Luis de la Fuente llegaba al parón de selecciones con muchas más dudas que certezas. El 'caso Rubiales' le había dejado señalado en el cargo por sus aplausos al máximo mandatario de la Federación, ahora suspendido de sus funciones por la FIFA. Sus disculpas supieron a poco, pero él se limitó a centrarse en lo que ocurre en el terreno de juego.
La hora de la verdad llegó frente a Georgia. Una prueba de fuego para atisbar el verdadero nivel de los suyos. Ni siquiera la conquista de la UEFA Nations League le había valido, ya que había dejado previamente un tropiezo inesperado frente a Escocia y unas sensaciones más que dudosas.
Frente a Georgia, el guion de la película cambió radicalmente. La selección española desarboló por completo a su rival y dejó una imagen sencillamente espectacular. Siete goles, pocas dudas atrás y la certeza que su equipo está cogiendo velocidad de crucero. Una demostración de que está siendo capaz de dotar con sus armas a los jugadores.
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Él mismo se encargó de recalcar tras la victoria frente a Georgia todas esas horas que hay detrás para preparar los partidos. "Este triunfo es fruto de mucho trabajo", zanjó el seleccionador. Y lo cierto es que ha sido capaz de cambiar el rumbo de un equipo que parecía alicaído tras el Mundial de Qatar.
Y así Luis de la Fuente supo dar un golpe sobre la mesa y demostrar la valía que se le presupone para estas batallas futbolísticas. Le hizo un 'siete' a Georgia, que pudieron ser muchos más. Pero lo más importante, es que se reafirmó como seleccionador de España. Los goles hicieron olvidar las dudas que había sobre él, algo que parecía haberle pesado de manera notable en sus ruedas de prensa previas.
Una victoria para reafirmarse
Si algo necesitaban la selección española de fútbol y su técnico era una victoria, pero no una de esas corrientes y molientes. Solo valía una por todo lo alto y así fue, fueron un auténtico torbellino frente a Georgia, un rival al que solo habían podido vencer por la mínima en los dos enfrentamientos previos.
Aunque más que los jugadores, el verdaderamente señalado era Luis de la Fuente. Los aplausos del técnico riojano en la pasada Asamblea extraordinaria de la Real Federación Española de Fútbol hicieron que varias voces pidieran su dimisión. Algo que ya se había especulado previamente, especialmente tras sus dos primeros partidos frente a Noruega y Escocia. Una victoria con más luces que sombra y una derrota cuestionaron si él había sido la opción adecuada para sustituir a Luis Enrique.
Esos dos partidos de la fase de clasificación para la Eurocopa 2024 habían abierto la Caja de Pandora. Un triunfo frente a Noruega, en un partido que se decidió en los últimos minutos, y una clara derrota frente a Escocia, que fue la gota que terminó de colmar el vaso. Una de cal y otra de arena.
Poco después llegó el título de la UEFA Nations League, que llegaba para romper esa sequía de la Absoluta. Sin embargo, el 'caso Rubiales' le señaló indirectamente y le hizo acaparar los focos, algo a lo que Luis de la Fuente no ha estado acostumbrado a lo largo de su carrera en los banquillos.
Él reconoció que no había sabido manejar los tiempos para expresar su contrariedad a los actos de Luis Rubiales. Su comunicado llegó tarde y fue posterior a la inhabilitación de la FIFA, lo que hacía que su imagen quedase muy dañada tras lo ocurrido. No le quedó más remedio que pedir perdón de manera reiterada.
A pesar de sentirme ampliamente respaldado por la Federación y su presidente interino, Pedro Rocha, las miradas recaían fuertemente sobre él. Y contra Georgia, Luis de la Fuente encontró la mejor de las maneras para resarcirse, la que más le gusta él, brillando sobre el terreno de juego. Un 'siete' para despejar cualquier duda.
Además, poco después de reafirmarse como seleccionador, quiso mandar un mensaje claro y conciso, sin rodeos. Dejó plasmada su intención de abstraerse de las polémicas y apostilló que solo quiere estar al tanto de lo que ocurre dentro del terreno de juego.
"Estoy preparado para vivir todo lo que esté relacionado con el fútbol. Yo quiero que hablemos de fútbol. Me siento muy seguro y la gente que tiene que confiar en mí. Con esas herramientas es complicado que pueda bajar los brazos. No lo haré nunca", sentenció el técnico.
Transformación de la Selección
España hacía más de seis años que no le endosaba a un rival siete goles o más a domicilio, ya que la última fue contra Liechtenstein el 5 de septiembre de 2017 con Lopetegui en el cargo. Han pasado más de un lustro, pero ha servido para ver cómo Luis de la Fuente ha conseguido cambiar la mentalidad de sus jugadores.
"Me ocupo de lo que puedo controlar. Me centro en preparar bien los partidos y en motivar a los jugadores. Ellos son los protagonistas de esta película. Lo que digan o dejen de decir me siento fuerte por el apoyo de mis jugadores", explicaba tras la abultada goleada frente a Georgia.
Y es que el seleccionador ha cambiado ese planteamiento impuesto en los últimos años de pase y pase que servía para llegar hasta casi la línea de meta a la portería. De la Fuente ha querido dejar atrás esa idea de juego para buscar algo más directo, más efectivo. Y lo ha conseguido, al menos de momento.
De hecho, en Tiflis ya igualó el registro de mayor victoria visitante de la Selección al descanso con un 0-4 imponente. Y no paró de crecer la cuenta goleadora hasta alcanzar los siete, pudiendo ser muchos más si la suerte hubiese estado un poco más de su lado.
Devolvió ese juego alegre, electrico y vertical, haciendo que muchos jugadores mostrasen su mejor versión. Marco Asensio, Dani Olmo, Fabián, Nico Williams, Lamine Yamal y, en especial, Álvaro Morata fueron una pesadilla para sus rivales. No les dieron ni un minuto de respiro gracias a ese espíritu que les ha impregnado Luis de la Fuente.
Ahora solo le queda seguir dando pasos hacia delante y cumplir el objetivo de estar en la próxima Eurocopa en 2024. Contra Chipre el próximo martes tendrá una oportunidad de reivindicarse de nuevo y esta vez será frente al público más duro, el español. Pero él ya ha demostrado que está asentado en el cargo.