Qué mejor que una victoria en el legendario estadio de Wembley, aunque sea un partido amistoso, para sellar el venturoso inicio de la era Lopetegui y remachar la transformación de un equipo afectado por bajas de varios ‘intocables’ y que finaliza su año con un equipo titular inédito y muy joven. Han bastado cinco partidos bajo la batuta del seleccionador vasco para constatar la reanimación de un equipo que bajó la testuz dos veces en Francia 2016, contra Croacia e Italia, y despejó cualquier duda sobre la necesidad de un cambio profundo.
Lo visto en estos últimos cuatro meses permite comprobar la veracidad de la promesa de Lopetegui (“evolución, no revolución”) y el afinamiento del manual de Del Bosque sin apartarse de sus postulados principales: toque y movilidad, con un mediocampo poblado y un solo delantero. Se percibe una mayor disposición a la innovación (España ha probado ya con defensas de tres ante equipos débiles) y, salvo la primera parte contra Macedonia, más movilidad en el ataque. La paciencia de siempre con un punto más de presión y de ritmo: probablemente el aspecto que más al desnudo quedó en los dos últimos partidos de la Eurocopa.
Resuelta la ‘jubilación’ de Casillas y retirado con honores Del Bosque, su sucesor tiene el reto casi imposible de igualar el nivel de la ‘generación de oro’. Para ello se ha encomendado a otra generación extraordinariamente prometedora: la selección sub-21 con la que conquistó el campeonato de Europa en 2013. (Contra Macedonia jugaron seis titulares de esa final -De Gea, Bartra, Thiago, Koke, Isco y Morata- más dos suplentes: Nacho y Carvajal). Wembley será un escaparate insuperable para de la España del futuro: salvo Busquets y Silva, faltarán (por lesión) los supervivientes de la época gloriosa: Sergio Ramos, Andrés Iniesta, Gerard Piqué y Jordi Alba.
La España de Lopetegui es la segunda con mejor balance de goles marcados y encajados (+16) en sus primeros cinco encuentros (sólo superado –con +17– por la de José Antonio Camacho). A tenor de las declaraciones de varios futbolistas, ‘Lopeta’ (como es apodado en el vestuario) ha conseguido motivar al grupo con ejercicios novedosos apoyados en vídeos y un ambiente de bastante compañerismo. Aunque cabe recordar que la presunta “armonía” de la ‘Roja’ durante la Eurocopa, aceptada por el periodismo deportivo en masa, resultó ser un velo para ocultar crecientes disensiones en el ocaso de la era Del Bosque y, ante todo, el conflicto con Iker Casillas por la gestión de su paso a la suplencia definitiva.
Consolidaciones
Además de la permanencia de De Gea en la portería, ya dispuesta por Del Bosque, España alumbra ya la probable pareja de centrales del futuro (Bartra y Nacho) en ausencia de Ramos y Piqué y tiene los laterales sobradamente cubiertos con Alba, Monreal, Carvajal, Azpilicueta o Juanfran (sin contar a los descollantes Bellerín o Gayá en la sub-21).
En la medular se consolida también definitivamente Koke, de rendimiento ascendente con la selección, mientras se esperan actuaciones decisivas de Thiago (el eterno deseado) o Isco (el favorito de la afición) para justificar su prestigio y su pretensión de reemplazar algún día a Iniesta o Silva. Es en la banda derecha, con Vitolo, donde ha emergido el primer triunfador de estos meses. Titular en todos los partidos con Lopetegui, un jugador que ni siquiera acudió a la Eurocopa ha jugado ya 388 minutos y es, junto a Diego Costa, el máximo anotador del equipo (con un peso mucho mayor que el del hispanobrasileño en el juego del equipo).
En la delantera, pese al regreso de Aduriz y de Costa, la señal ineludible de regeneración es el afianzamiento de Álvaro Morata, llamado a ser un símbolo de la nueva España, mientras Alcácer paga con la irrelevancia su escaso rendimiento en el FC Barcelona.
Balance agridulce
España culmina en su mejor momento un año bastante pobre, en el que solo emocionó durante dos partidos y medio en Francia, que hasta entonces se había mostrado notablemente desorientada en varios amistosos estériles (goleada intrascendente a Corea, derrota en casa contra Georgia cuatro días después). Nunca alcanzó la fluidez que maravilló al planeta fútbol durante cuatro años y nunca pudo sobreponerse a la pérdida de Xavi Hernández, Villa, Alonso o Puyol. Faltaban nervio, profundidad, precisión en los mecanismos colectivos y líderes sobre el césped, como se vería lamentablemente en el cruce de octavos de final contra Italia. Hacía falta otra persona para concluir la transición comenzada por Del Bosque.
Las señales, pues, permiten cierto optimismo: el partido de octubre en Italia no tuvo nada que ver con la durísima derrota ante los ‘azurri’ en París. Es de esperar un buen encuentro este martes en Londres ante la rejuvenecida y potente Inglaterra de Southgate, también líder de su grupo de clasificación a Rusia. “Hace apenas 48 horas que hemos jugado un partido y entre hoy y mañana sabremos qué once pondremos contra Inglaterra”, dijo este lunes Lopetegui en rueda de prensa. No hay pistas sobre la conformación del once que plantará en un estadio que España no pisa desde hace exactamente cinco años (derrota del equipo de Vicente del Bosque por 1-0, gol de Frank Lampard), precisamente el día en el que Casillas se convirtió en el jugador español con más presencias internacionales, distinción que sigue ostentando y seguirá ostentando como mínimo durante dos años (y eso si Sergio Ramos lo juega todo).