Zhu Yi (California, Estados Unidos; 2002) se coló como una de las sorpresas de China en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín. A sus 19 años, la patinadora artística se convertía en la apuesta del gigante asiático para llevarse alguna medalla. Toda la presión estaba sobre ella, tanto por su origen estadounidense como por no ser la favorita para representar al país en dicho ejercicio. Cuando tuvo que ponerse sobre el hielo, dos errores acabaron con sus opciones. Ella rompió a llorar y la presión se ha multiplicado desde entonces.
El papel de la salud mental, especialmente por su edad y sus lágrimas, no tardó en ponerse sobre la mesa. Tuvo "mucha presión" porque la gente "espera mucho" de su participación, según indicó ella misma. "Sé que todo el mundo en China estaba bastante sorprendido con la selección para el individual femenino y yo solo quería demostrarles lo que era capaz de hacer". La suerte no estuvo de su lado.
Zhu Yi, como se conoce a esta patinadora nacionalizada china, realizó un ejercicio de unos cuatro minutos de duración. El primero de los errores llegó prácticamente a la mitad. Un leve salto en el aire y una caída que no le dejó aguantar el equilibrio rompieron todos sus esquemas. Yi se levantó rápidamente, pero el daño psicológico ya estaba hecho. Poco después, se fue al suelo de nuevo. La prueba estaba perdida.
La patinadora de 19 años se retiró al banquillo junto sus compañeras y no tardó en derrumbarse. Las lágrimas inundaron su rostro mientras los responsables de la escuadra china le entregaban el chándal para que se cubriera. Con cierta timidez, el resto de patinadoras chinas trasladó su apoyo ante las cámaras. Un respaldo que no se ha extendido en las redes sociales.
Los mensajes recogidos en plataformas como Weibo -principal en China- muestran el enfado que hay con Zhu Yi por sus dos caídas. "No sé por qué una persona así ha sido autorizada a representar a China" fue uno de los muchos comentarios. Temas como #ZhuYiFellOver (Zhu Yi se cayó) o #ZhuYiMessedUp (Zhu Yi falló) generaron millones de vistas. Un ciberacoso que en los Juegos Olímpicos de Tokio quedó a un lado y que ahora se ha revivido en los de Invierno en Pekín.
El caso Biles
La gimnasta estadounidense marcó un antes y un después en los últimos Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Era la gran favorita para llevarse todas las medallas en gimnasia artística. Sin embargo, la presión con la que llegó acabó por romper sus expectativas. Simone Biles renunció a participar en la final por equipos pese a ser grandes favoritos. En un primer momento se habló de algún tipo de lesión, pero poco después se confirmó que no se veía en condiciones mentales para actuar.
Biles decidió no participar por la presión que sufría. Fue ella quien puso la importancia de la salud mental en el foco mediático de todo el planeta. Muchos la criticaron por exagerar la situación. Otros la convirtieron en la principal ganadora olímpica por romper un histórico tabú. Tras dejar escapar varias medallas, reapareció en la final de barra hasta lograr un bronce.
El metal conseguido no fue su único triunfo. "Tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos", indicó tras la cita en suelo asiático. Desde entonces, el tratamiento de la salud mental en el deporte de élite está al orden del día y hasta el equipo estadounidense ha tomado medidas. El caso de Zhu Yi demuestra que esa labor, especialmente en deportistas más jóvenes, es fundamental en la competición.
El cambio de Estados Unidos
El equipo estadounidense aprendió del 'caso Biles'. Principalmente porque aumentó las investigaciones sobre abusos en el deporte, algo que la propia gimnasta sufrió. Y también porque, de cara a los Juegos de Invierno, ha fomentado el trabajo psicológico con sus deportistas.
Jessica Bartley, directora de servicios de salud mental de USOPC -equipo olímpico y paralímpico- es quien está al mando. Su plan parte de romper la monotonía y la burbuja contra la Covid con ejercicios en equipo, visionado de películas y otro tipo de juegos que ayuden a amenizar cualquier aislamiento. Pero, además, tiene en cuenta de manera constante la percepción psicológica de cada deportista.
"Lo que en realidad estamos descubriendo, y hay ciencia y literatura detrás de esto, es el hecho de que abordar un problema antes de que se convierta en una crisis o trabajar con alguien en torno a su salud mental puede convertirlo en un atleta más fuerte", ha relatado en declaraciones a Reuters. Ella llegó en 2020, pero el caso Biles ha aumentado la investigación sobre cómo abordar estos escenarios.
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