Javier Alberola Rojas desapareció al principio de esta temporada de los campos de Primera División. Uno de los colegiados habituados a dirigir partidos en la máxima competición nacional abandonó en silencio la práctica del arbitraje por un problema de salud grave contra el que ha estado luchando de manera insistente durante los últimos cuatro meses.
Durante unas pruebas físicas, el árbitro se puso alerta al encontrarse realmente mal. Tuvo que acudir al Hospital de Toledo, asistido por un amigo, y allí le dijeron que tenía que quedarse ingresado. "Mis alarmas saltaron. Fui al médico porque mi brazo estaba un poco hinchado", confiesa en un vídeo emitido por la Real Federación Española de Fútbol con su historia.
Allí, enseguida vieron que su diagnóstico no iba a ser sencillo. Los doctores vieron que tenía dos venas obstruidas que estaban desviando el riego sanguíneo hacia un sitio inapropiado, así que le dijeron que tendría que ser sometido a una intervención. "Se había formado una congestión de las venas que impedía la circulación. Tuve suerte, porque la circulación se cortó, la sangre dejó de circular pero por suerte se fue hacia la zona del brazo y no hacia la cabeza y el corazón. De ser así, habría sido más grave", relata el árbitro.
Pasó por el quirófano
Javier Alberola Rojas fue intervenido y entonces comenzó un primer intento de recuperación: "Me quitaron la costilla accesoria que provocó que las venas se obstruyesen", comenta el colegiado. Entonces, le dieron el alta y pudo marcharse a casa, pero fue tan solo de manera provisional porque tan solo tres días después tuvo que volver a ser ingresado: "Me tienen que volver a ingresar y paso por la UCI. La cirugía me había provocado un neumotórax y me quitaron dos litros y medio de sangre".
Alberola Rojas tuvo que pasar prácticamente un mes entero en el hospital, guardando un reposo absoluto, con fiebre y con medicación. Por suerte, más adelante pudo dejar su ingreso y su alta ya fue real, ya que no tuvo que volver. Su estado de salud, eso sí, seguía siendo débil y tuvo que ir quemando etapas muy poco a poco para ir poniéndose de nuevo a tono.
"En los primeros días empiezas a andar y no puedes ni calzarte porque tienes dolores", recuerda el colegiado sobre los primeros días después de salir del hospital. Sus amigos o su padre le acompañaba simplemente a andar, él, que estaba acostumbrado a un esfuerzo físico de tanta exigencia como pide un partido de Primera División.
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Eso sí, lo que jamás le faltó fue el apoyo de sus seres queridos. Tanto su familia como sus amigos, y también sus asistentes en los partidos, estuvieron en todo momento pendientes de su evolución. "También otros compañeros que, estando a tres o cuatro horas de Toledo, preguntaban si era necesario que viniesen, eso se agradece", recuerda muy emocionado.
Ahora, con todo ese calvario ya superado, Alberola Rojas se encuentra totalmente recuperado y fuera de peligro. Ha seguido un plan de recuperación que le hace estar listo de nuevo para dirigir un partido de Primera División cuando la competición regrese.