Decir que la situación económica del FC Barcelona es delicada no es noticia, pero sí lo es que todas las previsiones positivas que hacían al comienzo de la temporada y con la reestructuración tras la due diligence a la gestión de Josep Maria Bartomeu se caen. Aunque el club puso una piedra sobre la que edificar un futuro con Spotify, las últimas decisiones de Joan Laporta cambiando su junta directiva ponen en peligro la alianza con Goldman Sachs. A esto hay que añadir la eliminación de la Europa League.
Los culés recibieron más de tres millones de euros con la entrada de miles de alemanes en el encuentro que les apeó antes de lo que necesitaban de la Europa League. Tras la eliminación de la Champions, los 22 millones que se habían presupuestado por alcanzar los cuartos de final tenía que rescatarlos Xavi en la segunda competición continental y para ello tenía que ganarla. Por suerte, la plaza en la próxima edición de la Liga de Campeones a través de La Liga parece asequible. Este dinero también es clave.
Pero se ha establecido un estado de inquietud entre directivos azulgranas por la dificultad de cerrar el préstamo de 1.500 millones de euros con Goldman Sachs. Los culés aprobaron financiar la profunda remodelación de las instalaciones del club por este montante el pasado mes de diciembre. Por fin se activará un proyecto que en siete años apenas ha echado andar, cuando, en un principio, tenía que haber sido completado precisamente en 2021.
El banco estadounidense ya se encargó de reunir con inversores internacionales la refinanciación de 595 millones de euros a 10 años y con la garantía de los derechos de televisión que el club pidió el pasado verano. Ahora, la financiación que busca el Barça es de 1.500 millones a 35 años con una carencia de cinco. El préstamo se devolvería aportando un tercio anual de los ingresos adicionales de 200 millones de euros que se calcula que reportará el Espai Barça. Pero hay dudas.
1.500 millones en juego
Una vez se aprobó en asamblea la financiación, la intención era tenerlo cerrado a lo sumo a principios de este verano con el propósito de empezar en ese momento las obras de remodelación del Camp Nou cuando finalizara la temporada en curso. Pero varios factores están creando algunas dudas. Sobre todo los cambios en la remodelación del proyecto. Son muchas las cabezas que han caído desde que Laporta se hizo con el poder, incluso algunas que habían llegado con él.
La más importante fue la de Ferran Reverter. La marcha del CEO, endulzada por "razones personales y familiares" en el comunicado del Barça, se debe a sus desacuerdos con Laporta. Se señala precisamente el patrocinio de Spotify como el mayor de todos, al ser partidario de negociar por separado la camiseta del primer equipo y el apellido del Camp Nou. También prefería otras opciones antes que la empresa sueca.
Ahora, tal y como explica el diario Ara, Reverter cogió el teléfono y llamó a las personas de Goldman Sachs con las que había estado negociando antes de marcharse. Entre otras cosas, advirtió de los peligros que supone invertir en el club azulgrana hoy en día. Considera que el proyecto de futuro más importante de la entidad catalana ahora mismo no está en las mejores manos después dela reestructuración interna hecha por Laporta.
La mano de Joan
Reverter era el interlocutor clave con Goldman Sachs y el autonombramiento de Joan Laporta como presidente ejecutivo del club eliminando la figura del CEO no ayuda a despejar las dudas. También hay cambios en el proyecto de la reforma como alejar algunos palcos VIP del césped, que algunos expertos consideran que implicará menos ingresos, que han afectado. La situación económica tras la invasión de Rusia a Ucrania que ha elevado los tipos de interés tampoco favorece los planes.
La consecuencia inmediata de un retraso en el acuerdo para la financiación será un retraso también en el calendario de obras. El plan era inaugurar el nuevo estadio en 2025. Ahora se habla de que el inicio de la reforma tenga lugar durante el Mundial de Qatar 2022 en lugar de en verano. El Barça trabaja para conseguir al menos la licencia de demolición con el Ayuntamiento de Barcelona de cara al final de esta temporada. El hecho de no tener cerrada la financiación también aplaza esta petición.
Laporta tiene que pensar en el futuro a largo plazo con su gran inversión que será este Espai Barça, pero también a corto. Esto supone principalmente la recuperación económica de la entidad. Las dificultades que se han agudizado con la eliminación de la Europa League supone que la entidad necesite un gran ingreso extraordinario para restablecer un balance que en estos momentos. Parece inevitable cerrar otro año con pérdidas y ya se empieza a pensar en que habrá más problemas para el siguiente.
Es una necesidad que prima por encima de todo que se cierre la venta parcial de Barça Studios y de Barça Licensing & Merchandising. Las sensaciones sobre dar marcha atrás a la postura en contra del acuerdo entre LaLiga y CVC son cada vez más reales, aunque ello suponga hipotecar parte de los ingresos por derechos televisivos en el futuro. Nada le sonríe a Laporta y perder también a Goldman Sachs podría ser el estacazo definitivo a un proyecto que se enfrenta a la peor crisis de la historia.
[Más información: El 2021, historia negra del Barça: el año que pudo caer en la bancarrota y empezó su época más dura]
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