El término deadline day se refiere, en inglés, al último día del mercado de fichajes y cada vez es más extendido en el planeta fútbol. Es de esos hechos que demuestran la viralidad que han cobrado los 31 de agosto, o en el caso de esta ventana de traspasos el 1 de septiembre. No hay (casi) reglas, salvo que a las 23:59 horas acaba todo.
Según se acerca el último día de mercado, los nervios crecen. Por eso los directores deportivos apenas tienen tiempo para atender llamadas que no tengan que ver con altas o bajas y los clubes, en su mayoría, no se atreven a dejar hablar a sus futbolistas de estos asuntos. Una figura se erige sobre el resto, la del representante.
EL ESPAÑOL ha hablado con Miguel Alfaro, agente de futbolistas. Trabaja en You First, empresa fundada en 2002 y que actualmente representa en torno a 300 jugadores. Él, en concreto, ha cerrado operaciones este verano que han llevado al belga Origi del Liverpool al Milan o al kosovar Muriqi de la Lazio al Mallorca. El 30 de agosto, dos días antes del cierre, firmó el acuerdo de Fabián Ruiz con el PSG.
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Puede sacar pecho de esta operación, que ha costado 23 millones para sacarle del Nápoles. Lo de Fabián "ha sido una situación un poco límite", dice. Y analiza así el traspaso: "Ha sido cocinado a fuego lento, pero ha tenido muchos altos y bajos y una lucha muy grande con un club vendedor muy difícil de gestionar". Finalmente, el español firmó un contrato con el equipo de Mbappé y cía hasta 2027.
Miguel podrá descansar dentro de unas horas, pero lo que le queda es el tramo de mayor locura en el mercado. "Un día de sentimientos encontrados", prefiere definirlo él. A menudo, se llega con gran parte del trabajo hecho, pero siempre queda algo: "Alguna situación que solucionar, algún movimiento inesperado... Te hace pensar que se pierde mucho tiempo. Es un mercado muy largo en el que se pierde mucho tiempo", reflexiona.
El último día tendrá curvas, siempre las tiene. Solo hay que recordar lo ocurrido el año pasado en España, cuando se cerraron al límite tres operaciones cruciales: Luuk de Jong, del Sevilla al Barça; Antoine Griezmann, del Barça al Atleti; y Saúl Ñíguez, del Atleti al Chelsea. Tuvo que haber foto finish para ver si entraron a tiempo en el ordenador de LaLiga, que es el que define todo.
Este año, aunque los problemas financieros de los clubes españoles han marcado nuestro mercado, también habrá alguna sorpresa. Barça y Sevilla están llamados a ser los agitadores, aunque hay equipos como Espanyol o Rayo a los que les queda trabajo por delante.
Fuera de La Liga los focos se ponen en la Premier League. Los clubes ingleses han gastado solo en los últimos cinco días más de 370 millones de euros en fichajes y un total de 2.120 'kilos' a lo largo del verano.
"Los clubes tienen necesidades de última hora, se vuelven un poquito más irracionales a la hora de buscar opciones y el nivel de negocio se analiza menos", dice Miguel Alfaro sobre lo que marca el último día de mercado. Uno a veces no sabe lo que esperar de las últimas 24 horas y pueden aparecer "oportunidades inesperadas que te cambian por completo la visión de todo un mercado".
La inquietud de los futbolistas
El futbolista es el que más sufre durante los cierres del mercado. "La inquietud es, principalmente, de los jugadores que cuentan menos en sus equipos. Esas situaciones generan un poco de tensión", explica Miguel.
Fernando Calero, central del Espanyol, hablaba así del cierre del mercado en una entrevista reciente con este diario: "Intento llevarlo con tranquilidad. La mayoría de los jugadores, sino todos, tenemos representante. Ellos son los que al final se encargan de hacer el trabajo de hablar con un club, con otro, y son los que en teoría te tienen que mantener al margen para que tú sigas centrado en lo tuyo y hagas tu trabajo", decía.
"Los clubes tienen necesidades de última hora y se vuelven más irracionales"
El otro tipo de operaciones son aquellas que "por la dinámica" se han metido en el último día: "Eso genera la misma inquietud", destaca Miguel. "Puede aparecer el riesgo de tener que hacer todo deprisa y corriendo y que cualquier cuestión técnica, a nivel administrativo, legal o de documentos, haga caer el trato por la falta de tiempo. Existen muchos y diferentes casos en los que ha habido sorpresas desagradables", explica.
En La Liga hubo un caso hace ocho años que es el mejor ejemplo de esto. El Valencia cerró el traspaso de Nicolás Otamendi con el Oporto el 31 de agosto de 2014. Todos los papeles en orden y todas las cifras aceptadas. Pero el conjunto che, al introducir los datos del jugador en el FIFA Transfer Matching System -ahí es donde se registran las transferencias de jugadores entre clubes-, vio que era extracomunitario y no le podía inscribir. El central argentino tuvo que irse un año cedido al Atletico Mineiro brasileño.
Anécdotas de los cierres
Hay varias historias para no dormir de los 31 de agosto. Hace justo 20 años, en 2002, las oficinas del Real Madrid dejaron una escena para la historia. Florentino Pérez, desprovisto de su chaqueta, y Jorge Valdano cerraron a las once de la noche el fichaje de Ronaldo Nazario desde el Inter de Milán. El mayor de los bombazos habidos y por haber en los cierres del mercado.
El año pasado se puso producir algo similar, cuando desde Valdebebas se mandaron ofertas al PSG por Mbappé que llegaban a los 200 millones de euros. El club de los Parques de los Príncipes se negó, pese a que por entonces se daba por hecho que el jugador no iba a renovar.
El Madrid suele protagonizar casos llamativos en días así. Difícil olvidar el famoso fax, ese que debía cerrar el fichaje de David de Gea desde el Manchester United y que no llegó a tiempo a LaLiga. El club blanco siempre culpó a los ingleses de no mandar la documentación a tiempo. El acuerdo era por 30 millones más el trueque con Keylor Navas, que aquel 31 de agosto de 2015 estuvo esperando más de una hora a un avión al que nunca se llegó a subir.
Una peculiaridad del cierre del mercado, que no se dará este año, es que las ligas no cierran a la vez. En 2008, por ejemplo, la italiana lo hacía a las siete de la tarde. Diego Milito fue vendido ese día del Zaragoza al Genoa y su representante tuvo que saltar una valla en la sede de la Serie A, ya cerrada, y meter el contrato por la ventana. La operación fue aceptada, algo impensable en la actualidad.
Una firma desde el hospital
Seguramente, nadie se salva de vivir situaciones surrealistas en los cierres. Miguel Alfaro tiene la suya propia, aunque prefiere no dar nombres. Era una operación entre un club extranjero y otro de Primera División que por poco no se cayó el último día. El motivo: un inesperado percance sufrido por el propio jugador.
"Era una operación bastante definida, con los documentos para hacer viajar al jugador y firmar, incluso para ser firmados antes de viajar por la falta de tiempo. Pero el futbolista tuvo un problema de salud y tuvieron que ingresarle en el hospital", relata.
"Es impactante cómo puede llevarte al límite el estrés del último día de mercado"
No era nada grave por lo que el negocio se pudo llevar a cabo, pero obligó a que sucediera una inverosímil escena: "Fue una situación un poco desagradable, con un jugador firmando casi desde una camilla de un hospital. Con las prisas que eso conlleva. Una situación surrealista", recuerda.
"Es un poco impactante cómo puede llevarte al límite el estrés del último día de mercado", sentencia Miguel. Este 1 de septiembre, él y los innumerables actores que integran el fútbol, comenzará esa agónica cuenta atrás. Límite 24 horas. Nosotros, en cambio, disfrutaremos del día más divertido del mercado de fichajes.