Tiger Woods sobrecogió al mundo del golf el pasado mes de febrero cuando sufrió un gravísimo accidente de tráfico. El jugador estadounidense perdió el control de su vehículo y se salió de la carretera a gran velocidad en lo que terminó siendo un choque de lo más impactante. Muchos temieron por la vida de uno de los más grandes del deporte.
Desde aquel día, el golf mundial sigue un poco huérfano porque uno de sus padres estuvo a punto de dejar su última imagen. Milagrosamente, Tiger salvó la vida y las lesiones sufridas en el accidente no se convirtieron en incompatibles con su integridad vital, aunque sí le provocaron problemas muy grandes, especialmente en sus piernas.
Tiger pasó por el quirófano para someterse casi a una reconstrucción total de sus extremidades inferiores. Muchos temieron porque no pudiera volver a caminar, una batalla que está ahora ganada a pesar de que hace unos meses parecía casi imposible y es que Tiger está inmerso en una guerra que es casi un milagro diario.
Woods ha estado durante meses oculto para los medios y para las redes sociales. Permaneció un tiempo en el hospital hasta se trasladó a su residencia para continuar con su proceso de rehabilitación, ese que lleva a rajatabla día tras día. Su objetivo no es volver a jugar al golf principalmente, sino volver a disfrutar de su vida diaria y de su familia, quiénes sienten que en las últimas semanas le han recuperado después de años perdido.
El ganador de 15 grandes ha permanecido durante muchos años alejado del camino del bien. Más protagonista por sus problemas extradeportivos que por sus hazañas en la pista, el alcohol, las drogas y los tropiezos subidos de tono fueron más frecuentes que las victorias y los grandes golpes. Fue así como cavó su propia tumba de la que solo ha conseguido salir en contadas ocasiones. 2019 fue el último destello de un brillo apagado con esa imperial victoria en el Masters de Augusta. Once años después salía vencedor en un gran torneo, algo que llevaba sin saborear desde el 2008.
En aquella ocasión Woods certificó su victoria en su tercer US Open y permaneció más de una década sin levantar los brazos en un gran torneo hasta que hace dos cursos se abrochó su quinta chaqueta verde. Ahora, Tiger tiene por delante otra gran batalla, la de certificar una recuperación milagrosa que ya ha dado pasos considerables.
Una vez completó el primer proceso, el de lograr cosas tan simples y cotidianas como ponerse en pie y sostenerse, Tiger pudo dejar atrás la cama y la silla de ruedas y hacer de las muletas sus nuevas compañeras. Sin embargo, el hecho de que no hiciera ninguna aparición alimentaba las esperanzas de que esta carrera de fondo pudiera terminar en victoria.
Su presente es mucho más esperanzador que su pasado. Hasta hace unas semanas, lo único que se conocía es que Tiger no podía hacer esa aparición estelar en la Ryder Cup que el equipo de Estados Unidos le tenía preparado, ya que estaba destinado a formar parte del equipo técnico a modo de homenaje. Sin embargo, el nuevo Tiger ya camina con facilidad, ha vuelto a los campos de golf y hasta luce una protección en su pierna derecha que muestra la crueldad de una recuperación tan complicada.
El trabajo con Charlie
Dentro de este proceso tan largo y tedioso, Tiger Woods está contando con una ayuda especial que está marcando la diferencia y que está acelerando su regreso. Se trata del apoyo incondicional de su hijo Charlie Axel, el cual está siendo clave en su recuperación física como anímica.
Charlie tiene solo 12 años, pero ya tiene claro cuál quiere que sea su futuro. El joven Woods sueña con ser golfista profesional y seguir los pasos de su padre. Los expertos afirman que el chico tiene talento e incluso se le ha podido ver jugando con Tiger en torneos de padres e hijos.
Ahora, en su regreso a los campos, Tiger está ejerciendo no solo de padre, sino también de maestro. Son frecuentes los momentos que comparten ambos mientras el ganador de 15 grandes apura su recuperación para regresar a los terrenos de juego. Gracias a este seguimiento de su hijo se ha podido ver de nuevo a Tiger regresando al verde, algo que parecía mucho más lejano teniendo en cuenta el terrible estado en el que quedó tras aquel terrible accidente que sufrió en el mes de febrero.
El pequeño Charlie Axel continúa con su carrera bajo los consejos de su padre con la confianza de quien tiene a su mejor maestro en casa con más tiempo que nunca, pero también con la presión de que la sombra de uno de los más grandes de todos los tiempos lo envuelva todo. Su proceso de maduración se está produciendo en paralelo a la recuperación de su padre, siendo el uno clave para el otro y viceversa. Lo más importante para Tiger es que gracias a él está volviendo a disfrutar del golf y se está volviendo a sentir padre.
Las revelaciones de Thomas
Otra de las personas que están muy cerca de la recuperación de Tiger Woods es su gran amigo Justin Thomas. El golfista estadounidense se ha convertido en otro de los grandes apoyos del ganador de 15 grandes con quien se ve frecuentemente. Thomas ha revelado que intenta reunirse con Tiger todas las semanas y que está viendo grandes avances en su proceso de rehabilitación.
Además, ha confirmado esa gran unión que tiene con su hijo Charlie Axel y como juntos están trabajando codo con codo el uno con el otro para llevar al pequeño a lo más alto, a seguir disfrutando de su pasión, proyecto que por consiguiente está potenciando la recuperación del padre.
Justin ha hablado en el pódcast No Laying Up sobre cómo se encuentra el para muchos mejor golfista de todos los tiempos y de cuáles pueden ser sus planes de futuro. Thomas ha confesado que han hablado mucho sobre la posible vuelta de Tiger y por eso cree que el exnúmero 1 de mundo no regresará de cualquier forma, sino que solo lo hará si puede sentirse competitivo y al nivel suficiente para volver a dar guerra en el circuito profesional.
"Sé que lo va a intentar. Creo que no lo veremos nunca jugando si no puede llegar a hacerlo bien". Justin además afirma que los dos se han sincerado y que han puesto sobre la mesa la posibilidad de que las opciones de regresar se hayan esfumado como en su día lo hicieron sus mejores golpes. Aún así, no descarta que esa recuperación, que va camino de ser milagrosa, pueda devolver a la afición a este gran talento para poner el broce de su trayectoria.
"Creo que él sabe que hay muchas posibilidades de que ya haya tenido la última oportunidad de su carrera. Pero al mismo tiempo, sé lo decidido que está. Sé que al menos querrá intentarlo nuevamente". Y en ello está un Tiger que no tira la toalla, que lanzó hace tiempo las muletas y que ahora vuelve a pisar el verde, aunque sea siguiendo los avances de su pequeño Charlie.
No pierde la ambición
Mientras cualquier otro habría colgado ya los palos, Tiger quiere disfrutar del camino. Está llevando a cabo una recuperación diferente a cualquier trance que había sufrido en una carrera plagada de lesiones. Pero esto es un ejercicio de supervivencia porque podría haberse quedado entre los hierros de su caro todoterreno. Pero salió adelante y se agarró a la vida y al amor por el golf.
Ahora lleva a cabo una recuperación diaria, tediosa y monótona que no solo le pone al límite físicamente, sino también psicológicamente. Pero este es un nuevo Tiger. "Lo está haciendo bien, considerando todo lo que está pasando". Esto es lo que asegura Justin Thomas sobre su amigo del cual se muestra orgulloso porque antes que jugador está volviendo a ser padre.
A Tiger le falta todavía mucho camino por andar, pero está dando pasos hacia un regreso que podría ser una de las historias más bonitas de los últimos años. Muchos aficionados sueñan con volver a ver a Woods en un campo de golf dejando su magia, esa que quedó en el ambiente desde su victoria en el Masters del año 2019. Sin embargo, todos en su entorno tienen claro que su vuelta quedará supeditada al nivel que pueda ofrecer. El milagro está en camino.
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