El 25 de noviembre de 2020, el mundo lloraba la partida de Diego Armando Maradona, una de las figuras más emblemáticas en la historia del fútbol. Cinco años después de su fallecimiento, el proceso judicial que investiga las circunstancias de su muerte continúa generando controversia y atrasos, en un caso que mantiene a Argentina y al mundo pendientes de sus avances.
Maradona murió a los 60 años en su residencia del barrio privado San Andrés, en Tigre, donde se encontraba bajo internación domiciliaria tras ser operado de un hematoma subdural el 3 de noviembre de 2020. Su estado de salud, ya debilitado por años de excesos y problemas médicos, incluía insuficiencia cardíaca, obesidad, adicción al alcohol y secuelas de una vida cargada de presiones y golpes físicos.
La autopsia confirmó que murió debido a un "edema agudo de pulmón secundario a insuficiencia cardíaca crónica reagudizada" y reveló una miocardiopatía dilatada. Sin embargo, las investigaciones posteriores arrojaron sospechas sobre el papel de los profesionales encargados de su cuidado durante sus últimos días.
Los acusados
El caso fue elevado a juicio en abril de 2022, y los fiscales determinaron que hubo un "cúmulo de conductas penalmente relevantes" por parte del equipo médico a cargo, compuesto por ocho profesionales de la salud.
Entre ellos figuran el neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz, dos enfermeros (Gisella Dahiana Madrid y Ricardo Omar Almirón), el coordinador de estos últimos (Mariano Perroni), la médica coordinadora Nancy Forlini y el médico clínico Pedro Di Spagna.
A todos ellos se les acusa de "homicidio simple con dolo eventual", un delito que contempla penas de entre 8 y 25 años de prisión. Según la fiscalía, los imputados colocaron a Maradona en una situación de indefensión al no proporcionarle la atención médica adecuada, a pesar de conocer el estado crítico de su salud.
Retrasos y complicaciones
El inicio del juicio ha sufrido constantes postergaciones. Programado inicialmente para el 4 de junio de 2024, se reprogramó para el 1 de octubre y finalmente fue aplazado hasta el 11 de marzo de 2025. Este retraso responde, en parte, a solicitudes de las defensas de algunos acusados, quienes argumentaron la necesidad de más tiempo para preparar sus estrategias legales.
Una de las imputadas, la enfermera Gisella Madrid, solicitó un juicio por jurado, lo que añade complejidad al proceso. Además, se prevé que más de 200 testigos declaren, incluyendo familiares del ídolo, sus abogados y exparejas, así como expertos médicos y peritos. Las audiencias se realizarán tres días a la semana y se espera que capturen la atención mediática tanto en Argentina como en el extranjero.
El caso gira en torno a una pregunta fundamental: ¿la muerte de Maradona fue inevitable o pudo haberse evitado con una mejor atención médica? La fiscalía sostiene que hubo negligencia y una conducta temeraria por parte de los acusados, quienes no tomaron las medidas necesarias para prevenir el desenlace fatal.
Por su parte, las defensas argumentan que el estado de salud de Maradona era crítico y que las complicaciones que derivaron en su fallecimiento estaban más allá del control médico. Según fuentes judiciales, será difícil probar que los imputados actuaron con la intención de provocar su muerte, aunque el equipo médico a cargo sí habría cometido errores graves.
Las implicaciones del juicio
El juicio por la muerte de Maradona no solo busca esclarecer responsabilidades legales, sino que también pone de manifiesto las tensiones y problemas del sistema de salud en Argentina. La falta de controles adecuados, la presión social que rodeaba al ídolo y los posibles conflictos de intereses entre los profesionales encargados de su cuidado son temas que han salido a la luz en este proceso.
Además, el caso ha dividido a la opinión pública. Algunos ven a los acusados como chivos expiatorios en un sistema que falló en proteger a una figura tan querida, mientras que otros exigen justicia por lo que consideran un abandono injustificable de una persona en estado vulnerable.
A medida que se acerca la nueva fecha del juicio, las expectativas crecen. El proceso, que incluye la presentación de más de 130.000 mensajes de audio y la declaración de testigos clave, promete ser uno de los más mediáticos en la historia reciente del país. La familia de Maradona, incluyendo a sus hijas Dalma y Gianinna, se ha presentado como parte damnificada, buscando respuestas y justicia para su padre.
Cinco años después de la muerte de Maradona, su figura sigue siendo motivo de homenajes y controversias. El juicio no solo determinará si los acusados son responsables de su fallecimiento, sino que también será un reflejo de cómo una sociedad trata a sus ídolos caídos. La pregunta sigue abierta: ¿se hará justicia para el hombre que hizo soñar al mundo con un balón en sus pies?