El PSG y Ceferin utilizan el 'virus FIFA' en su guerra contra Infantino: la lesión de Messi, una nueva pelea
El club galo ha estallado por tener que dejar ir a Messi con Argentina a pesar de que continúa lesionado y de que no ha podido jugar con ellos.
9 noviembre, 2021 06:05Noticias relacionadas
El PSG se ha sumado este fin de semana a la lista de equipos que han cargado contra la FIFA por tener que dejar ir a algunos de sus jugadores con sus selecciones en el parón internacional a pesar de estar lesionados. Este ha sido el caso principalmente de Leo Messi, quien arrastra unos problemas musculares que le han hecho ser baja en el duelo de este fin de semana del conjunto parisino contra el Bordeaux.
A pesar de que el equipo sustentado por el potencial económico de Qatar consiguió llevarse los tres puntos, en la cúpula estaban bastante cabreados con que Argentina hubiera llamado a Leo para acudir a sus filas de cara a los compromisos de clasificación para la Copa del Mundo. Uno de ellos, contra Brasil.
Por este motivo, Leonardo utilizó el medio de confianza del club, Le Parisien, para que unas palabras suyas dieran la vuelta al mundo y consumasen lo que ya era un hecho, el divorcio total del PSG con la FIFA. El club que preside, aunque no dirige, Nasser Al-Khelaïfi está más enfrentado que nunca al máximo organismo del fútbol mundial gracias a su alianza con Aleksander Ceferin, presidente de UEFA.
La lesión de Messi y esta crítica a CONMEBOL, FIFA y al fútbol de selecciones en general ha supuesto una nueva excusa para abrir otro frente en la cruzada que mantienen los parisinos con el organismo de Gianni Infantino, al que le tienen declarada la guerra desde hace un tiempo por diferentes intereses.
Esta circunstancia que vive el PSG no es ni mucho menos nueva ya que decenas de clubes la sufren en cada parón internacional. Por normativa de FIFA, los clubes están obligados a ceder a sus jugadores cuando las federaciones les llamen para compromisos internacionales. Algo muy similar le ha sucedido, por ejemplo, al Real Madrid con Gareth Bale.
El galés se lesionó tras regresar de su última convocatoria con Gales y ha estado de baja hasta ahora, que ya parece recuperado y que se ha vuelto a marchar con su país sin jugar ni un solo minuto con la camiseta blanca y con solo un par de entrenamientos. Serán los médicos de Gales quienes evalúen su situación y quiénes decidan si participa en alguno de los trascendentales partidos que tiene el combinado nacional.
Sin embargo, en la guerra del PSG, la ausencia de Messi ha sido una mera excusa para atizar una vez más a su diana favorita, un Infantino al que le han declarado la guerra como medida de presión orquestada por el nuevo 'mejor amigo' de Al-Khelaïfi, quien le ha puesto al frente de la ECA y quien le ha concedido un favor tras otro.
Una guerra con historia
Leo Messi se ha visto ahora en mitad de una guerra que ni siquiera es suya. El PSG ha utilizado al argentino como arma arrojadiza en una batalla que tiene un contexto muy amplio. Detrás de este maquiavélico plan se encuentra, como no, la UEFA, quien está decidida a romper con FIFA, o mejor dicho, con Infantino, casi de forma unilateral.
Uno de los primeros puntos de ruptura entre los dos estamentos se produjo con motivo de la salida a la luz de la Superliga Europea. Ceferin, que se quedaba sin poder de manera alarmante tras la creación de este gran proyecto, buscó rápidamente aliados en su frente de batalla para consolidar su ejército. Ahí halló al Bayern de Múnich, quien se desmarcaba de la propuesta de clubes como el Real Madrid, la Juventus o el FC Barcelona. Sin embargo, su gran apoyo iba a ser otro, el PSG.
En una relación mutuamente beneficiosa, Al-Khelaïfi pasó a ser la nueva mano derecha de Ceferin, lo que antes fue Andrea Agnelli, a cambio de que este hiciera la vista gorda con, entre otras cosas, el Fair Play Financiero y los dispendios del conjunto parisino en un verano en el que llegaron Messi, Sergio Ramos, Wijnaldum, Donnarumma o Achraf.
Otro de los favores fue poner al presidente del PSG al frente de la Asociación Europea de Clubes para tenerle todavía más cerca. A cambio, Nasser cerraría siempre filas contra cualquier tema que tuviera que ver con la Superliga, sobre todo cuando se dieron cuenta de que Gianni Infantino no condenó de manera rotunda la creación de este proyecto.
Aunque el presidente de la FIFA intentó ser conciliador con todas las partes, una vez conoció el proyecto y la intención de los clubes fundadores no pudo resistirse a la evidencia y abrirse a conversaciones que acercaran un futuro próspero para la Superliga. En la UEFA esto fue interpretado como la primera de una serie de altas traiciones.
Junto a este conflicto abierto, y sin cerrar entre ambas partes, llegarían más tiranteces como la intención de la FIFA de instaurar en el fútbol una Copa del Mundo cada dos años, lo que trastocaría gran parte del calendario de competiciones europeas como la Eurocopa o la Nations League. Esto suponía otro duro golpe para la ambición de Ceferin, que no es otra que querer tener cada vez más poder en el universo del balompié.
La intención del presidente de la UEFA es dominar el fútbol incluso sin ser el propio presidente de la FIFA y para ello se ha buscado potentes aliados como el PSG. De ahí que desde el conjunto galo tomen parte cada vez que pueden en estos enfrentamientos, ahora con el 'virus FIFA' como invitado y con Leo Messi como excusa.
Plante contra la FIFA
Lo que pretende el PSG es liderar una guerra en la que los clubes vayan contra el máximo organismo, jugando con sus deseos en función de su beneficio particular. Todos los equipos se han visto afectados por esta situación en algún que otro momento. Por ello, el PSG sabe que jugando bien sus cartas, contará con muchos apoyos para añadir un nuevo problema a la FIFA. Y todo, con Ceferin moviendo los hilos por detrás.
Sin embargo, lo que los clubes deben ver, y muchos ya lo han hecho, es que la intención de esta unión, que no deja de ser más que un complot, es imponer el monopolio que ejercen en el fútbol europeo también en el estamento más importante de este deporte. Si Ceferin ya es peligroso al frente de la UEFA y si Al-Khelaïfi lo es a los mandos de uno de los clubes más poderosos del mundo, no es muy complicado darse cuenta de lo que podrían ser si tuvieran todavía más terreno para expandir sus dominios.
Tras esta nueva batalla abierta, lo que queda claro es que la solución no está en cambiar el poder de unas manos hacia las otras, sino en dárselo a los clubes que son los que verdaderamente tienen a los jugadores en propiedad como profesionales del fútbol. Ellos son quiénes les pagan, quiénes llenan los estadios y quiénes acercan el deporte a los aficionados, por los que ellos deben ser quienes, de acuerdo con los propios futbolistas, marquen el camino en comunión con la FIFA, último responsable.
Los jugadores, la clave
Retomando el origen de este nuevo conflicto entre PSG-UEFA y la FIFA, que no es otro que esa lesión muscular de Messi que no le ha impedido viajar con Argentina, la solución a corto plazo está mucho más cerca de lo que parece y, obviamente, no pasa por alinearse detrás del ejército oscuro de Ceferin y Al-Khelaïfi. La solución está en los jugadores por delante de las federaciones.
La mayoría de ellos, como sucede en el caso de Leo Messi o de Gareth Bale, los ejemplos citados unas líneas más arriba, tienen el poder y el liderazgo suficiente como para llamar a sus seleccionadores para decirles que no están en buenas condiciones físicas, que no han podido jugar con sus clubes y que, por lo tanto, tienen la responsabilidad de quedarse en casa recuperándose, y no de estar viajando para rascar algunos minutos.
Es por ello que los clubes tienen otros responsables a los que mirar cuando suceden estos casos que después derivan en lesionados por culpa del 'virus FIFA'. Si Messi, Bale o el jugador que sea renunciara a ir con su selección, dado que su club no puede prohibírselo, el problema estaría resuelto. Pero pocos son sinceros y dan la cara ante esa posibilidad. Aún así, lo que demuestra es que la solución no está en la trinchera de Ceferin y Al-Khelaïfi, que utilizan hasta la lesión de una de sus estrellas para intentar seguir minando la resistencia de su enemigo, convertidos en los nuevos caciques del fútbol.
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