Joan Laporta quiso tranquilizar a la afición y a los jugadores del Fútbol Club Barcelona antes del importante encuentro contra el Real Madrid de este domingo. El presidente utilizó la televisión del club azulgrana para intentar levantar el ánimo del club después del fracaso del miércoles contra el Inter que deja al equipo culé con pie y medio fuera de la Champions.
Solo un milagro salvaría al Barça de volver a disputar la Europa League por segundo año consecutivo. Un triunfo del Inter ante el Viktoria Pilsen mandaría ya directamente a los de Xavi Hernández a la segunda competición continental. Si no se produjera, los azulgranas deberían todavía ganar a Bayern y Viktoria Pilsen y esperar un favor del conjunto bávaro en la última jornada.
Sin embargo, la realidad es que Laporta terminó muy defraudado con Xavi Hernández y los jugadores tras el encuentro ante el Inter en el Camp Nou. El enfado del presidente, según fuentes cercanas a la directiva, era mayúsculo hasta el punto que el proyecto deportivo se juega su futuro de aquí a que empiece el Mundial el próximo mes de noviembre.
Una derrota en El Clásico y la eliminación de Champions pondría a Xavi al borde del precipicio. Al entrenador se le acaba el crédito y el partido contra el Real Madrid será clave para su continuidad en el banquillo del Camp Nou. Ya "no es intocable", según fuentes del Barcelona, y Laporta no tardará en apuntar al técnico si los resultados no llegan.
El máximo dirigente azulgrana solo acudió a Xavi como situación de emergencia ante la caída sin freno que el equipo estaba teniendo la pasada temporada bajo el mando de Koeman. Laporta se encomendó a la leyenda del Barça y de la Selección, pero sin creer en él. De hecho, Xavi iba en la candidatura de Víctor Font en las pasadas elecciones y no estaba dentro del plan del actual presidente.
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Examen final a Xavi
El Barcelona dejará de ingresar más de 30 millones de euros presupuestados si cae en la fase de grupos de la Champions. Un nuevo pellizco para una economía maltrecha y muy delicada después de las palancas y de la venta de importantes activos de la entidad. La sensación en el club es que se ha dado a Xavi una plantilla muy por encima de sus posibilidades financieras y haciendo una apuesta muy importante por lograr grandes resultados a corto plazo.
La desconfianza en el Barça hacia Xavi ha ido creciendo en las últimas semanas. Los malos resultados en Champions, donde solo ha podido ganar al Viktoria Pilsen, han demostrado que el equipo se encuentra mejor que pasado curso, pero aún muy lejos de los mejores clubes de Europa.
El Clásico contra el Real Madrid será un examen final para Xavi. Es cierto que el pasado curso consiguió una victoria por 0-4 en el Santiago Bernabéu, pero el equipo de Ancelotti llegó a ese encuentro con La Liga en el bolsillo y pensando más en la Champions que en otra cosa. Esta vez será diferente y ahí es donde el Barcelona quiere demostrar que puede aspirar al campeonato doméstico.
Laporta aseguró en Barça TV que "la confianza está intacta en Xavi y en los jugadores, que son muy buenos". Como se suelde decir en el mundo del fútbol, "la ratificación es el primer paso hacia la destitución". Lo cierto es que Xavi no es intocable y que Laporta valorará el futuro del entrenador tras El Clásico.
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En caso de perder y de confirmarse la eliminación de la Champions, nadie en Can Barça asegura ya la continuidad de Xavi. El parón por el Mundial llegará el 10 de noviembre y ese es el tiempo que tiene el técnico catalán para enderezar una situación que se ha complicado mucho en las últimas semanas. Una derrota ante el Real Madrid y el fracaso en Europa podrían poner fin a su etapa en el banquillo culé. La espada de Damocles ya prende sobre la cabeza de Xavi.