Hay jóvenes aficionados de Osasuna que ahora están celebrando su mayoría de edad y que no habían nacido cuando su equipo jugó su primera final de la Copa del Rey. Como si fuera un regalo para todos ellos, el conjunto navarro les va a dar una nueva ocasión de verle peleando por un título con todas las de la ley. [Athletic Club 1-1 Osasuna: narración y goleadores]
Osasuna jugará la final del torneo del KO por segunda vez en toda su Historia después de eliminar al Athletic Club en San Mamés gracias a un gol de Pablo Ibáñez en el minuto 116 que será recordado por los tiempos de los tiempos en Pamplona. Los navarros se vieron por debajo en el marcador, generaron menos ocasiones de peligro, "sufrieron como perros" tal y como dijo su héroe, pero firmaron un ejercicio de supervivencia perfecto que les llevó a conseguir el pase.
El Athletic lo intentó de todos los modos. Se adelantó en la primera parte con el gol de Iñaki Williams y vio las puertas abiertas, pero los constantes fallos de cara a la portería contraria y la actuación de Sergio Herrera impidieron que la diferencia fuera a más. Osasuna aguantó el temporal, supo llegar a los 90 minutos vivo y asestó el golpe definitivo en la prórroga con un chaval de la casa como protagonista. Poético.
El Athletic lo busca
En San Mamés siempre se esperan partidos de alto voltaje desde que el árbitro señala el inicio, más todavía si se trata de la vuelta de unas semifinales de la Copa del Rey. El público cumplió con lo suyo, llenó el estadio y generó un ambiente de cita grande. Los gritos se podían escuchar a cientos de gritos, pero los jugadores se encargaron de rebajar un poco las revoluciones de todo el mundo.
No hubo grandes alardes durante los primeros minutos. A Osasuna le interesaba que sucedieran pocas cosas y el Athletic sabía que le bastaba con un gol en los 90 minutos para, al menos, forzar la prórroga. Así transcurrió el cuarto de hora inicial, pero poco a poco los vascos comenzaron a despertar. Los rojiblancos decidieron meter una marcha más y pusieron más de su parte para desequilibrar la balanza, así que encontraron premio.
Ya se había pasado la media hora de juego y los de Valverde gozaron de un saque de esquina favorable desde el costado derecho. Un centro medido al primer palo fue peinado por Vesga con tanto peligro que su prolongación encontró a Iñaki Williams, libre de marca dentro del área, para hacer enloquecer a San Mamés. El delantero se estiró en posición acrobática para batir a Sergio Herrera y hacer el primero del partido.
Aquel gol era suficiente, por lo menos, para mandar la eliminatoria a la prórroga, y con esa mínima ventaja para los leones se fue el partido al descanso. Desde luego que si alguien lo había intentado en la primera parte había sido el Athletic, así que se puede decir que el resultado era justo en el intermedio.
Osasuna nunca terminó de encontrarse en San Mamés. Tampoco en la segunda parte, porque su balance ofensivo fue muy escaso para alguien que aspira a meterse en toda una final de la Copa del Rey. Los de Arrasate prefirieron tratar de guardar lo que tenían, aunque su ventaja inicial se había ya esfumado. El Athletic apretó en la segunda mitad y rozó el gol en varias ocasiones, especialmente en dos ocasiones clamorosas de Nico Williams que mandó al limbo.
La prórroga
Nadie consiguió desequilibrar la balanza así que la eliminatoria, por si no había ya suficiente emoción, se marchó a la prórroga. Por delante otros 30 minutos más que le iban a dar un punto extra de exigencia física al partido. Aquí el Athletic lo siguió intentando y fue Vesga el que de nuevo al saque de un córner conectó un cabezazo ante el que tuvo que intervenir Sergio Herrera. El cancerbero fue el mejor de Osasuna.
El cansancio comenzó a hacer mella y eso pese a que los entrenadores movieron el banquillo. Por eso el Athletic perdió fuelle y Osasuna pudo respirar. Tanto fue así que entonces llegó el momento decisivo y que entrará en la historia del club navarro. A falta de cuatro minutos para los penaltis, un centro desde la banda derecha encontró a Pablo Ibáñez que, con un golpeo espectacular de interior desde la frontal del área, marco el gol de su vida.
San Mamés enmudeció y el Athletic se quedó sin capacidad de reacción. Osasuna vuelve a estar en una final de la Copa del Rey 18 años después.