En el duelo de depresiones, ni el Nápoles ni el Barça recuperaron la moral en la ida de los octavos de final de la Champions League. Los culés fueron incapaces de doblegar a un indigno rival que si ha llegado hasta estos cruces de la mejor competición del mundo es casi por arte de magia, porque por lo visto en el campo es algo que se escapa a toda lógica. [Así vivimos el empate entre el Nápoles y el Barcelona]
Los italianos firmaron un partido lamentable y aún así frenaron a un Barça que seguramente mereció más por su mayor iniciativa. Sin embargo, los de Xavi Hernández fueron incapaces de conseguir una victoria que les hubiera servido para encarrilar la eliminatoria y para ganar muchos puntos de moral.
La eliminatoria llega muy abierta a Montjuïc, pero después de lo visto no son buenas noticias para el Barcelona. El Nápoles llegaba hundido y con un entrenador que no había estado ni 48 horas en su nuevo cargo, pero los culés fueron incapaces de aprovechar estas circunstancias para asestar un golpe en Europa.
El gol de Lewandowski abrió el cielo ya en la segunda mitad, pero este Barça tampoco está sobrado de confianza y encajó el empate en el primer lanzamiento del Nápoles entre los tres palos. Osimhen, incluso lejos de su mejor nivel, es definitivo. Dentro de tres semanas y con los italianos más acostumbrados a su nuevo entrenador, la ciudad condal dictará sentencia.
El despropósito del Nápoles
Un flan. Eso fue el Nápoles en una primera parte lamentable en la que lo mejor, sin lugar a dudas, fue el resultado. Los de Calzona sobrevivieron casi de forma inexplicable ofreciendo una imagen indigna para un equipo que está en los octavos de final de la Champions League. Las estadísticas fueron un fiel reflejo del ridículo de los italianos, que no firmaron ni un solo tiro ni fuera ni entre los tres palos durante el primer acto.
El Nápoles pagó muy cara su falta de identidad. Hacía apenas 48 horas había cambiado de entrenador en una de esas decisiones locas de De Laurentiis, y quedó claro que el giro no llegó en el mejor momento. Pronto el Barça dio muestras de que, a poco que hiciera, iba a ser superior a su rival sin tener ni siquiera que emplearse a fondo.
La fragilidad defensiva de los locales fue estremecedora, y tan sólo la falta de acierto impidió que el primer acto terminara decantado a favor de los culés. Yamal fue el primero en atreverse a intentarlo, descaro de la juventud, pero su lanzamiento se marchó por encima del larguero.
El Nápoles, falto de automatismos y también de confianza, se empeñaba una y otra vez en arriesgar sacando el balón jugado desde atrás, y ahí los de Xavi Hernández, que fueron arriba en la presión, olieron sangre. De nuevo Yamal encogió al Diego Armando Maradona cuando obligó a Meret a intervenir por primera vez.
Daba la sensación de que en cualquier momento podía llegar el gol del Barça dada la inoperancia en todas las facetas del juego de un Nápoles muy en crisis, pero los italianos fueron resistiendo y restando minutos al reloj. Lo hizo no sin tener que sostenerse en Meret, su portero, que sacó el pie abajo a un disparo de Lewandowski desde dentro del área tras una buena jugada de Cancelo.
Tuvo otra más el Barcelona acto seguido con un lanzamiento lejano de Gündogan, pero de nuevo Meret se vio obligado a emplear los guantes. El portero, sin duda, el mejor de su equipo y del partido.
Ya en los últimos minutos de la primera mitad el Nápoles amagó con dar un paso adelante y se atrevió al menos a pisar el área del Barcelona. Lo hizo sin peligro, eso sí, porque ni siquiera hubo un sólo lanzamiento a portería. Lamentable actuación de los napolitanos ante un Diego Armando Maradona ilusionado.
Lewandowski golpea
El Nápoles pareció cambiar su imagen en el arranque de la segunda mitad, seguramente animado por la charla de Calzona en el vestuario, aunque fue tan sólo un espejismo. Los italianos pisaron el área con más facilidad, pero poco a poco el Barça fue ganando de nuevo terreno.
Tanto fue así que al cuarto de hora llegó el gol del equipo culé, seguramente merecido. En una combinación interior entre Íñigo Martínez y Pedri, el canterano sirvió un gran pase para Lewandowski que, dentro del área, en su hábitat natural, no perdonó y batió a Meret con un gran tiro raso.
El resultado se asemejaba más a la realidad de lo que estaba siendo el partido. El Barça se veía con ventaja y empezaba a soñar con los cuartos de final de la Champions League, pero los catalanes no van tampoco precisamente sobrados esta temporada.
Demostrando lo endeble que puede llegar a ser el equipo de Xavi Hernández, el Nápoles empató en su primer tiro a puerta del partido. Tras una combinación interior Anguissa sirvió a Osimhen, que se zafó de Íñigo Martínez para definir en el mano a mano ante Ter Stegen. Pidió falta el central, pero el colegiado interpretó que fue un lance más del juego.
Con el empate el Nápoles se creció y vio el camino abierto, mientras que el Barcelona pasó unos momentos de apuros. Gündogan tuvo el triunfo con un tiro desde la frontal en el último segundo, pero el marcador no se movió más y todo se decidirá dentro de tres semanas en Montjuïc. El Barça sigue jugando con fuego.
Nápoles 1 - 1 Barça
Nápoles: Meret; Di Lorenzo, Rrahmani, Juan Jesús, Olivera; Cajuste (Hamd Traorè, m.68), Lobotka, Anguissa; Politano (Raspadori, m.77), Kvaratskhelia (Lindstrom, m.68) y Osimhen (Simeone, m.77).
Barcelona: Ter Stegen; Kounde, Iñigo Martínez, Araújo, Cancelo; De Jong, Gundogan, Christensen (Oriol Romeu, m.86); Pedri (Joao Félix, m.86), Lamine Yamal (Rapinha, m.80) y Lewandoski.
Goles: 0-1, m.60: Lewandoski; 1-1, m.75: Osimhen.
Árbitro: Felix Zwayer (Alemania). Amonestó a De Jong (m.16) y Chirstesen (m.78) por parte del Barcelona.
Incidencias: encuentro de ida de octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio Diego Armando Maradona de Nápoles.