El fútbol está cambiando a pasos agigantados. La globalización es un factor diferencial que hace que cada vez más futbolistas de más nacionalidades distintas lleguen a las mejores ligas del mundo, algo que termina repercutiendo de forma muy positiva en sus selecciones nacionales. Competir a tanta exigencia a nivel de clubes, hace después que países para los que hace no mucho era impensable pelear de tú a tú frente a las naciones con más tradición, consigan incluso vencerlas.
El vivo ejemplo de todo esto es la selección de Marruecos. El combinado africano se ha plantado en las semifinales del Mundial de Qatar por méritos propios y contra todo pronóstico. Su historia en esta competición es un relato de supervivencia y de pelear contra la lógica desde el primer día. Fue así en la fase de grupos, y también lo está siendo en todas las eliminatorias que ha ido disputando hasta el momento donde ya ha dejado en la cuneta primero a España y después a Portugal.
Los marroquíes, con jugadores de mucha calidad que compiten en los mejores clubes del mundo, son la primera selección africana en toda la Historia de los Mundiales que consigue romper la barrera de los cuartos de final y alcanzar las semifinales. Nunca antes nadie lo había hecho en este continente, así que en cierto modo tienen el respaldo no solo de su país sino de otras muchas naciones más.
Hasta el momento, la Copa del Mundo parecía un territorio reservado para unos pocos privilegiados, una zona casi exclusiva para Europa y para América. Tan solo Corea del Sur, en 'su' Mundial de 2002 y de una forma muy polémica, logró llegar hasta las puertas de una final, aunque fue un espejismo para el fútbol asiático. Faltaban, por lo tanto, todavía dos continentes por llegar tan lejos, pero Marruecos ha derribado el muro y se ha rebelado contra el statu quo del fútbol.
Europa y América
Estos dos continentes son los que más tradición futbolística tienen. De hecho, siempre fueron sede de los Mundiales de fútbol hasta que por primera vez en 2002 una Copa del Mundo se llevó a territorio asiático, a Corea del Sur y a Japón.
Países europeos y americanos, especialmente sudamericanos, fueron siempre un paso por delante en este deporte. El camino lo abrió Uruguay ganando el primer Mundial de la Historia, y después se fueron sumando selecciones como Italia, Alemania, Brasil, Inglaterra o Argentina. Ellos protagonizaban siempre los mejores partidos y eran los que, edición tras edición, peleaban por el título hasta el final.
Pese a que poco a poco fueron entrando en la lista de competidores selecciones de otros continentes, jamás representaron un escollo real ni un adversario serio en la pelea por el título. De hecho, tan solo 8 naciones en todo el planeta pueden presumir de tener una estrella en su pecho, y ninguna de ellas pertenece a un continente que no sea el europeo o el americano.
Corea rompe la barrera
Sin embargo, con el paso del tiempo y la globalización cada vez mayor que rodea a este deporte, las diferencias futbolísticas se han ido recortando en los últimos años. El año 2002 rompió en cierto modo con todo lo establecido hasta el momento. En aquella ocasión, el Mundial por primera vez se disputó en territorio asiático al concederle la FIFA a Corea del Sur y a Japón organizar este evento de manera conjunta. Un verdadero acontecimiento histórico para ambas naciones.
Futbolísticamente también se produjo otro hito. Uno de los dos anfitriones, Corea del Sur, completó el Mundial de su vida. Superó en primer lugar la fase de grupos por delante de selecciones como Portugal o Polonia, y en las eliminatorias fue avanzando de forma todavía más sorprendente. En octavos de final se cargó a toda una campeona del mundo como Italia, mientras que en cuartos de final se deshizo de España.
Su avance, es cierto, no estuvo ni mucho menos exento de polémica. Ya en los octavos de final, el arbitraje levantó muchas suspicacias en Italia y en el resto del mundo. Un extraño penalti a favor de los coreanos, un gol anulado a la selección italiana y hasta una expulsión para los transalpinos, indignaron de una manera increíble a la selección azzurra.
El escándalo se multiplicó posteriormente en los cuartos de final, con la España de José Antonio Camacho como víctima. Aquel partido se fue a la tanda de penaltis, aunque para el recuerdo quedan imágenes como el gol anulado por el colegiado Al-Ghandour de manera incomprensible. Una conexión entre Joaquín y Morientes terminó con el gol del delantero, pero los colegiados decretaron que el balón se marchó por la línea de fondo en el momento del centro, algo que no sucedió ni por asomo.
La aventura de Corea del Sur finalizó en las semifinales, donde Alemania impuso la lógica. El combinado coreano se convirtió de esta manera en la primera y hasta el momento única selección asiática que ha logrado llegar tan lejos en un Mundial de fútbol, polémicas arbitrales aparte. Corea del Norte alcanzó los cuartos de final en 1966 y otros como Japón, Arabia Saudí o Australia, que se 'mudó' de continente, tienen su techo en los octavos de final.
Marruecos se suma
De esta forma, hasta este Mundial de 2022 tan solo tres de los cinco continentes del planeta habían alcanzado la barrera de las semifinales, pero desde esta Copa del Mundo la Historia ha cambiado para siempre. Lo ha hecho gracias a Marruecos, una selección rebelde, que por méritos propios y alejada de decisiones arbitrales polémicas se ha ganado un sitio entre las cuatro mejores selecciones del mundo. Se dice pronto, pero lleva toda la vida conseguirlo.
Gracias al combinado marroquí, África ya puede presumir de pertenecer a ese grupo de privilegiados que han sobrevivido tantas eliminatorias en esta preciosa competición. Este continente lleva ya tiempo aportando muchas cosas y futbolistas de primera clase al fútbol, especialmente a los clubes europeos, pero a nivel de selecciones todavía se le resistía un éxito como este.
Ahora Marruecos tiene un equipo formado por estrellas de primer nivel. Una gran parte de su plantilla en este Mundial compite en los mejores equipos del mundo, y tienen verdaderos especialistas en algunas posiciones que le hacen ser una selección muy combativa. Los Achraf Hakimi, Ziyech, Amrabat, Bono o En-Nesyri forman un conjunto de lo más competitivo que ha demostrado no tener miedo a nada ni a nadie.
En la fase de grupos dejaron atrás a selecciones sobre el papel mucho mejores como Bélgica, mientras que en los cruces su hazaña ha sido todavía mucho mayor. Primero cayó España en los octavos de final en la tanda de penaltis, y después la víctima fue Portugal. Ahora, se medirán a Francia en un partido con trascendencia geopolítica en unas semifinales que marcarán la Historia de este país.
Oceanía, a la cola
Con esta irrupción de Marruecos y de África, en el mapa del mundo tan solo falta un continente por desbloquear el logro de llegar a unas semifinales en un Mundial de fútbol. Es Oceanía, el más débil no solo futbolísticamente, sino también socialmente dada la poca población de muchos de sus países.
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Por si fuera poco, este continente ha perdido a su principal baza para poder hacer algo grande en una competición de este tipo. Australia, el buque insignia del fútbol oceánico, se cambió hace tiempo a la Confederación Asiática dado el bajo nivel de sus contrincantes habituales, por lo que desde el 2006 sus éxitos forman parte del balompié de Asia.
Pese a todo, los 'Socceroos' tampoco han logrado llegar lejos nunca en una Copa del Mundo. Aunque es cierto que su fútbol ha experimentado una notable mejoría en los últimos años, especialmente a raíz de ese cambio de confederación, jamás han logrado pasar de los octavos de final, lejos de las rondas más lejanas. Por el momento, Marruecos y África han desbloqueado un nuevo nivel, está por ver cuánto tiempo le lleva a Oceanía hacer algo similar.