El fútbol español tiembla por las lesiones de ligamento cruzado que afectan a sus jugadores. Se ha convertido en una epidemia que deja a Gavi como su última víctima. El jugador del FC Barcelona sufrió la rotura más temida por los futbolistas en el partido de España contra Georgia. El centrocampista también afectado el menisco externo.
Con Gavi, ya son ocho jugadores de La Liga que se han roto el cruzado en lo que va de La Liga. Apenas se ha cumplido un tercio de la competición y ya se han superado los números de temporadas anteriores sobre estas lesiones, además de acercarse peligrosamente a los del curso pasado que ya fueron de récord (13).
Ha sido un mes catastrófico en este sentido, puesto que a finales de octubre Mauro Arambarri (Getafe) se rompió el menisco y el cruzado. Le han seguido Aleksandar Sedlar, del Alavés, y Yeremy Pino, del Villarreal. El delantero español sufrió la grave lesión en un entrenamiento con el 'Submarino Amarillo' solo dos días antes del percance de Gavi.
Las cifras son alarmantes y obligan a los principales estamentos del fútbol a encontrar conclusiones. Todas las miradas apuntan a un calendario cargado de partidos, tanto a nivel de clubes como de selecciones, y que no parece que vaya a reducirse a corto plazo. "Es la octava lesión de este tipo que llevamos en este primer tercio de temporada. Un número muy elevado", alertó el doctor Pedro Luís Ripoll en declaraciones divulgadas este lunes por la agencia EFE.
La clínica del doctor Ripoll (Ripoll y De Prado Sport Clinic) está acreditada como Centro Médico de Excelencia por la FIFA. La rotura del ligamento cruzado, más aún cuando hay daños asociados en el menisco, es una de las peores lesiones en el mundo del fútbol, aunque "las técnicas quirúrgicas [...] han evolucionado mucho". Los tiempos de baja son en torno a ocho meses, y de nueve para arriba según lo afectado que haya quedado el menisco.
"El dato [ocho ligamentos cruzados rotos en tres meses] preocupa y seguirá subiendo", coinciden algunos expertos consultados por este diario. Javier Muniain, osteópata y fisioterapeuta, es un poco más comedido al explicarlo también para EL ESPAÑOL: "No sé si preocupante es la palabra, pero creo que sí es un dato importante a tener en cuenta, o bien los equipos intentan adaptar el trabajo físico para intentar paliar este efecto de la sobrecarga, o hay que tener en cuenta este incremento de partidos -y de lesiones- a la hora de programar la temporada".
"A mayor carga de partidos, las piernas van acumulando minutos. Y eso se nota. Las sobrecargas musculares pueden perfectamente pasar la factura, y normalmente lo hacen en forma de lesión", añade.
Los hay que se han tenido que retirar, como fue el caso de David Silva el último verano. A sus 37 años, y todavía con una campaña más de contrato con la Real Sociedad, colgó las botas tras sufrir la lesión en la pretemporada. Sergio Álvarez, portero del Celta que se desgarró el menisco en la temporada 2019/2020, tampoco volvió a jugar jamás tras la lesión.
En agosto de este año, el Real Madrid sufrió un doble varapalo con las roturas del cruzado de Thibaut Courtois y Éder Militao en un plazo de tan solo tres días. Y esa misma semana, Joel Roca, jugador de solo 18 años del Girona, pasó también por lo mismo.
El tema de la edad es uno de los que arroja más dudas. Igual que Gavi -de 19 años- y Roca, sube el número de futbolistas jóvenes que se rompen el cruzado. En los últimos meses, ha habido tres casos más similares que afectan a jugadores de los filiales de Primera División: Dani Pérez (Betis), Panichelli (Alavés) y Xabi Huarte (Osasuna). Tienen 18, 21 y 22 años, respectivamente.
"En principio, no debería un jugador joven ser más propenso, siempre y cuando esté bien preparado físicamente", señala Javier Muniain. "Pero es cierto que con los años y la experiencia la musculatura cada vez va siendo más resistente y está mejor adaptada a los esfuerzos que el campo requiere, por lo que no sería raro pensar que los jugadores jóvenes -aunque bien entrenados- podrían estar algo menos adaptados al esfuerzo a nivel muscular. Podría ser...", dice en un condicional que muestra que todavía entre los expertos sigue siendo una lesión compleja en muchos aspectos.
Más partidos, más minutos... y responsabilidad
El foco lleva años poniéndose sobre el calendario, que para los equipos más grandes ya lo normal es superar los 50 partidos por temporada. Los parones internacionales, que en la mayoría de veces implican desplazamientos largos, son lo que más enfada a los clubes. Pero también se han ido expandiendo otras competiciones (como la Supercopa de España o la Champions League a partir de 2024) y se han creado otras (la Nations League).
A su vez, ahora los partidos duran más tiempo de media. La española es la segunda liga de las 22 que se disputan en Europa en la que más minutos de media se añaden en los partidos con 12,9. Es decir, los partidos ya duran 100 minutos o más de media y en muchas ocasiones se juegan tres por semana. Es otra clave que puede explicar el aumento de lesiones graves en un plazo tan corto, ya que en la temporada 2019/2020 hubo nueve roturas de cruzado en La Liga y en las dos siguientes (2020/2021 y 2021/2022) fueron siete en ambas.
Y la cuestión final: ¿puede detectar un jugador que está al límite de sufrir una lesión del cruzado, ha de ser responsabilidad única del cuerpo médico de su club/selección o se asocia más a imprevistos del juego?
"El principal elemento que puede dar la pista al cuerpo técnico de que algo no va bien es el propio jugador", explica Muniain. "Estos tienen que ser muy conscientes de cómo se encuentran a nivel físico y tener una comunicación constante con el cuerpo técnico y el servicio médico. Se pueden hacer pruebas físicas aleatorias en distintos tramos de la temporada, pero es complicado. Lo ideal es que los jugadores comuniquen siempre de forma sincera su estado de forma, es la mejor manera de prevenir y proteger", dice. Aún así, todo parece ahora mismo difícil para frenar esta crisis de los cruzados.