La eliminatoria contra el Barça había sido un primer aviso, la ida de las semifinales en Dortmund una segunda advertencia, y el nuevo fracaso europeo del París Saint-Germain se confirmó en la vuelta. El Borussia venció también en el Parque de los Príncipes para meterse en la final de la Champions League y reventó cualquier pronóstico. [Así vivimos la victoria del Borussia Dortmund ante el PSG]
Los germanos lucharán por su segunda Liga de Campeones con todo merecimiento tras desbancar a un PSG que se mostró impotente durante toda la eliminatoria en su camino de cara al gol. Hasta seis postes se encontraron los franceses a lo largo de la serie en una mezcla de mala fortuna y de falta de efectividad.
Ni Mbappé, ni Dembélé, ni Gonçalo Ramos. Ninguno de los talentosos futbolistas del París Saint-Germain fue capaz de derribar la zaga alemana, que al contrario que en eliminatorias anteriores se mostró mucho más segura y ofreció más garantías.
El Dortmund cumplió en París con una mezcla de personalidad y de sacrificio. Tuvo momentos de zozobra y de agobio como era previsible, pero aguantó de pie para volver a una final de la Champions League once años después.
Con el freno echado
El París Saint-Germain necesitaba meterle una marcha alta al partido desde el primer momento. Tenía el factor ambiental a su favor y pese al resultado de la ida seguía siendo el favorito por la diferencia de plantilla y de presupuesto con su rival.
Gonçalo Ramos fue el primer jugador que se atrevió a dirigir el balón hacia la portería contraria tratando de hacer daño al rival. Achraf se internó por la banda derecha haciendo gala de su facilidad para ir al ataque y puso el balón al área, pero Ramos no pudo conectar como a él le hubiese gustado y Kobel atrapó sin ningún problema.
De nuevo fue el portugués el que trató de generar inquietud a la defensa alemana con un lanzamiento desde la frontal del área a la media vuelta que se marchó demasiado cruzado. Fue una muestra de que a este delantero no le hace falta demasiado para crear una ocasión de gol, pero también de que no iba a ser fácil entrar en la defensa visitante.
El Dortmund se plantó en el Parque de los Príncipes a jugar con personalidad, serenidad y confianza. Durante esta primera mitad en ningún momento perdió los papeles y se mostró como un equipo muy serio, capaz sin ningún tipo de duda de plantarse en toda una final de la Liga de Campeones.
A los de Terzic tampoco les quemó el balón en los pies cuando tuvieron oportunidad de realizar posesiones largas. Además, encontraron en Sancho a su jugador más desequilibrante y en Füllkrug a un gran apoyo para descargar balones en el ataque.
De este último fue una gran dejada de espaldas a la portería para la llegada de Ryerson desde atrás. Un disparo, el del lateral derecho, que se estrelló contra el lateral de la red pero que sirvió para ponerle las orejas tiesas al París Saint-Germain.
En el PSG el jugador más brillante, dentro de un partido gris, seguía siendo Mbappé. El francés protagonizó una gran acción individual por la banda izquierda que terminó en el lanzamiento de Dembélé en el costado contrario, y después asistió a Fabián, que le pegó desviado desde la frontal del área.
Eso sí, la más clara de toda la primera mitad fue para un Dortmund que estuvo a punto de darle un buen bocado a la eliminatoria. Adeyemi se plantó mano a mano ante Donnarumma dentro del área, pero su disparo se encontró con una mano prodigiosa abajo del guardameta para mantener a flote a los franceses.
El Dortmund mata
Al París Saint-Germain le hacía falta algo más, bastante más, para sentirse en disposición de pasar a la final de la Champions League. Por eso salió en tromba y de hecho estuvo a punto de rozar el gol que hubiera supuesto el empate en la eliminatoria.
Mbappé, de nuevo en su papel de asistente, puso un centro desde la banda izquierda, un defensa del Dortmund realizó un mal despeje y entonces el balón se envenenó. Gonçalo Ramos despejó más que rematar de manera inexplicable, y en el segundo palo Zaire-Emery se topó con el palo cuando tan sólo tenía que empujar.
Fueron momentos de zozobra para el Borussia, que estaba claro que iba a tener que vivir algún momento de achicar agua. Sin embargo, cuando peor lo estaba pasando llegó el gol definitivo. En un córner servido desde la banda izquierda, Hummels consiguió rematar libre de marca en el segundo palo para batir a Donnarumma y poner patas arriba cualquier pronóstico.
El PSG se enrabietó después del gol. Gonçalo Ramos volvió a intentarlo pero de nuevo falló, y poco después fue Nuno Mendes el que, con un disparo desde fuera del área, se encontró por segunda vez para el París con el poste.
Quedaba aún tiempo y los de Luis Enrique sabían que tenían que seguir apretando. Soñaron con el empate en una acción en la que Orsato señaló penalti sobre Dembélé, pero acto seguido rectificó de forma correcta y sacó la falta fuera del área. Sin consecuencias el posterior lanzamiento de Asensio.
Quedaba el arreón final del París Saint-Germain, que no bajó los brazos ni siquiera en el tiempo añadido. La mala suerte se cebó con los de Luis Enrique, que se toparon con la madera en dos ocasiones más, una de Mbappé en un tiro dentro del área, y otra de Vitinha en un espectacular disparo desde fuera.
Los germanos resistieron, cerraron su portería y consiguieron confirmar el enésimo batacazo del París Saint-Germain en la Champions League. Esta competición sigue siendo un quebradero de cabeza para Al-Khelaïfi y Mbappé se irá de París sin ganarla. El Dortmund ya espera rival en la final de la Champions.
PSG 0 - 1 Dortmund
PSG: Donnarumma; Hakimi, Marquinhos, Beraldo, Nuno Mendes; Zaïre-Emery (Lee, m.76), Vitinha, Fabian Ruiz (Asensio, m.63); Dembélé, Ramos (Barcola, m.63), Mbappé
Borussia Dortmund: Kobel; Ryerson, Hummels, Schlotterbeck, Maatsen; Sabitzer, Emre Can; Brandt (Nmecha, m.85) Adeyemi (Reus, m.56), Sancho (Sule, m.67); Füllkrug
Gol: 0-1, m.50: Hummels
Árbitro: Daniele Orsato (ITA), amonestó a los locales Dembelé y Hakimi y a los visitantes Sabitzer y Hummels
Incidencias: Encuentro de vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones disputado en el Parque de los Príncipes de París ante unos 48.000 espectadores.