Más problemas para Qatar y también para la nueva Copa del Mundo que arrancará solo en unas semanas en el país asiático. El Emirato organizador del gran evento vuelve a estar bajo sospecha por una supuesta operación de espionaje que habrían llevado a cabo sobre diferentes ramas de la FIFA durante los últimos años.
El objetivo de este rastreo a gran escala sería tener la mayor información posible sobre el organismo rector del fútbol mundial para no perder la oportunidad de ganar la carrera por ser el organizador del Mundial de 2022. Una pelea que siempre ha estado bajo sospecha y es que las acusaciones de que Qatar ha comprado este logro a golpe de petrodólares se han acrecentado desde que se hizo pública la elección de la FIFA.
Ahora, el canal público alemán SRF ha elaborado con completo reportaje en el que acusa a Qatar y a su Emir, Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani, de orquestar una red de espionaje contra la propia FIFA para tener la certeza absoluta de que no iban a elegir otra sede. Querían conocer todos sus movimientos e investigaciones sobre el resto de posibles candidatos para anticiparse a las posibles ocurrencias del organismo que preside Gianni Infantino.
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A pesar de que el completo reportaje ha sido elaborado por un medio alemán, ha sido en la televisión suiza donde ha visto la luz, ya que la sede de la propia FIFA se encuentra en dicho país, en la ciudad de Zúrich. Según los profesionales de la información que han participado en este reportaje, Qatar habría estado siguiendo durante al menos 9 años a funcionarios de alto rango del organismo rector del fútbol mundial para garantizar la celebración del Mundial de fútbol.
Exagentes de la CIA implicados
El reportaje realizado por el canal alemán SRF y emitido en la televisión suiza ha desvelado también un asunto importante de esta trama de espionaje y que pertenecería en su autoría al Emir de Qatar, Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani. Decidió contactar con varios exagentes de la CIA para obtener los listados de llamadas telefónicas de varios miembros importantes de la propia FIFA.
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Tal y como publica dicho medio, esas decisiones fueron orquestadas por parte del máximo dirigente del país. Hasta un total de 66 agentes de los cinco continentes intervenieron en esta gran operación que se cerró tras un acuerdo secreto entre el propio país de Qatar y la organización que dirigió a esta importante legión de integrantes del servicio de inteligencia americano.
El pacto se selló en la ciudad de Zúrich donde se encuentra la propia sede de la FIFA y según publica la televisión suiza, el coste total de la operación rondó los 387 millones de euros. Una inversión sufragada en su totalidad por la Familia Real de Qatar. Estos trabajos de espionaje arrancaron en el año 2012 y se han extendido durante casi una década con un exhaustivo seguimiento de innumerables miembros del máximo organismo del fútbol mundial. Qatar no quería dejar ningún cabo suelto en su intención por llevar la próxima Copa del Mundo hasta un país árabe.
Sin embargo, los informes revelados por parte de SRF cuentan que la primera intención de Qatar no era espiar a la FIFA directamente, si no que fue una circunstancia adaptada durante el transcurso de la trama. El primer objetivo de los organizadores del próximo Mundial era controlar a las otras sedes que se presentaban como posibles rivales en la carrera por organizar la gran cita futbolística. Estos países fueron Estados Unidos, que después se quedaría con la Copa del Mundo de 2026 junto a México y Canadá, Japón, Australia y Corea del Sur.
El silencio de Qatar
Una vez consiguieron saber que gracias a su poderío económico estaban a la cabeza de los pensamientos de la propia FIFA, las labores de esta gran trama de espionaje se encargaron de intentar crear un combativo programa para limpiar su imagen de cara al exterior. Tenían la intención de acallar las muchas críticas que se habían lanzado contra el estado qatarí desde que presentó su candidatura.
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El Mundial de Qatar ha estado tocado por la sombra y la sospecha desde el primer momento. El nulo respeto a los Derechos Humanos, la persecución a mujeres y personas del colectivo LGTBI e incluso los ejemplos de supuesta esclavitud en la construcción de los estadios con víctimas mortales han provocado que la próxima Copa del Mundo sea definida como la de la vergüenza.
Países como España, Francia, Inglaterra o Dinamarca preparan ya boicots a diferentes escalas para mostrar su desaprobación a celebrar un Mundial en un territorio que cuenta con este preocupante historial. Sin embargo, ninguna federación se ha atrevido a retirar a su equipo antes de la competición.
Hace unos días, los organizadores del Mundial y las altas esferas del gobierno qatarí aseguraban que habían sido víctimas de una campaña de difamación sin precedentes en la historia del deporte, algo que veían injustificado. Tal y como publica SRF en su documental, Qatar buscó su apoyo en Estados Unidos para intentar llevar a buen puerto esta gran operación. Trabajaron de manera directa con la empresa americana Global Risk Advisors, compuesta por antiguos colaboradores de los servicios secretos norteamericanos y dirigida por el antiguo espía de la CIA Kevin Chalker.
De momento, el gobierno de Qatar no ha querido responder a estas acusaciones, aunque la versión oficial es que este tipo de publicaciones responden a esa campaña de desprestigio del país. Por su parte, la Fiscalía de Zúrich, conocedora del posible espionaje desde el año 2012, decidió no abrir investigaciones y cerró definitivamente la posible causa en 2020, alegando falta de pruebas.