La selección española sub21 mereció más, mucho más. A tenor de lo visto sobre el terreno de juego, en el cómputo global de los 90 minutos de la final de este Europeo se puede decir sin miedo a equivocarse que España fue mejor que Inglaterra, pero que sólo le faltó el gol, y eso que gozó de un penalti seguido de otros dos disparos a quemarropa en el último minuto. [Así vivimos la victoria de Inglaterra sobre España]
El conjunto de Santi Denia cayó por la mínima (1-0) ante un conjunto inglés que se alió con la suerte para adelantarse en el marcador, que se libró de varias ocasiones claras y que planteó un partido subido de tono en algunos momentos. Especialmente en la primera parte fueron habituales los parones por entradas duras, discusiones, disputas, y hasta se montó una gran tangana en el momento del gol de Inglaterra.
Las ocasiones, los córners, la posesión y las llegadas al área las puso España, pero la suerte decidió en esta ocasión ponerse del lado inglés para desequilibrar la final. Lo hizo al filo del descanso, con ese famoso gol psicológico que ya no pudo levantar la sub21 en la segunda mitad. Palmer ejecutó una falta desde la frontal del área que tocó en la barrera y despistó cruelmente a Arnau Tenas, que no pudo reaccionar a tiempo.
La segunda mitad fue un torrente de ocasiones del conjunto de Santi Denia pero sin recompensa. Abel Ruiz, Riquelme, Gabri Veiga... Todos los intentaron, los titulares y los que fueron entrando al terreno de juego para dar frescura al ataque. No era el día y el balón no quería entrar en la portería inglesa para, al menos, forzar la prórroga.
El milagro estuvo a punto de suceder. Casi se había cumplido el tiempo cuando Abel Ruiz quedó tendido en el área pidiendo penalti. El colegiado fue a revisar la acción al VAR y, efectivamente, decretó la pena máxima, pero ni Abel Ruiz primero, ni Aimar Oroz, ni Camello en el rechace acertaron a definir.
España, de esta forma, se cuelga la medalla de plata después de haber realizado un Europeo sub21 sensacional en el que ha demostrado un buen juego y grandes aptitudes. Esta generación de jugadores es un diamante por pulir y, aunque no haya conseguido el campeonato, tendrá mucho que decir en el futuro más inmediato del fútbol.
España fue mejor
Inglaterra comenzó avisando con un gran disparo de Gordon ante el que tuvo que intervenir Arnau Tenas. El inglés se coló por el costado zurdo, se habilitó a su pierna derecha y puso el balón abajo, donde duele a los porteros, pero Arnau sacó una mano prodigiosa para evitar el primer tanto del encuentro.
Fue la primera y casi la única aproximación de los ingleses en la primera mitad, porque a partir de ahí España tomó el mando del partido. Los de Santi Denia se asentaron, se hicieron con la posesión y comenzaron a llegar. Baena primero y Paredes después estuvieron muy cerca de adelantar a la sub21, pero poco a poco el choque se fue enfangando con pérdidas de tiempo y enfrentamientos entre los jugadores.
Parecía que el partido se iba a ir al descanso con empate, pero entonces llegó un golpe de fortuna para los ingleses. En una falta ejecutada desde la frontal del área, Palmer tuvo la fortuna de que el balón tocó en Jones, que se había incrustado en la barrera, y despistó de esta forma a un Arnau Tenas que nada pudo hacer. Golpe justo antes del intermedio.
La celebración del gol estuvo seguida de una tangana gigantesca que se montó a la altura de los banquillos entre los jugadores y los miembros técnicos de ambos conjuntos. Por suerte, la sangre no llegó al río y todo se calmó para disputar la segunda mitad.
Estos 45 minutos finales fueron un monólogo de España. Los de Santi Denia lo pusieron todo... menos el gol. Presionaron arriba, robaron, encerraron a Inglaterra y lo probaron una y otra vez. Abel Ruiz, Riquelme, Gabri Veiga, todos tuvieron sus ocasiones pero ninguno de ellos acertó a definir.
Tenas mantuvo con vida a España hasta el final y fue ahí cuando se desencadenó todo. Abel Ruiz cayó en el área cuando ya estaba sobrepasado el minuto 90. Se quedó tendido sobre el césped mientras el juego continuó, pero unos instantes después el colegiado acudió al VAR y revisó que, en aquella acción que reclamaba el del Sporting de Braga, había penalti.
Fue el propio Abel Ruiz el que asumió la responsabilidad de lanzar el penalti, pero se encontró con la intervención del guardameta inglés. Tampoco acertó en el rechace Aimar Oroz, con todo a favor, ni en el siguiente Camello, que la echó arriba. Una triple ocasión inmejorable desperdiciada que habría significado la prórroga.
España se quedó de vacío, pero con el tiempo se verá todo con perspectiva y se entenderá que ha realizado un torneo de chapeau.