El primer Gran Premio de la temporada 2021 de la Fórmula 1 ya es historia. Y no solo es historia porque haya concluido y haya quedado atrás en el calendario, sino porque ha sido realmente histórico lo que ha pasado sobre el trazado de Sakhir. Es una afirmación potente, pero hay que atreverse a hacerla: la Fórmula 1 ha cambiado por completo. Ya es una realidad, la amenaza de Red Bull y de Max Verstappen ha llegado y quiere llevarse el título a sus vitrinas.
El piloto neerlandés ha estado durante años amenazando a la escudería austriaca con la famosa cláusula de su contrato que le permite abandonar la nave de Milton Keynes si no le dan un coche competitivo. Pues bien, ahí lo tiene. El '33' posee ahora la máquina más potente y eficaz de la parrilla, al menos para la primera parte de la temporada, y luchar por cada carrera será de obligado cumplimiento.
A las primeras de cambio, Verstappen lo ha hecho. Ya firmó la pole position en la clasificación del sábado pulverizando los registros de Hamilton y Bottas y ahora lo ha hecho también en el Gran Premio de Bahrein, donde a falta de tan solo unas curvas era líder de la carrera. Sin embargo, en ese momento ha aparecido la mano de la FIA y de dirección de carrera con una decisión más que cuestionable para decantar la balanza del lado de Lewis Hamilton.
La decisión polémica
Max Verstappen entró en boxes en la vuelta número 40. Gomas nuevas para intentar dar caza al líder de la carrera que en ese momento era Lewis Hamilton después de que el británico consiguiese hacerse con la plaza en la primera parte del Gran Premio de Bahrein. Había sido en el primer paso por boxes del líder de Mercedes que, inteligentemente, le hacía un undercut de libro al neerlandés.
Sin embargo, en otras circunstancias, en años pasados, con esa primera plaza y con metros por delante, Hamilton habría sido imparable. Verstappen se hubiera tenido que preocupar de que Valtteri Bottas no hubiera llegado por detrás para arrebatarle la segunda plaza y consumar el doblete. Pero no, esta es una nueva Fórmula 1 que ha sufrido un cambio histórico, el fin del dominio hegemónico de los de Daimler después de 7 años casi sin competencia.
A partir de esa citada vuelta 40 comenzó una persecución de un Verstappen hambriento a un Hamilton ya con gomas gastadas y con un Mercedes que, a pesar de ser rápido, ya no es absolutamente imbatible y ya no le mete décimas por vuelta a sus competidores. Esta batalla era diferente y ahí quería estar Verstappen, comandando.
El holandés recortó vuelta tras vuelta el tiempo a su rival hasta echársele encima a tan solo tres vueltas del final. En ese momento se produjo el ataque definitivo. En el giro 53 de 56, Verstappen se preparó su maniobra en la curva 1, aguantó hasta la 4 y ahí se produjo el hachazo de la verdad. Adelantamiento colosal como final a un auténtico recital. Sin embargo, el holandés sorprendía dejándose adelantar de nuevo por Hamilton, algo que terminó siendo clave porque el de Red Bull nunca más volvió a estar cerca del Mercedes.
A la conclusión de la carrera se descubrió que no había sido ningún problema mecánico del RB16B ni ningún error de Verstappen, sino que había sido dirección de carrera quien, después de ver que Max excediera los límites de la pista en esa curva cuatro, le había obligado a devolver la posición en un momento crítico. Una decisión polémica que puso fin a la fiesta de Red Bull y que salvaba la primera bola de partido para Mercedes en lo que ha sido una de las victorias más sufridas de los últimos años.
La FIA, protagonista
La verdadera polémica de esta decisión ha residido en una disparidad de criterios alarmante. Efectivamente, las imágenes demuestran que Verstappen incurre en una irregularidad de track limits, en su maniobra sobre Hamilton. El holandés había sacado sus cuatro ruedas más allá de los límites de pista para adelantar al británico y por lo tanto le tenía que devolver la posición en esa misma vuelta.
Tal fue la confusión del momento que llegó a atenazar a Verstappen que a punto estuvo de perder el control de monoplaza por la parte trasera. La distancia que se abrió entre ambos fue insalvable. Sin embargo, el motivo de la polémica estuvo en una alarmante confusión en los criterios empleados por dirección de carrera en una curva 4 protagonista durante todo el fin de semana.
Han sido muchos los pilotos que han tenido dificultades en ese giro y que se han salido fuera incluso en varias ocasiones. Precisamente, los dos Mercedes han sido dos de los involucrados en este error, ya que se les ha podido ver excediendo los límites de la pista justo en ese punto. Sin embargo, nunca lo hicieron para ganar una posición, aunque sí ganando tiempo que les podía beneficiar a la hora de dar caza a otro piloto o de despegarse del corredor que les seguía.
En cualquier caso, ni los Mercedes ni ningún otro piloto habían sido sancionados ni reprendidos hasta el momento por esa pequeña infracción hasta que Verstappen, en plena batalla con Hamilton, lo sufrió. Por ello, muchos empiezan a pensar que la primera victoria del año, propiedad de Hamilton y que estaba casi en el bolsillo de Verstappen, ha quedado manchada y ensuciada por esta decisión que consideran injusta y ventajista.
En la Fórmula 1 se ha creado una corriente que piensa que dirección de carrera ha beneficiado a Hamilton a la primera oportunidad que ha tenido Verstappen de arrebatarle su dominio. Para que nada cambiase, al menos a nivel de resultados, dirección de carrera ha dictado en Bahrein quien debía seguir siendo el faro de su negocio y quien debe esperar su turno desde una injusta segunda plaza. Puede sonar fuerte, pero muchos ya piensan que la FIA ha decidido el ganador del Gran Premio y que esa suerte le ha sonreído a Hamilton, que aguanta como líder hasta que la segunda carrera en Italia ponga de nuevo todo en juego y vuelva a tener como favorito al nuevo Red Bull.
La nueva Fórmula 1
De todas formas, lo que dirección de carrera y la FIA no han conseguido cambiar es que la Fórmula 1 ha cambiado definitivamente. El 'Gran Circo' llevaba mucho tiempo esperando a que el dominio de Mercedes cayera, no por fastidiar a los alemanes que han sido los mejores durante años sin discusión y con total merecimiento, si no porque el negocio corría riesgo de morir si no había una competitividad real por la primera plaza. Y ahora la hay. No es cuestión de que gane Verstappen o Hamilton, es cuestión de que en Bahrein ya se ha podido ver batalla durante 56 vueltas y una carrera que se decide casi en la última curva.
Red Bull ha dado un paso al frente durante este invierno y tanto la compañía de la bebida energética como Honda han dado un paso al frente y han cumplido con las expectativas y con su propósito, crear el mejor coche de Fórmula 1 para pelear con Mercedes. Ahora lo tienen y el 2021 promete ser apasionante. La Fórmula 1, gracias a Red Bull y su nueva unidad de potencia y su trabajo incansable con la aerodinámica, ha ganado un año, porque no habrá que esperar a 2022 para ver batalla. Sí quizás para que otros como Ferrari, McLaren o quizás Alpine se sumen a esa pelea.
Ya en los test de pretemporada Red Bull demostró ser el mejor coche, el más rápido a una vuelta y el que mejor ritmo de carrera mostraba en tandas largas. Sin embargo, era cierto que el nivel de Mercedes no era el real por diferentes problemas que habían tenido, sobre todo con la caja de cambios. Aún así, los test sirvieron para abrir la mente a una nueva realidad, la de que Red Bull quería pelear por lo máximo.
Tras aquellas pruebas de pretemporada llegó el fin de semana de carrera en Bahrein y la historia no cambió. Verstappen siguió marcando el rumbo y superó a todos con suma facilidad, aunque Mercedes demostró que estaba inmediatamente después. En la clasificación, 'Mad Max' no tuvo rival porque a una vuelta ahora mismo sí es imbatible en casi todos los circuitos, pero en carrera, tal y como ha confesado Mercedes, sus ritmos son muy parecidos y dependen de muchas circunstancias, de diferentes tipos de trazados, de temperaturas, de tráfico, de neumáticos. En definitiva, de cosas de carrera y no de que Mercedes pinche para poder soñar.
Es maravilloso comprobar cómo la carrera ha demostrado esa igualdad y ese cambio de paradigma que ya se vio en pretemporada y en todas las sesiones de entrenamientos, tanto en libres como en clasificación. Red Bull ha llegado a la punta para quedarse y ahora Mercedes, tras siete años en lo más alto, tiene una amenaza real, un problema serio y la obligación de seguir mejorando para poder optar al octavo título tanto en constructores como en pilotos.
Por si todo esto fuera poco, 'Checo' Pérez también ha venido para demostrar ese crecimiento de Red Bull en un fin de semana que ha sido muy complicado para él. Una mala elección de neumáticos le dejó fuera de la Q3 y un problema en el coche le ha obligado a salir desde el pit lane. Sin embargo, ha dado la cara y ha demostrado su talento, dentro eso sí del mejor coche, y ha conseguido concluir quinto por detrás de Norris y superando a los dos Ferrari y a Ricciardo. No hay duda de que ahí también hay piloto y de que en situaciones normales, son puntos y es competencia para Hamilton y, sobre todo, para Bottas.
Es una lástima que la primera carrera haya quedado marcada por una cuestionable decisión de la FIA, o al menos, por una utilización de los criterios de sanción tan extraña. Al final, esa penalización a Verstappen ha marcado el destino final de la prueba y de la clasificación. Hamilton sabía el sufrimiento que le había costado entrar primero en línea de meta y por ello lo celebró casi como el octavo título. Verstappen, a pesar de haber sido apeado del primer cajón del podio, no se mostró especialmente enfadado. Quizás le puede saber que por primera vez tiene el mejor coche y que puede hacer algo muy grande. Solo falta pedir que las batallas se libren solo en la pista y no en la sala de comisarios. Que les dejen luchar y que traten a todos por igual y que si Hamilton no tiene que ganar, que disfruten de la nueva Fórmula 1, que es mucho más emocionante.
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