación.
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En una prueba que contó con 30.000 participantes se produjeron 3 casos de infartos y 125 atenciones sanitarias, casi todas por golpes de calor fruto de los inusuales 26 grados que se registraron durante la carrera. Una vez más se rozó la tragedia, algo que sí se vivió en 2021 cuando un corredor perdió la vida, además de registrarse otras dos paradas cardiorrespiratorias. En los últimos 20 años, la cifra de fallecidos se sitúa en seis. Datos que han trasladado el debate a las calles y a las redes sociales.
Las teorías acerca de por qué se producen estas situaciones son varias. La fundamental es que, como en cualquier evento multitudinario, afecta la simple estadística. Sin embargo, también es cierto que cada vez es más frecuente encontrar a participantes que no están lo suficientemente preparados para este tipo de retos y que se dejan llevar por las modas aún a riesgo de poner en peligro su salud. EL ESPAÑOL estudia esta cuestión con Chema Martínez, uno de los mejores fondistas de la historia del atletismo nacional, y con Roberto Redondo, director médico del AD Alcorcón y experto en medicina y cardiología deportiva.
La falta de preparación
El año 1979 fue un momento clave para una prueba muy especial del atletismo español como es la Behobia-San Sebastián. A partir de ese momento, la carrera sufrió una restructuración total que le permitió instalarse con fuerza en el calendario. Desde entonces, se ha disputado de manera ininterrumpida hasta ahora. Si alguien conoce bien esta carrera es Chema Martínez, ganador de las ediciones de 2005, 2006, 2007 y 2008.
El atleta madrileño, múltiple medallista en Campeonatos de Europa y consagrado maratoniano, sabe y mucho de este tipo de pruebas que en ocasiones pueden llevar al límite a atletas muy preparados, pero que pueden llevar al desastre a aquellos que no están en la forma necesaria para afrontar este tipo de retos.
Chema denuncia en EL ESPAÑOL cuál es para él el principal problema en este tipo de situaciones tan complicadas: "Yo llevo mucho tiempo diciendo que cuando alguien prepara una carrera no puede hacerlo de la noche a la mañana. No hay que pensar que se tiene la capacidad de correr cualquier tipo de carrera sin la preparación necesaria. Hay mucha gente que afronta desafíos como una media maratón o una maratón sin la preparación adecuada y a mí como profesional en la materia me afecta".
"Llevo muchísimos años viendo estas situaciones y lógicamente hay que mirar por la salud de cada uno. Lo primero que tiene que hacer cualquier persona es hacerse un reconocimiento médico para evitar cualquier tipo de problema que pueda dar lugar a un inconveniente mayor en la carrera".
El campeón español asegura que haber pasado por una supervisión médica básica ayuda a encontrar el plan de entrenamiento adecuado: "Cuando se prepara una competición en la que se lleva el cuerpo al límite, después de pasar ese reconocimiento o esa prueba de esfuerzo, lo que hay que hacer es dedicarse a incorporar a la vida los entrenamientos, los cuales serán en función del objetivo. Este tiene que ser cada vez mayor, pero no de la noche a la mañana. Hay gente que hace medias maratones o maratones sin tener ese punto de preparación o de responsabilidad de lo que requiere una prueba de este tipo".
Chema Martínez lo tiene claro desde el punto de vista del atleta. Y Roberto Redondo, director médico del AD Alcorcón y experto en medicina y cardiología deportiva, reafirma sus palabras: "Debería acudirse siempre a un profesional de medicina del deporte para prevenir este tipo de situaciones. Pero muchas veces los participantes se limitan a una inscripción sin una revisión médica".
"Y no solo cardiológica, si no también genética, ya que muchos de los marcadores que se han descubierto en relación a la muerte súbita se encuentran en el corazón y solo se detectan con este tipo de pruebas. Pero también hay que pasar por otro tipo de pruebas como la comprobación del nivel de densidad ósea o el estado de las articulaciones. Se invierte mucho en unas zapatillas o en ropa deportiva, que es importante, pero no tanto en la salud ni en la materia interna que es nuestro cuerpo".
Sin embargo, Roberto Redondo destaca que para aquellos que se toman en serio su participación en estos retos, carreras como la Behobia se pueden convertir en un punto favor para su salud: "Estas carreras vienen bien porque invitan a la persona a preocuparse por su preparación y, por consiguiente, por su salud. Se proponen un objetivo y en base a eso adecúan los entrenamientos, la alimentación, el peso, el descanso o hasta el consumo de alcohol". Añade también que, en el caso de los percances sanitarios, influyen también factores como la enorme cantidad de participantes: "Lo primero que influye es la edad de los participantes y también el número de inscritos que hay en este tipo de pruebas".
Participar en pruebas tan exigentes como una media maratón o una maratón completa requiere de mucho tiempo de preparación y el atleta Chema Martínez critica duramente a aquellos que afrontan con demasiada inconsciencia esfuerzos para los que no están listos y que podrían acarrear graves problemas de salud.
"Para alguien de un nivel medio que lleva tiempo entrenando, hacer una media maratón sí que está al alcance de sus posibilidades. Hay que dedicarle tiempo y tener una planificación previa y unos cuantos kilómetros recorridos para llegar en la mejor de las condiciones. Eso es fundamental para que ese día se pueda rendir a un buen nivel, acorde al físico que cada uno tiene. Para eso es necesario llevar un tiempo previo de hábitos de entrenamiento que pueden ser entrenar dos o tres veces a la semana, cuidar un poco la alimentación y la salud".
"Yo soy de los que piensa que al final cuando hablamos de salud hay que unificar todo para llevar un estilo de vida saludable, tener cuidado con la comida, la hidratación, el descanso y sobre todo entrenar más o menos en función de las posibilidades de cada uno. Esas posibilidades dependen mucho del físico de la persona y ayudan a perfilar ese objetivo que se pueda tener. Pero lógicamente, si no entrenas, si no te cuidas y de la noche a la mañana decides dar un gran paso y preparar una prueba que te va a llevar al límite se puede dar lugar a que se sufra algún tipo de problema grave de salud".
Una vez se toma la decisión de participar en un gran reto deportivo, se corre el riesgo de caer en una lacra muy frecuente: las prisas. Chema Martínez no es nada amigo de la impaciencia a la hora de elaborar una preparación eficaz y se moja en EL ESPAÑOL marcando unos plazos aproximados de lo que se debería tardar en correr, por ejemplo, una media o una maratón.
"Yo hablaría de bastante tiempo, por lo menos a un año vista. Realmente una prueba de una media maratón puede suponer lo que una maratón para un profesional. Estamos hablando que gente de mucho nivel tarda unas dos horas en realizarla llevando su cuerpo casi al máximo. En ese tiempo el cuerpo agota el glucógeno muscular y tiene que tirar de otras fuentes de energía como las grasas. El cuerpo tiene que estar habituado a esa situación. Es interesante que antes de preparar un objetivo como una media maratón se hayan realizado varias carreras de 10 kilómetros para ver cómo responde el cuerpo en competición, cómo va al límite y cómo poco a poco se va asentando y dominando la situación".
"Cuando se siente cómodo ahí se puede pasar a la media maratón y después se puede pensar en afrontar una prueba como la maratón. Pero todo con sentido común, evitando riesgos innecesarios y sin lanzarse al vacío. Lo que no se puede hacer es llegar y como te han dado un dorsal para una media maratón me lanzo y la corro la semana próxima. Es un atropello. Mucha gente dice que lo puede hacer cualquiera, pero no, hay que ponerle sentido común. Además, luego se puede producir un día de mucho calor o en el que las condiciones no son las idóneas y si no se está preparado, el cuerpo puede reaccionar de la forma que menos deseada".
Roberto Redondo asegura por su parte a EL ESPAÑOL que, desde el punto de vista médico, el tiempo mínimo que se debe emplear para preparar una carrera, por pequeña que sea, es superior a los dos o tres meses: "En menos de ese tiempo ninguna persona podría realizarlo. Hay que preparar desde las zapatillas hasta la pisada pasando por las articulaciones, la forma de hidratarse o el sistema cardiovascular. Y si una persona no tiene mucha preparación, podría decirse que ese tiempo mínimo sube a unos 75 días o incluso más, alargándose varios meses. Fuera de esos plazos, lo mejor sería dejarlo y pensar en el futuro".
Los riesgos en carrera
Hay muchas personas que acuden a este tipo de pruebas sin preparación y, sobre todo, sin pensar en las consecuencias. Son esos corredores los que, más allá de la edad, los antecedentes, las condiciones climatológicas o las estadísticas, terminan provocando que pruebas como la Behobia den más que hablar por el parte de bajas que por el espectáculo deportivo.
Chema Martínez asegura haber visto casi de todo a lo largo de su carrera deportiva: "Lo más habitual son desfallecimientos y golpes de calor si hay temperaturas altas. Es muy peligroso no conocer donde están los límites del cuerpo. Se pueden producir también mareos. Si se rebasa el límite, llevar el cuerpo hasta donde no puede aguantar más, el corredor se puede llegar a desplomar. Yo he visto a deportistas profesionales con mareos y llegar hasta vomitar. Llevar el cuerpo al límite tiene el problema de que a veces se supera sin darse uno cuenta y eso provoca un gran bloqueo. Ahí se entra en un terreno muy peligroso".
A su vez, el experto en medicina y cardiología deportiva Roberto Redondo asegura que uno de los puntos claves para no ser protagonista de estos episodios es la prevención. E implica en esa labor a todos los agentes, desde médicos hasta preparadores pasando por fisios y por el propio corredor.
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"Hay que intentar transmitir la información de la prevención a todos aquellos que se dedican al deporte, tanto profesional como amateur". Redondo amplía además el radio de implicación a aquellos personajes que cuentan con poder para influir en un público como sucede con los YouTubers o influencers que practican deporte y que incitan o motivan a sus seguidores a hacerlo también sin el debido cuidado por su comunidad: "Muchas veces no nos damos cuenta de las complicaciones y de los riesgos que pueden asumir los deportistas o los participantes en una prueba".
El fondista español Chema Martínez apunta en la misma línea que es fundamental no dejarse llevar por malas influencias o por aquellos que no tienen la preparación necesaria: "Hay gente que se deja llevar por personas que ven y que no están preparados ni formados y se creen que es sencillo correr una media maratón o una maratón y que lo puede hacer todo el mundo. Son gente que no son profesionales y que no tienen la suficiente formación para poder dar ese ejemplo".
"Si el corredor puede encontrar alguien fiable para guiarse, mejor. Hay que saber a qué gente escuchar. Si se quiere seguir el consejo de alguien es mejor el consejo de un profesional o de alguien que sepa de la materia. Si no los consejos de gente normal pueden llevar al atleta a ese límite peligroso en el que además no disfruta con lo que hace". No obstante, asegura que no hay tantos 'malos informadores' que circulan por la red como pueda parecer: "Yo creo que tampoco son tantos casos. Desgraciadamente pasa, pero tiene que imperar siempre el sentido común. Que la gente se dé cuenta cuando se pone las zapatillas de los retos a los que se enfrentan y se preparen con cabeza".
Importancia al sentido común
Los atletas y deportistas amateur, en muchas ocasiones, intentan emular a sus ídolos o referentes o se dejan llevar por estas corrientes y se embarcan en retos que no pueden abordar por esa falta de preparación que denuncia Chema Martínez. Es en ese momento cuando se pierde el respeto al deporte de élite y a la exigencia que solo unos pocos privilegiados pueden aguantar sin caer en la inconsciencia más peligrosa.
"No sé si es faltar al respeto, pero es no ser consciente de la realidad que conlleva hacer una prueba al límite, es decir, que el corazón esté a máximas pulsaciones o que haya una carga de estrés fuera de lo habitual. Cuando esos esfuerzos son continuados en el tiempo puede dar lugar a reacciones por parte del cuerpo que son inesperadas. Por eso siempre es conveniente preparar las pruebas a conciencia".
Chema Martínez expone en EL ESPAÑOL su propia experiencia para explicar situaciones que pueden poner en riesgo incluso la vida: "Para hacerse una idea, un maratoniano de alto nivel como yo hacía 240 kilómetros de media a la semana antes de preparar una carrera durante los últimos tres meses. Hoy en día, una persona normal con unos 50 u 80 kilómetros a la semana afronta el desafío de una maratón. Al menos está entrenado y puede hacer esa distancia, pero nunca estará lo suficientemente preparado. Incluso los deportistas de alto nivel con ese volumen de kilómetros tienen crisis porque suceden cosas ajenas al control de uno".
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"Lo mejor de las carreras es que estimulan a la gente a hacer ejercicio y a prepararse para tener un objetivo y llevar un estilo de vida saludable. Pero hay que tener unas pautas en función de las posibilidades de cada uno, establecer un objetivo que se pueda llevar a cabo, no forzar y seleccionar una prueba que sea acorde al perfil y al estado físico del corredor sin rebasar esos niveles críticos ni hacer locuras".
Cuando se rebasan esos límites llegan los desvanecimientos, las crisis, los golpes de calor, los infartos e incluso la muerte. Para evitarlos o para hacer frente a ellos están los servicios sanitarios de las carreras, los cuales actúan con una velocidad y una rapidez que en muchas ocasiones salvan vidas.
"Son parte fundamental. Sin medios de emergencia adecuados no se debería disputar ninguna prueba. Hay que garantizar que todos los participantes puedan recibir una atención en un tiempo máximo de unos dos o tres minutos en la mejor de las condiciones". Así lo explica Roberto Redondo, director médico de un equipo de fútbol de élite como el AD Alcorcón y persona acostumbrada a tratar con deportistas de alto nivel.
A pesar de estas situaciones desagradables, Chema Martínez quiere hacer una llamada a la esperanza para advertir que, efectivamente, la mala suerte también juega un papel fundamental como se mencionaba anteriormente con la estadística: "Se puede producir que una persona se esté haciendo durante muchos años pruebas a nivel de corazón y de repente un día se produce un fallo cardíaco como sucede en cualquier otro ámbito de la vida".
"Los accidentes no siempre están relacionados con esa inconsciencia y por eso tampoco hay que llamar al alarmismo en ese sentido. Pero sí que entiendo que atletas como yo llamemos a la precaución y pidamos que los corredores sean cautos a la hora de valorar sus cualidades y de planificar sus carreras en función de su propio estado físico con responsabilidad. Este deporte es maravilloso y te da muchísimas cosas, pero a veces también te las puede quitar".
El papel de los organizadores
El hecho de que una prueba dé más que hablar por el número de atenciones médicas, de infartos o incluso de muertos que por los simples resultados no solo hace daño al deporte, si no también a las propias organizaciones. Es necesario una mayor implicación de estas para estudiar estas situaciones antes de que se conviertan en un problema hereditario de una edición a la siguiente.
Una de las vías que siempre está abierta es aumentar el control sobre el número de inscripciones a través de la exigencia de pruebas médicas, de esfuerzo y de rendimiento. Chema Martínez recuerda que ya ha habido algunos planes de este tipo en marcha: "Hace años, en algunos países para pruebas como una maratón exigían un reconocimiento médico previo a la carrera. Yo por ejemplo, en las carreras que hago de aventura de más de 200 kilómetros me exigen pasar antes un electro y una prueba que determine que soy apto".
"Hubo un momento determinado, hace unos años, que las organizaciones pedían más pruebas para eximir sus responsabilidades, pero quizás ahora es más difícil de controlar. En la Behobia-San Sebastián había 30.000 personas, en la Maratón de Nueva York 50.000 y en la Media Maratón de Málaga otras 15.000 personas. Es complicado a nivel de organización exigir todo eso porque complica el hecho de inscribirse, aunque reconozco que por ahí se puede encontrar una medida interesante para pruebas exigentes como una media o una maratón en las que los participantes lo primero que hagan sea demostrar que están sanos y preparados para el reto. Después lo ideal sería que haya sentido común para que una persona haya entrenado antes de la carrera".
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Roberto Redondo detalla cuáles serían algunas de esas prueba médicas que se podrían solicitar y/o presentar: "Una revisión cardiológica con un ecocardiograma y una prueba de esfuerzo. Un TAC para saber cuánto calcio hay en las arterias coronarias o si tuviéramos alguna placa de ateroma en las arterias. También tratar el tema de la genética para evitar muchas muertes súbitas. Y realizar una analítica. Me gustaría que existiera también una preparación multidisciplinar, desde el fisio hasta el nutricionista. Pero no somos capaces de invertir en una parte de nuestro cuerpo lo que sí invertimos en equipamiento exterior".
"Los atletas profesionales sí están preocupados por su preparación y por cuidar todo al milímetro. La élite siempre vive en el límite entre el rendimiento y la salud. Pero en las pruebas extremas es donde se ha perdido el miedo o el respeto a encontrar los límites del cuerpo humano. Hay situaciones que no se deberían llevar a cabo, pero hay pruebas que existen y que provocan situaciones desagradables".
Por último, Chema Martínez, campeón de Europa, leyenda del fondo español, cuádruple campeón de la Behobia-San Sebastián, maratoniano y ahora participante en pruebas de gran resistencia, advierte que el mejor consejo es que, cuando se note que algo no va bien, lo mejor es parar. Y que ante la duda, no queda otra que abandonar y pensar en el futuro antes de lamentarlo para siempre.
"En el momento en el que se sienta la más mínima anormalidad en carrera hay que parar directamente. En cuanto se sienta el más mínimo mareo o dolor de cabeza hay que pensar que algo no va bien. Hay veces que el cuerpo da un bajón, hay pérdida de fuerzas, se va la cabeza, el corazón late demasiado rápido y se empiezan a ver cosas raras, como chiribitas. Ahí el cuerpo avisa de que hay un problema. Hay que ser consciente de ese aviso para no seguir más allá. Es vital escuchar esos avisos y dar por finalizada la carrera".
"También se dan muchos problemas porque la gente no está acostumbrada a beber y se deshidrata. Y hay ocasiones que se produce justo lo contrario. Se hidratan demasiado y se produce un estado de hiponatremia. Al final son pruebas que necesitan ser preparadas y saber lo que ocurre. Pasa igual con la alimentación durante la carrera, especialmente con la administración de los geles y con la elección del tipo de estos. Lo mejor es que la carrera al final sea como un día más de entrenamiento. Lo más importante es que si se detecta algún tipo de anomalía en la forma de correr es que el cuerpo está avisando y enviando señales de que la cosa no va bien y hay que escucharle para evitar un problema grave".