"Me encantaría jugar al fútbol en mi país, pero hay una guerra y me duele mucho". Así acaba la conversación con Roman. España ha acogido a este pequeño genio del balón, el amigo que le hace no pensar en todo lo que sucede en el lugar en el que nació. Es el nieto de la hermana de una empleada del hogar ucraniana afincada en Madrid desde hace varios años, Svieta.
Junto a parte de su familia, este joven ha tenido que huir de su país por la guerra que Rusia impulsó. Capaz de dar más de 1.000 toques seguidos con la pelota, sueña con hacer una prueba con el Real Madrid, su equipo favorito, para empezar a parecerse a Cristiano Ronaldo, su ídolo. A sus 11 años, Roman huyó de Lutsk, una ciudad cercana a Polonia que ha sido bombardeada "dos o tres veces", como explica Svieta. Consiguieron llegar a Varsovia para coger un vuelo hacia España.
Gracias a Cruz Roja y a la Fundación Madrina, se han puesto a salvo y viven su madre, su hermana y él en un hotel habilitado para refugiados ucranianos en Madrid. En Ucrania se quedaban su abuela con su marido, los bisabuelos y otros familiares más, estando los varones obligados a permanecer allí e incluso a alistarse en el ejército.
Roman tiene en la pelota su mayor pasión y también a su aliado para abstraerse de algo que tampoco entiende demasiado bien. A pesar de las dificultades que tiene por no conocer el español ni tampoco demasiado inglés, el idioma universal que es el fútbol le está ayudando a integrarse.
En el Real Aranjuez le han dado su primera oportunidad. Empezó con los benjamines, pero rápidamente le ascendieron a alevines por su calidad. El niño que se fue de Ucrania dando toques al balón y llegó a España de la misma manera asombra también a sus entrenadores.
Volcados con él
A pesar de la situación de preocupación que existe en su familia, Roman es un haz de luz ante la oscuridad que ha envuelto a Ucrania. El joven es una alegría tanto para las personas que están en España con él. Incluso lo es también para la familia de Juan Aznar y Ana Barreda para la que trabaja su abuela postiza. Es ella la que está tratando de ayudarle a adaptarse lo más rápido posible ya que es quien conoce el español, "aunque tengo que ponerme con los términos futbolísticos" reconoce Svieta.
También le está ayudando mucho su equipo de fútbol. Javi Roma, su entrenador en el alevín del Real Aranjuez, explica a EL ESPAÑOL cómo está siendo la adaptación de un niño en su situación: "Pilla todo porque es un niño muy inteligente y nada de eso le explica las cosas con dos o tres gestos y se queda con todo. A veces intercambia palabras con algún compañero que sabe algo de inglés". Nada más empezar a entrenar fue a un torneo después de que sus propios compañeros se lo pidieran.
Es más, todos los padres de los niños que conforman el equipo se han volcado. Algunos se ofrecen para llevarle a los entrenamientos, también se prestan para hacerle la vida lo más fácil posible dentro de las capacidades de cada uno. "Se le ve muy contento y agradecido", puntualiza Javi. El fútbol lo es todo para Roman. "Cada vez que sale del hotel se pone a jugar con el balón. Es capaz de dar más de 1.000 toques", explica Svieta. Además, lo corrobora con un vídeo.
Eso no hace que descuide los estudios. Su abuela postiza explica que se le dan muy bien "las matemáticas". En los últimos días ha empezado a estudiar en un colegio también, aunque la dificultad del idioma hará el proceso más lento. Svieta desvela que se sabe todos los nombres de equipos y de jugadores y que cuando descubre una nueva palabra en español se va automáticamente a identificarla con un futbolista profesional. "Yo no los conozco, pero me ayuda a enseñarle", explica.
Los 1.514 toques
"Siempre ha deseado ser futbolista y a los cuatro años sus padres le apuntaron", relata Svieta sobre los inicios de Roman. Antes de que estallara la guerra estaba jugando en dos equipos. En Ucrania se quedaron las decenas de medallas y algunos trofeos que consiguió durante su todavía corta etapa en el fútbol. También esa colcha del Real Madrid bajo la que dormía hasta que la ambición expansionista de Vladimir Putin le sacó de la cama y le envió lejos de su país.
Con su pierna diestra ha sido capaz de dar hasta 1.514 toques. Su técnica está fuera de duda y su entrenador también lo reconoce: "Cuando me lo trajeron me habían comentado que había un chico nuevo en el benjamín con mucha calidad y el coordinador de la escuela nos propuso subirlo a alevín. En el primer entrenamiento todos los compañeros que se quedaron muy impresionados del nivel". Está a la espera de su primer gran torneo donde pueda llamar la atención a los ojeadores.
También espera a la final de la Champions League, donde el mejor regalo que le han podido hacer los dos clubes a los que sigue es enfrentarse entre sí. Además del Real Madrid, Roman desvela que también es aficionado del Liverpool FC, así que este próximo 28 de mayo tendrá el corazón un poco dividido. Aún así, cuando le preguntan con qué equipo quiere jugar alguna vez en su vida lo tiene claro: el nombre que sale es el del equipo merengue.
[Más información: El fútbol, sin esperanza de paz en Ucrania: los clubes dicen adiós a la temporada con un futuro incierto]
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