El FC Barcelona afronta unos días y unas semanas realmente complicadas en lo económico y en lo deportivo. El club azulgrana sigue sumido en una profunda crisis, pero Xavi Hernández ya le ha pedido a su presidente, Joan Laporta, y a todo su equipo, que necesita fichajes para reforzar una plantilla que este año ha mostrado todas sus carencias. Por ello, el técnico no quiere volver a vivir una situación tan complicada.
El club ha vivido un año dramático en el que ha estado en juego incluso su presencia en la próxima edición de la Champions, algo que hubiera supuesto un agujero dramático en sus cuentas. Finalmente, consiguieron ser segundos de La Liga y cerraron con cierto margen su presencia en la próxima edición de la Liga de Campeones. No tuvieron tanta suerte con sus viajes europeos ya que fracasaron primero en la máxima competición continental y después en la Europa League.
Un bajonazo deportivo, pero también en cuanto a nivel de ingresos. Ahora el Barça explora todas las vías posibles para encontrar de dónde sacar los más de 700 millones de euros que necesita para estabilizar parte de su situación, cubrir pérdidas e intentar acometer algunos fichajes que tienen en mente, especialmente el de Robert Lewandowski.
Y en mitad de todos esos problemas se encuentra la guerra interna que se ha generado en la directiva culé por las vías mediante las que obtener ese potencial económico. Las llamadas palancas. Se lleva la palma el conflicto con CVC, ya que una parte del equipo directivo apuesta por un pacto con el fondo de inversión asociado con La Liga mientras que el otro sector es contrario de no tocar esa vía.
Guerra interna por CVC
El Barça trabaja con prisas para poder cerrar el presente ejercicio que concluye este 30 de junio con la situación económica del club totalmente revertida. Joan Laporta y su equipo acordaron celebrar una Asamblea extraordinaria para el próximo 16 de junio. En ella, deberían someterse a votación ante los socios las vías de obtención de ingresos que ahora mismo podrían salvar, de manera momentánea, la salud financiera del club.
El primero de los puntos está relacionado con el Barça Licensing & Merchandising SL, el conocido como BLM. Se someterá a votación la autorización para la adquisición por parte de algunos inversores de una participación del capital social de la entidad que se elevará hasta el 49,9%. El segundo punto será la explotación de una parte de los derechos televisivos que podría llegar hasta el 25%.
Estos corresponderían a La Liga y están estrechamente relacionados con el pacto firmado entre la competición que preside Javier Tebas y el fondo de inversión CVC con el que el Barça ha negociado un acuerdo externo que finalmente no ha fructificado. Parecía que la opción ganadora para obtener ingresos era que el Barça se adhiera al programa de LaLiga Impulso por el cual recibiría un crédito de 270 millones de euros a tipo de interés cero y que computaría como patrimonio neto, el cual era negativo en 450,7 millones a 30 de junio de 2021. El acuerdo incluye la cesión del 10% de los derechos de televisión del club por 50 años. Algo que han firmado 17 equipos de Primera División, todos excepto Real Madrid, Athletic y el propio Barça.
Sin embargo, ha surgido una guerra interna dentro de la directiva del Barça, ya que unos apostaban decididamente por aceptar este acuerdo, mientras que otra parte no lo veía claro. Finalmente, a pesar de que todavía quedan casi dos semanas para esa asamblea, ahora ha ganado más fuerza el rechazo a la oferta de CVC.
La parte de la directiva que está haciendo fuerza por ese rechazo opta por una venta externa de hasta el 25% por una cantidad muy superior a esos 270 millones de euros. Sin embargo, el tiempo para conseguirlo se agota. Aunque no se descarta totalmente que el acuerdo con CVC esté totalmente rechazado, lo que sí es cierto es que ahora mismo es su última opción.
Rechazar la propuesta de LaLiga y CVC tendría un importante hándicap para el Barça. Sería la pérdida del margen salarial de unos 40,5 millones que sí les daría la patronal si aceptase entrar en LaLiga Impulso. En mitad de esta disputa se encuentra la guerra entre Laporta y Tebas, que han cruzado duras declaraciones en los últimos días, y el papel que quiera seguir jugando el Barça dentro del proyecto de la Superliga Europea y que está frontalmente encontrado con LaLiga Impulso.
Fichajes y una hipoteca suicida
El Barça trabaja casi sin tiempo para poder cerrar un ejercicio que va a ser un fracaso económico. En los últimos meses el club azulgrana ha dejado noticias realmente llamativas y sorprendentes como el acuerdo de naming en el Camp Nou con la empresa Spotify. Ahora, el club estudia las operaciones anteriormente citadas con las que pretende obtener más de 700 millones de euros.
Sin embargo, esta no es la única medida desesperada que se está gestionando. El presidente Joan Laporta y el director de fútbol Mateu Alemany prentenden establecer una rebaja salarial generalizada a buena parte de la plantilla cercana al 50%. Una medida que sin duda no va a ser bien aceptada dentro del vestuario, pero que consideran necesaria teniendo en cuenta la grave situación que se han encontrado y que se antoja clave también para poder jugar con el margen salarial que tiene actualmente la plantilla del FC Barcelona.
Es básico y fundamental que los jugadores que componen actualmente el Barça se bajen su salario para que otros puedan llegar. Así como que se completen algunas de las salidas que hay ahora mismo en mente. El central francés Clement Lenglet está muy cerca de completar una cesión al Tottenham y también se trabaja en la salida de jugadores como Samuel Umtiti o Martin Braithwaite.
Además, no se descarta el hecho de llevar operaciones de mayor calado como las ventas de nombres como Ter Stegen, Frenkie de Jong o Memphis Depay. Al Barça le urge encontrar margen salarial en su vestuario para poder inscribir a jugadores que ya están fichados como son los casos de Andreas Christensen, procedente del Chelsea, o Frank Kessié, que llega también desde el AC Milan. Dos futbolistas ya cerrados y que costará mucho poder inscribir como sucedió el pasado curso con nombres como Ferran Torres, 'Kun' Agüero o Adama Traoré.
Por si fuera poco, el Barça también estudia otro tipo de fichajes que han sido puestos en duda desde diferentes sectores. Se trata de jugadores que podrían completar una buena plantilla, pero que por su edad no encajan en la política del club. Es decir, se pasaría del modelo de cantera al modelo de talonario con jugadores que superan los 30 años. Estos podrían ofrecer un rendimiento inmediato, pero no la salida hacia delante de un gran proyecto que es lo que ahora mismo necesita el Barça. Presente en lugar de futuro.
Tanto es así que este tipo de fichajes podrían ser una hipoteca suicida que llevaría al Barça a una situación terminal. Es decir, contrataciones que buscan un resultado inmediato y que colapsarían su masa salarial, pero que en caso de salir mal, dejarían a la entidad de Joan Laporta sin margen de reacción. En lugar de buscar la recuperación en perfiles como Pedri o Gavi, recaería en nombres como Robert Lewandowski, César Azpilicueta o Marcos Alonso.
El ariete polaco tendría 34 años mientras que el capitán del Chelsea llegaría con 33. Edades que sin duda no apuntan a una recuperación a largo plazo. El riesgo de apostar por jugadores tan veteranos y por el corto espacio temporal es que el riesgo es mucho mayor porque si los resultados no acompañan, la pérdida sería muy grave. Sería malgastar el poco dinero y el escueto margen salarial del que se disponen en fichajes con muy corto recorrido. Y eso, para un club con casi 1.400 millones de deuda sería un problema muy difícil de subsanar. Movimientos que conformarían una hipoteca suicida.
[Más información: El Barcelona alquila el Camp Nou por 6.600 euros para partidos de una hora entre particulares]