El skeleton en España pierde a su padre deportivo y casi espiritual. Ander Mirambell (Calella, 1983) ha anunciado recientemente su retirada deportiva. Después de más de 17 años dedicados a la élite de un deporte que en España era totalmente desconocido hasta su aparición, el catalán ha decidido poner punto y final a una trayectoria brillante y, sobre todo, ejemplar.
Ander ha defendido los colores de España en cuatro Juegos Olímpicos, en decenas de pruebas de la Copa del Mundo y ha pisado lo más alto del podio de la prestigiosa Copa América en dos ocasiones. Sin embargo, el legado que deja en casa es mucho mayor que los éxitos que ha obtenido fuera. Ander pasará a la historia como uno de los pioneros del deporte español y como el gran descubridor para las generaciones venideras del skeleton. Un precursor de esos que marcan una época y que se ganan un lugar preferencial en los libros de historia de todo un país.
El piloto de Calella viajó hasta Barcelona para anunciar, a través de un acto en el Carpe Diem Lounge Club, que a sus 39 años ha decidido poner punto y final a su carrera. No obstante, seguirá vinculado al skeleton de manera profesional, trabajando con la Real Federación Española de Deportes de Hielo como director deportivo y como impulsor del programa de jóvenes talentos en paralelo a sus labores como entrenador de la estrella belga Kim Meylemans.
Ander Mirambell habla con EL ESPAÑOL a quien le desvela en exclusiva cuáles son sus planes ahora que se baja definitivamente del trineo y es que el catalán tiene muchos proyectos en mente. El más sorprendente sin duda alguna es la decisión que ha tomado de cambiarse de deporte para seguir alimentando el 'gusanillo' de la competición.
Su siguiente parada será el voley playa con la mirada puesta en el futuro para volver a competir una vez haya concluido el proceso de aprendizaje en el que está inmerso. Un proyecto que llevará a cabo mientras vuelve a casa para pasar tiempo con su mujer Irina, con su hijo Kai y con toda su familia después de toda una vida dedicada a hacer historia a través de las casi 200 competiciones en las que ha participado.
¿Cómo te sientes ahora que has dado el paso de hacer pública la retirada?
Ahora liberado después de quitarme la presión de haber organizado el evento para despedirme. Quería que estuviera la mayor cantidad de gente posible de los que en los últimos años han estado conmigo, empujándome. Ha sido una etapa magnífica. Han sido años en los que he disfrutado como un niño y como ese niño que nunca quiere hacerse grande pues ya lo echo de menos. Tengo que encontrar algún otro deporte para entrenar porque si no echo de menos todo lo que es la competición. Estoy muy motivado con los retos y proyectos que vienen que son espectaculares y ya estoy trabajando a tope para ellos.
¿Cómo han sido estas últimas horas tras el anuncio?
La gente me dice que todavía no he publicado nada en redes sociales y la verdad es que todavía no he encontrado ni las palabras ni el momento. Estoy digiriendo todo esto, intento atender a todo el mundo, pero está siendo una avalancha. Estoy súper contento por el trato y por el cariño que estoy recibiendo. Por otro lado también pienso que posiblemente esta sea la última vez que me pase porque esto se acaba. Es una situación un poco extraña, pero estoy muy agradecido por este final que no me esperaba.
¿Qué ha sido lo más difícil de dar el paso de la retirada y de tomar esa decisión?
Quizás no haber dicho en su momento que esta iba a ser mi última bajada en trineo. Creo que esa hubiera sido la parte más difícil. Sabía que en los Juegos Olímpicos de Invierno podía ser la última. Pero también sacrificar mi rol de deportista para pasar a ser director deportivo y entrenador. Cuando me senté a hablar con la Federación Española de Deportes de Hielo el proyecto que había no me parecía competitivo, me sentía más como un turista deportivo. Yo pensaba que si íbamos a competir había que hacerlo de la mejor manera posible para representar a España. Por eso decidí dar un paso atrás y así dejar más recursos a los chavales que vienen por detrás que van a tener lo óptimo para poder tener un cierto éxito en el proyecto de nuevos talentos.
¿Qué te ha empujado definitivamente a decir adiós y qué te podría haber llevado a seguir hasta los Juegos Olímpicos de Invierno de Milán y Cortina d'Ampezzo?
Para seguir necesitaba un proyecto de cuatro años enfocado a los Juegos Olímpicos y en hacer buenos resultados en el Mundial, pero la Federación tiene una limitación económica importante porque somos muchos deportes. Entonces no se podía compaginar con un proyecto de alto rendimiento como el que yo necesitaba para seguir con un proyecto de desarrollo. Yo creo que hay que apostar por los jóvenes y por eso decidí dar ese paso. El deporte es cada vez más caro y en este caso se necesitaban esos dos programas. Sacrificándome yo se quedaba solo el de desarrollo y otras personas salían ganando y eso a mí también me hacía ilusión.
¿Sólo te retiras por una cuestión meramente profesional o ha habido otros factores?
A nivel médico he pasado todas las pruebas. Estoy fuerte y he continuado entrenando. El preparador físico me veía perfecto para seguir. Y a nivel familiar tampoco he tenido problemas. Mi pareja Irina (exnadadora del equipo nacional de sincronizada y plata olímpica en Pekín 2008) me ha acompañado siempre y sabe lo que es el alto rendimiento. A nivel familiar y como pareja estamos preparados para compaginar su temporada de verano como entrenadora de sincronizada y mi calendario de invierno como piloto, así que eso no ha influido ni nada personal. Ha sido todo por el proyecto deportivo.
¿Se siente Ander Mirambell un pionero en España?
Todo el mundo me lo dice y si eso es así será por algo. El hecho de ir abriendo siempre un camino es una de las cosas que identifican mi carrera, por lo tanto la respuesta sería que sí.
¿Alguna vez has pensado en la importancia que tendría eso?
Creo que son como esas victorias que se conseguían en los años 80 o 90 o como esas primeras figuras que iban a los Juegos Olímpicos en deportes desconocidos. Encontrar eso en el año 2022 creo que tiene todavía más mérito. Ahora hay un deporte que cada vez importa más en España y que está creciendo. El desarrollo es total y se ha conseguido subir a podios y escuchar el himno de España como en la Copa América. Todo eso está por encima de lo que podía imaginar. Es cierto que me faltan cosas como haber luchado por un Top10 en una Copa del Mundo o por un diploma o una medalla olímpica. Pero lo cierto es que vienes desde cero, cuando no había ni Federación de Deportes de Hielo, hasta poder llegar a unos Juegos Olímpicos y llevar la bandera de España. Eso no va de resultados o de medallas, va de hacer historia y eso me gusta. Siempre me han gustado las historias de los deportistas como la de Jamaica. Hay muchos deportistas también en nuestro país que les reconocemos por las historias.
¿Qué hace falta en España para que deportes como el skeleton sigan creciendo?
Hace falta una estructura y una inversión mayor. Hemos crecido, pero hace falta crear una estructura y un programa para los deportes de nieve y de hielo. A los Juegos Olímpicos fuimos solo 14 deportistas y eso demuestra que estamos a años luz de otros países europeos. Entonces hay que empezar por la inversión y después por la creación de estructuras más eficientes en la federaciones donde podamos tener recursos para que los deportistas puedan rendir.
¿Con qué momentos te quedas de este largo viaje que has tenido?
Podría decir muchos la verdad, me daría para una hora recordando y recordando. Empezaría por el último que fue ser abanderado olímpico y es una de las maravillas que me ha dado la vida. Fue una cosa preciosa. Me quedaría también con ese abrazo de la familia siempre que terminaba unos Juegos, especialmente en 2018 unos meses antes de que falleciera mi madre de cáncer. Y a título deportivo, además de estar en los Juegos, fue ganar la Copa América cuando fui con mi hermano de entrenador. Estaba echando currículums y mientras tanto compitiendo contra países que tenían una infraestructura millonaria. Que dos hermanos vayan allí y ganen la Copa América fue algo brutal.
¿Te queda alguna espinita o te gustaría cambiar algo de todos estos años?
Me quedan cosas por hacer que no sé si podré llegar a hacerlas ahora como crear una estructura más sólida en la Federación. A nivel deportivo me hubiera gustado firmar algún Top10 en la Copa del Mundo, tener algún diploma en Europeos o Mundiales que me quedé a las puertas. Pero al final todo es una consecuencia del camino y no creo que me tenga que quedar con eso. Hay un detalle que me parece brutal y es tener el récord de velocidad punta en el circuito de Saint Moritz con 139,9 kilómetros por hora. Que un español haya sido más rápido que un suizo en ese circuito es algo también surrealista. Me quedo más con las cosas que he conseguido que con las que no, aunque no sé si en otra vida podré lograrlas. Pero súper satisfecho con todo lo que he hecho.
¿Cómo te imaginas o cómo crees que va a ser tu vida a partir de ahora?
Va a ser intensa y vinculada al deporte. Ahora tenemos la primera selección de los nuevos talentos. Entre 15 y 20 deportistas con un potencial tremendo que están en Madrid y que quieren luchar por el sueño olímpico. También me veo disfrutando un poco más de la familia porque hace muchísimos años que no estoy en casa en el día de Reyes y estuvo más de diez sin poder estar en el día de mi cumpleaños. Creo que hay que intentar recuperar eso y pasar más tiempo en casa también en los meses de verano que era cuando entrenaba más fuera. Quiero estar un poco más pendiente de mi hijo y de mi pareja y de toda mi familia en general.
¿La figura del Ander Mirambell como pionero en el skeleton continúa?
Más que eso es encontrar una motivación para otros también. Si yo lo he conseguido, ¿por qué no lo puede hacer Ana Torres-Quevedo también? Ahora tengo con ella varias reuniones y por qué no puede ser la primera mujer que nos represente en unos Juegos Olímpicos en skeleton. Quiero ser una excusa más que un referente, que piensen que si yo lo he conseguido, ellos con más recursos también lo pueden hacer. El objetivo es que se aprovechen de mi figura para ayudarles.
¿Te planteas competir en otro deporte?
Pues no se lo había dicho a nadie la verdad, pero estoy entrenando con un equipo de voley playa. Ellos compiten en el circuito catalán y la verdad es que me estoy encontrando muy bien y cómodo. No sé si llegaré a competir este año o al que viene, pero estoy entrenando dos días a la semana sobre todo para conocer la técnica y también el tema de la estrategia, y también trabajando en el gimnasio. De momento es lo que me está llenando y es con lo que estoy descargando la adrenalina de la competición. Tampoco descarto si tengo tiempo participar en alguna competición de videojuegos. Necesito la competición. Ahora estoy disfrutando del voley.
¿Qué importancia crees que tendría para el deporte que España consiguiera ser sede de unos Juegos Olímpicos de Invierno?
Si pudiera ir a comer con los presidentes de Cataluña y Aragón lo firmaba ya. La política tiene que pasar a un segundo plano. Esto no puede ir de ganar votos o de qué apellido tiene el proyecto. Van a ser los Juegos Olímpicos de un país y de una sociedad. Va a ser un escaparate mundial. Va a significar que niños que nunca han ido a la nieve puedan hacerlo. Va a ser que haya un programa deportivo que tanto se necesita. Cuando oigo hablar a los políticos y no dan nunca ninguno de estos argumentos me da muchísima pena. Creo que unos Juegos Olímpicos son un sueño para cualquier deportista, pero no por esos 15 días solo, si no por todo el desarrollo deportivo que permiten. Esa tiene que ser la realidad, tiene que ser una bendición para la sociedad. Y luego hacer las cosas bien y con transparencia, con comunicación, con eficiencia energética... que no se hable de política y sí de deporte. Ojalá Alejandro Blanco sí pueda conseguir eso. Me dolerá mucho si no podemos presentar una candidatura porque tenemos una oportunidad histórica y que debería luchar con pasión por ello, por el futuro de nuestro país.
[Más información: El COE mantiene su esperanza y apoyo hacia la candidatura nacional para los JJOO de Invierno 2030]
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