"Lo de aquellos años fue toda una locura", rememora Javier Irureta, o Jabo, como siempre se le ha conocido en el mundo del fútbol, para EL ESPAÑOL. Esta pequeña frase del artífice desde el banquillo del milagro resume a la perfección lo que se vivió en La Coruña con el Dépor entre los años 1999 y 2004. En aquellos momentos el conjunto gallego no es que se codeara con los mejores equipos de La Liga, es que incluso llegó a ser uno de los grandes de Europa y se quedó a las puertas de jugar una final de la Champions League.
"Lo del Dépor fue una efervescencia brutal, y todo hay que tomarlo desde el momento en el que llega Lendoiro, que generó ilusión y enganchó al público joven, que estaba un poco distante del equipo de la ciudad", analiza el periodista Xosé Antón Fraga, de la Televisión de Galicia.
La concentración de éxitos fue impresionante. Un campeonato de La Liga, dos subcampeonatos y otros dos terceros puestos, una Copa del Rey, el famoso 'Centenariazo' ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, dos Supercopas de España y sobre todo unas semifinales de la Champions League que elevaron al Dépor a unos niveles estratosféricos. Aquella eliminatoria ante el Oporto de Mourinho todavía escuece en Riazor y todos se acuerdan a la perfección de las actuaciones arbitrales de la ida y de la vuelta.
Pero tal y como todo creció como la espuma, también se derrumbó como un castillo de naipes. No fue de la noche a la mañana, pero sí fue un proceso que advertía síntomas de agotamiento, que dio varios avisos, y que terminó con la situación actual. Ahora el Dépor se pasea por los campos del tercer escalón del fútbol nacional, la Primera RFEF. Ha cambiado al AC Milan o al Bayern de Múnich por la Cultural Leonesa o Unionistas de Salamanca. Son campos con mucho menos glamour, pero igual de dignos por los que los blanquiazules pelean por recuperar su grandeza.
Aquellos maravillosos años
La década de los 90 fue un gran momento futbolístico para el Dépor. Recuperó la Primera División y de la mano de Lendoiro y sus fichajes llegó a plantar cara en los primeros puestos de La Liga. Incluso se hizo con la Copa del Rey y la Supercopa de España de 1995, dos grandes éxitos, aunque nadie se creía que lo mejor todavía estaba por llegar.
1999 fue el año clave. La llegada de Jabo Irureta al banquillo, procedente además del eterno rival, el Celta de Vigo, fue un punto de inflexión fuera de lo común. En aquella última temporada del milenio el Dépor se proclamó campeón de La Liga, hubo 'efecto 2000', y de qué manera para los blanquiazules. El Deportivo, que nunca antes en su historia había conseguido alzar el campeonato de la regularidad, llevándose el título de Liga a sus vitrinas.
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Ni Real Madrid, ni Fútbol Club Barcelona, ni cualquier otro equipo pudieron aguantar el buen hacer de los gallegos, que desde ese momento pasaron a ser uno de los equipos más temibles en España. Se abrió un periodo de cinco años de ensueño para el Dépor. Daba exactamente igual la competición, pero lo que jugaban los de Irureta lo peleaban hasta el final y estaban entre los mejores. La Liga, la Copa del Rey, la Supercopa de España... o hasta la Champions League.
Fue Europa lo que más hizo soñar y lo que más fuerte golpeó al Dépor y a su afición. Durante todos aquellos años los gallegos siempre superaron la fase de grupos, pero sobre todo en la temporada 2003/2004 fueron mucho más allá y alcanzaron las semifinales. Una eliminatoria de infausto recuerdo por las decisiones arbitrales que todavía hoy en día, casi 20 años después, se siguen recordando en la Torre de Hércules y sus proximidades como si fuera ayer.
Irureta, el artífice
Jabo Irureta llegó al Dépor para hacer cosas grandes, pero seguramente nadie se imaginaba que podría hacerlas gigantescas. Su nombre está para siempre ligado a la historia del Deportivo y tanto tiempo después los aficionados le siguen dando las gracias: "Mucha gente me sigue parando y hablando de aquel partido que hicimos contra el Madrid en la Copa del Rey. Está muy presente en la mente de los aficionados, tanto de la gente que era del Dépor como de los que no lo eran", dice para EL ESPAÑOL el que fuera entrenador blanquiazul desde 1998 hasta 2005.
"Estuvimos unos años ganando La Liga, la Copa del Rey, luego la Supercopa, fuimos dos veces seguidas segundos y terceros después, estuvimos cinco o seis años en lo más alto de todo", recuerda Irureta. "Íbamos a Europa y fuimos el primer equipo español que derrotó al Bayern en su estadio con los goles de Makaay. Luego se lo terminaron llevando", apunta el entrenador de los éxitos.
"Obviamente fue un bombazo, pero La Liga del 2000 no resultó tan extraña porque el Dépor estuvo a punto de ganarla en 1994 con el famoso penalti de Djukic", relata Xosé Antón Fraga, que pone en relieve el trabajo de los años previos.
La Champions League también regaló muchos momentos de gloria y de prestigio internacional a un club que, hasta el momento, a duras penas era reconocido en el viejo continente. Dos veces avanzaron los de Riazor hasta los cuartos de final y una a octavos antes de aquellas semifinales contra el Oporto de la campaña 2003/2004. La eliminatoria quedó inevitablemente marcada por las actuaciones arbitrales tanto en la ida como en la vuelta.
Primero en Portugal, el central Andrade fue expulsado por un ligero toque con la pierna a Deco, por entonces todavía en el Oporto antes de terminar en el Barcelona. El colegiado le mostró la roja directa en los instantes finales y le privó de jugar el encuentro de vuelta. En Riazor, en un partido muy disputado, los lusos se adelantaron pero un codazo sobre Scaloni dentro del área no fue penalizado por Pierluigi Collina. Una agresión en toda regla que sigue indignando al deportivismo.
"Jugamos partidos contra los mejores equipos de Europa, el Manchester United, la Juventus, el Milan de Ancelotti... El partido contra el Oporto fue bastante duro", lamenta Jabo Irureta, al que todavía se le remueve algo dentro cuando recuerda todo aquello. No obstante, se queda con la parte positiva: "La gente disfrutó bastante, y es lo que más me alegra".
El 'Centenariazo'
Otro de los momentos mágicos de la historia del Dépor es el título de la Copa del Rey de 2002. No por el hecho del campeonato en sí, que también, sino por las circunstancias que lo rodearon. El rival fue el Real Madrid, el escenario el Santiago Bernabéu y el momento, el día del 100 cumpleaños de historia de la entidad blanca. Allí se plantó el Dépor dispuesto a triunfar y lo hizo.
"Dentro del equipo estábamos muy unidos y veíamos que era factible ganar la Copa. El equipo estuvo muy bien, y el primer gol nos dio mucha fuerza para tener continuidad en el juego. El Real Madrid ya ves cómo sabe remontar, así que nunca puedes estar tranquilo", relata Jabo Irureta sobre aquella final del Bernabéu.
El entrenador vasco apeló no solo al plano futbolístico en la charla previa con sus jugadores, sino también a lo emotivo para que sus futbolistas saltaran a por todas: "Era un miércoles, un día laboral, y llegaron a Madrid cerca de 20.000 personas. Les dije que se fijaran en toda esa gente, que había que hacer un esfuerzo porque había llegado mucha afición del Deportivo", confiesa Irureta.
En tercera categoría
Lamentablemente para el Deportivo, aquellos años se esfumaron. Los éxitos pasaron a mejor vida y dejaron paso a una época de penurias tanto en lo futbolístico como en lo económico. El club rozó la desaparición, pero su afición jamás le ha dado la espalda y la manera en la que ahora se vuelca con su equipo en la Primera RFEF, la tercera categoría del fútbol nacional, es digna de alabar.
Ahora los gallegos tratan de recuperar una pequeña parte de toda aquella historia y cumplen su tercer año en este tercer escalón. El año pasado se quedaron a las puertas de regresar a Segunda División, pero esta temporada las cosas le están costando mucho más y marchan a cinco puntos del líder, aunque todavía resta mucho por delante.
"Me da mucha pena, casi lloro muchas veces y me pregunto qué es lo que ha pasado, no puedo entenderlo. Quizás no se podía mantener un gran equipo por el dinero y por los fichajes, pero es duro y es muy difícil", dice con mucha pena y anhelo Jabo Irureta al ver a 'su' Dépor tan lejos de donde él lo dirigió.
El periodista Xosé Antón Fraga, no obstante, recalca el apoyo social incondicional de esta institución: "El Dépor en la ciudad es santo y seña, es la representación, como una marca que lleva la gente. Es como alguien de la familia, si tienes un familiar en un mal momento no lo dejas solo, es cuando más lo apoyas, pues la gente tiene ese sentimiento", explica.
Ahora, aún estando lejos de la elite, más de 15.000 personas de media se dan cita en cada partido en Riazor. Todavía esos incondicionales están lejos de poder disfrutar del fútbol del más alto nivel o de ver a su equipo como hace 20 años, pero lo mejor de todo es que no lo han abandonado y le siguen arropando cada semana.