Leo Messi ha conseguido cerrar el círculo en el Mundial de Qatar. El jugador del PSG ha acallado todas las críticas que le han rodeado durante su carrera cuando se trataba de la selección argentina. Después de haberlo ganado todo, y varias veces, con el FC Barcelona, y de continuar brillando ahora con el PSG, seguía teniendo la espina clavada de no haber llevado a la 'Albiceleste' a una Copa del Mundo.
Con la camiseta de la selección había sido oro en los Juegos Olímpicos de Pekín del año 2008 y más recientemente había vencido en la Copa América del año 2021 y en la Finalissima en este 2022, el nuevo título que enfrenta al mejor equipo de la UEFA y al mejor de la CONMEBOL. Sin embargo, le seguía quedando todavía el mayor triunfo.
Messi aterrizó en Qatar sabiendo que esta sería su última oportunidad. Él mismo afirmó que para el Mundial de Estados Unidos, Canadá y México 2026 "no le iba a dar". Por eso, tenía que agarrarse con todas sus fuerzas a esta edición para no cerrar su carrera en los Mundiales de vacío. Estaba tan seguro que incluso en los momentos más complicados siempre confió.
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"Se hizo desear, pero acá llegó. Sufrimos un montón, pero lo conseguimos. No vemos la hora de estar en la Argentina para ver la locura que va a ser eso. Es una locura que se haya dado de esta manera. Lo deseaba muchísimo. Sabía que Dios me lo iba a regalar, presentía que iba a ser esta. Ahora a disfrutar".
Una final para recordar
El tercer título de Argentina en una Copa del Mundo ya es una realidad. Los aficionados de la 'Albiceleste' han tenido que esperar 36 años para ver de nuevo a un '10' levantándola al cielo con su camiseta puesta. En aquella edición fue Diego Armando Maradona. Y ahora ha sido un Leo Messi al que Qatar le ha estropeado la foto con la que siempre había soñado.
La dirección del torneo le colocó la bisht, una capa típica del país, para que recogiera el título con ella puesta. A Gianni Infantino le pareció bien la 'broma' y a Messi, que no quiso arruinarse a sí mismo un momento por el que había llorado y luchado durante tanto tiempo, no le quedó más remedio que capear el temporal y poner rostro de circunstancias.
Messi levantó al cielo del Lusail Stadium una copa que se ganó a pulso en un partido para el recuerdo. El duelo con Kylian Mbappé fue antológico. Tres goles del galo y dos del argentino, con acierto de ambos desde la tanda de penaltis decisiva. Messi dio la cara en todo momento y aunque no estuvo excelso como en sus grandes noches, sí supo ser el líder, algo que tantas veces se le reclamó.
Nunca más se le podrá atacar con eso de 'pecho frío' porque una vez más cambió la historia. Arrancó transformando el gol que abría el partido tras el penalti de Dembélé sobre Di María. Engañó a Lloris y abrió la lata. Más tarde, participaría junto a Julián Álvarez y Mac Allister en la jugada del tanto de Ángel Di María que ponía a los de Scaloni 2-0 arriba.
Tuvo que ver como Mbappé empataba el encuentro con dos goles, el primero también desde los once metros, para volver a ser decisivo al anotar el 3-2 en una contra de la 'Albiceleste'. Kylian repitió al marcar, otra vez de penalti, el gol que llevaba el partido hasta la tanda. Allí, los dos '10' sumaron sus primeros lanzamientos para impulsar a sus compañeros. Messi lo logró, pero Mbappé sucumbió en el intento.
Argentina se lo lleva todo
El Mundial de Leo Messi ha sido excelente. Tanto es así que se ha terminado llevando el Balón de Oro de la Copa del Mundo de la FIFA. Un premio que ya ganó en el año 2014, cuando Argentina llegó a la final para caer contra Alemania. Sin embargo, en aquella ocasión no pudo acompañar su galardón con el ansiado título. Además, con este nombramiento, rompe la racha de dos Mundiales consecutivos en los que el MVP se encuentra en la selección subcampeona. En Rusia 2018, el premio fue para Luka Modric.
El trayecto de Messi en Qatar se ha cerrado de la mejor forma posible. Dos goles en la final y un partido para el recuerdo que le valieron el MVP del choque y que sellaron ese premio del Balón de Oro. El otro gran candidato al trofeo, Kylian Mbappé, que quizás fue el jugador más sobresaliente de la final aunque tuvo pasar el trago amargo de la derrota, se llevó el Balón de Plata. El de Bronce fue para Luka Modric.
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No fue este el único premio que se llevó Mbappé, quien terminó como máximo goleador del Campeonato del Mundo con 8 tantos que le sirvieron para ganar la Bota de Oro. Segundo fue Messi, quien terminó con siete goles. Y Bota de Bronce fue Olivier Giroud, que no solo no pudo mojar en la final, sino que además fue retirado del campo por Didier Deschamps antes del descanso.
Messi no solo estuvo presente en el apartado goleador, también terminó como máximo asistente con tres pases de gol. Eso sí, empatado con otros jugadores como Harry Kane o Antoine Griezmann. Argentina terminó su particular gala de premios con el galardón a mejor portero y el mejor jugador joven del torneo. 'Dibu' Martínez, uno de los héroes del equipo de Scaloni, se llevó el Guante de Oro y Enzo Fernández la condecoración al mayor talento emergente del torneo.
El Mundial de Messi
Leo Messi no solo sabía que estaba ante su última oportunidad de ganar un Mundial, sino que tenía claro también que para terminar con cualquier debate debía incluso superar la actuación de Diego Armando Maradona en 1986. Y se podría decir que lo ha conseguido. 'El Pelusa' terminó con cinco goles y seis asistencias, mientras Leo ha aportado siete y tres. E incluso ha conseguido dejar un baile para la historia, aquel tercer gol ante Croacia en el que rompió la cintura de Gvardiol, uno de los mejores centrales del Mundial, para poner el gol en bandeja a Julián Álvarez.
Esa ha sido la acción más brillante de Leo en la Copa del Mundo de Qatar, pero lo que es innegable es que ha aparecido en todos y cada uno de los momentos en los que Argentina le ha necesitado. Empezó anotando contra Arabia Saudí en un partido que la 'Albiceleste' terminó perdiendo para desatar todas las críticas. Lo que no sabían es que iban camino de emular a España en 2010 y que terminarían ganando el título después de caer en el primer partido.
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Messi volvió a mojar en un partido en el que Argentina se jugaba la vida. Golazo a México al que añadió una asistencia para seguir soñando con el éxito. Ante Polonia no marcó e incluso falló un penalti, pero los de Scaloni vencieron y avanzaron a octavos de final como primeros de grupo. Allí, en otro tenso duelo contra Australia, volvió a aparecer con un gol.
Una vez el '10' entró en el camino de las eliminatorias no frenó. Y ahí es donde ha estado su papel diferencial, incluso superando el Mundial de Maradona en 1986. Mientras Diego solo mojó, aunque por partida doble, en cuartos de final contra Inglaterra y en semifinales contra Bélgica, Leo lo hizo en todos los partidos. En la agónica lucha ante Países Bajos anotó un tanto más y repartió otra asistencia.
Ya en semifinales dejó la que sería su penúltima gesta con otro gol y esa ya mítica asistencia para Julián Álvarez que Gvardiol no podrá olvidar. La final la ha cerrado con otros dos goles para poner la rúbrica a un Mundial que le encumbra al Olimpo del universo futbolístico.
Messi estaba seguro de que Dios le tenía algo muy especial guardado en Qatar y, aunque en muchos momentos esos goles han llegado desde el punto de penalti, lo cierto es que su importancia ha sido sideral. Además, su euforia tras levantar la copa era tal que ha confirmado que seguirá portando la '10' un tiempo más: "No me retiro de la selección argentina. Quiero seguir jugando como campeón".