Carlos Queiroz cogió los mandos de la selección de Irán el pasado mes de septiembre. Lo hizo con el único fin de hacer un buen papel en el Mundial de Qatar. Era un equipo al que conocía bien, habiéndolo entrenado antes durante ocho años (entre 2011 y 2019). Este martes, tras caer ante los Estados Unidos (0-1), "se acabó el sueño".
Irán se quedó muy cerca de meterse por primera vez en los octavos de final de un Mundial. Prácticamente, le valía el empate contra EEUU. La selección norteamericana ganó en un partido en el que los jugadores de ambos conjuntos, como en el Mundial de 1998, no llevaron al campo las tensiones que enfrentan a sus países.
"Creo que un empate hubiese sido más justo, pero el fútbol castiga al que no marca; y nosotros no lo hicimos", declaró Queiroz en la rueda de prens posterior al encuentro que se disputó en el estadio Al Thumama de Doha. Irán quedó tercera de grupo con tres puntos que sacó de su heroica victoria contra Gales.
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Estados Unidos se 'vengó' de la derrota ante Irán (1-2) en el '98, la única vez que ambas selecciones se habían medido. 24 años después el conflicto entre países sigue sin acabar y los futbolistas iraníes continúan siendo amenazados por su régimen. En aquel Mundial de Francia, durante el descanso de su enfrentamiento, funcionarios iraníes irrumpieron en el vestuario de su selección para retirar los pasaportes de los jugadores: si no ganaban -lo hacían 0-1 tras la primera mitad- no podrían regresar a casa ni sus familias salir del país.
Horas antes del partido en Qatar, la CNN publicó que el Gobierno de Irán había amenazado de nuevo a los familiares del combinado nacional con "el encarcelamiento o la tortura" si los jugadores "no se comportaran" como debían. Por tanto, no se podía repetir el gesto de los futbolistas sin cantar el himno como en el debut ante Inglaterra ni podían unirse a cualquier otra protesta política contra el régimen de Teherán.
"Terminamos como una familia. Todo lo que han hecho merece mucho respeto", decía Queiroz también tras el partido en el micrófono de El Partidazo de COPE. Celebró la forma de competir de su selección a pesar de vivir bajo un ambiente repleto de todo tipo de polémicas y controversias: "No es fácil convivir con situaciones de amenazas. Un día son héroes y otro día los quieren matar. Lo más importante ha sido mostrarles el camino en este Mundial. Tenemos que aportar una sonrisa y felicidad, y no lo que está pasando fuera del fútbol. Todo lo que han hecho los jugadores merece mucho respeto", dijo.
No fue el único gesto que dejó el técnico portugués de 69 años en el adiós de Irán en el Mundial: "Felicitamos a los Estados Unidos por su clasificación y les deseamos buena suerte para lo que queda de campeonato", dijo con gran deportividad. El fútbol volvió a demostrar que puede vivir ajeno a conflictos geopolíticos y puede ser una vía para la reivindicación ante las injusticias... más aún cuando esto se intenta evitar.