¿Es posible que un país pertenezca a un continente y su selección de fútbol forme parte de otro? Sí, lo es. Sucede exactamente eso con Australia, una de las revelaciones de este Mundial de Qatar que ha conseguido meterse en los octavos de final por méritos propios. Los 'Socceroos', como se les conoce coloquialmente, lograron ser segundos de su grupo tan solo por detrás de una de las grandes favoritas como Francia, y dejando en la cuneta a otras selecciones que se presuponen de un nivel similar o incluso superior como Dinamarca o Túnez.
Ahora, en los cruces no han tenido tanta suerte sobre el papel ya que se van a tener que ver las caras con Argentina, otro de los combinados que entran en las quinielas de cualquiera para proclamarse campeona del mundo, pero se han ganado el derecho a soñar al menos durante unos días más. Se suele decir que a un partido cualquier cosa puede pasar, y los de Scaloni ya mostraron debilidades en su debut en este Mundial al perder por sorpresa contra Arabia Saudí.
Para un país que no es puntero en el fútbol, llegar hasta estos límites supone ya un gran éxito. De hecho, este es su techo en un Mundial porque nunca han conseguido ir más allá y plantarse en unos cuartos de final, algo que sigue pareciendo muy complicado. Sin embargo, si sueñan con ello es porque hace unos cuantos años decidieron decir adiós futbolísticamente a su continente, Oceanía, y abrazar otro mucho más grande como Asia.
[Una gran Australia tumba a una decepcionante Dinamarca y se mete en los octavos del Mundial]
La selección de fútbol de Australia no pertenece a la Confederación de Fútbol de Oceanía, como sería lógico, sino que forma parte de la Confederación Asiática. Esto es así por voluntad propia y porque varios estamentos del deporte rey lo fueron permitiendo. Suena raro, pero parece un trato en el que varias partes ganan, especialmente los australianos.
Elevar la competitividad
Durante años, Australia se encontró una y otra vez con el mismo problema. En su carrera hacia los Mundiales, arrasaba en cada partido al enfrentarse con países menores de Oceanía que a duras penas podían plantear algún tipo de resistencia. Cada encuentro se saldaba con una goleada favorable a los 'Socceroos', pero quedaba la sensación de que ni siquiera se llegaba a competir.
Así, Australia tiene el récord de la mayor goleada de la Historia en un partido internacional. Lo consiguió en el año 2001, cuando venció por un escandaloso 31-0 a Samoa Americana. Los goles fueron cayendo uno tras otro, sin apenas esfuerzo, y viendo cómo el rival a duras penas conseguía mantener durante algunos segundos el balón en sus pies. No fue el único resultado abultado durante todos aquellos años.
El problema no era que los australianos se aburrieran de ganar fácil a países de su mismo continente, sino que pese a ser los campeones de Oceanía no se aseguraban un puesto en los Mundiales. Para ello, tenían que disputar una fase más ante rivales de otros continentes como Asia o Sudamérica, y ahí era cuando salían a relucir las carencias. Australia notaba que le faltaba competitividad, estar acostumbrado como equipo a rendir a un nivel máximo de exigencia contra rivales mucho más duros.
Una y otra vez en aquel país se estrellaron contra el muro de selecciones lejanas después de avasallar siempre en su clasificación oceánica. Soñaban con que su fútbol siguiera creciendo y poder presentarse ante el planeta entero en un Mundial, así que plantearon una medida drástica.
El planteamiento fue el de cambiar su Confederación de Fútbol de Oceanía por la Confederación Asiática. Es decir, como selección de fútbol dejarían de pertenecer a su continente original y pasarían a ser un equipo asiático más al uso con los mismos derechos que el resto. Las diferentes confederaciones y hasta la FIFA fueron dando el OK y el traspaso de poderes se materializó en el año 2005.
Llegan los éxitos
Que ahora Australia esté en unos octavos de final del Mundial no es cosa del azar, y gran parte de culpa la tiene, para bien, este cambio de confederación que tanto chocó en un inicio. Desde que aquello se produjo, los 'Socceroos' no han fallado jamás a una cita mundialista. Estuvieron en Alemania 2006, en Sudáfrica 2010, en Brasil 2014, en Rusia 2018 y ahora también en Qatar 2022.
[La Australia de Mitchell Duke sueña con los octavos y deja tocada a Túnez]
Todavía les falta mucho para poder dar un salto de calidad más, pero su objetivo principal que era el de poder estar con cierta regularidad con las mejores selecciones del planeta está cumplido con creces. En la cita de Alemania, llegaron a los octavos de final igual que sucede ahora en 2022. Allí sobrevivieron en un grupo en el que estaban Brasil, Croacia y Japón, y en los cruces Italia se impuso de manera casi milagrosa.
La vida de la selección australiana pasó a ser completamente diferente. Se terminaron los paseos triunfales en las fases de clasificación para los Mundiales. Dejó de jugar con rivales como Samoa o Tonga y pasó a enfrentarse a equipos como Japón, Arabia Saudí o Corea del Sur, rivales con mucho más empaque y sospechosos de estar en varias Copas del Mundo en los últimos tiempos. Esto contribuyó a aumentar el nivel competitivo de Australia, que durante los últimos años se ha batido en igualdad de condiciones y ha cumplido su sueño de llegar a varios Mundiales.
No solo eso, sino que los 'Socceroos' pasaron a ser un equipo asiático de pleno derecho, es decir, que dejaron de jugar la Copa de las Naciones de Oceanía y pasaron a competir en la Copa Asiática que se celebra cada cuatro años. Sus resultados son de lo más llamativo y demuestran que los oceánicos están a un nivel considerable. Llegaron a los cuartos de final en su primera participación en 2007, fueron subcampeones en 2011 y se proclamaron campeones de Asia por primera vez en el año 2015.
Este nivel se ha ido manteniendo y aumentando con el paso de los años desde que se produjo el cambio de confederación, y a tenor del crecimiento del fútbol australiano la decisión fue realmente buena para sus intereses. Ahora están a las puertas de un enfrentamiento histórico en los octavos de final de un Mundial ante Argentina, y nadie les quita el sueño de dar un paso más en su evolución.