Wayne Rooney (Liverpool, Reino Unido; 1985) no solo es una leyenda en el Manchester United, aunque hace ya tiempo que pasó de ser un dios para los aficionados ingleses a simple carne para la prensa sensacionalista. El comienzo de su carrera en los banquillos no ha cambiado nada. El también excapitán de la selección nacional de fútbol ha profundizado sobre sus problemas con el alcoholismo que quedan al descubierto en un documental que pronto verá la luz. Aunque no son nuevos.
Su etapa en el Manchester United le convirtió en una de las mayores leyendas de la historia del club. Además, formó parte de esa gran generación que tan cerca estuvo de dar un gran éxito a los inventores del fútbol. Junto a nombres como Rio Ferdinand, John Terry, Steven Gerrard, Michael Owen o Frank Lampard formó un equipo de ensueño en el que había puestas grandes expectativas. Junto con 'Sir' Alex Ferguson y Cristiano Ronaldo hizo brillar al equipo de los diablos rojos.
Ganó trece títulos a nivel nacional (cinco Premier League, una FA Cup, tres Copas de la Liga de Inglaterra y cuatro Community Shield) y tres a nivel internacional (una Champions League, una Europa League y un Mundialito de Clubes de la FIFA). Además, posee el récord de ser el futbolista con la mayor cantidad de goles anotados con la camiseta del Manchester. Su historial habla por sí solo y enmarca la figura de una leyenda.
Pero detrás de esos éxitos había un jugador con muchos problemas. Había una persona que no pudo sobrellevar la situación y que se terminó entregando a las adicciones. En particular al alcohol, el cual destrozó su vida y sobre todo su carrera deportiva en su etapa final en Old Trafford. Una situación que le llevó al límite y que ahora ha destapado en una entrevista en The Sunday Times con una franca humildad con la que asume su conflicto interno.
El alcohol
"Estaba constantemente enfadado y agresivo. Tenía mucho dolor en mi interior. Me llevó mucho tiempo descubrir cómo manejar eso. Fueron momentos muy difíciles. Hubo momentos en los que cuando tenía un par de días libres del fútbol, yo me encerraba y solo bebía para tratar de borrar todo eso de mi cabeza. La gente sabía que a veces me gustaba tomar una copa o salía, pero había mucho más que eso", expone el futbolista en la conversación con el periódico británico.
La prensa sensacionalista es exagerada por definición y el caso de Rooney no es especialmente llamativo entre los muchos jugadores profesionales que han sucumbido a la presión de su estrellato. Pero está claro que el hombre que durante 10 años fue el futbolista más aclamado en el país, el más importante, el principal goleador de la selección nacional, el nuevo orgullo del fútbol inglés, estaba en el purgatorio.
Pero una vez retirado no han acabado estos problemas. En verano de 2021 sufrió un caso de extorsión después de ser fotografiado junto a varias jóvenes mujeres en un pub inglés y las imágenes se han filtrado en redes sociales. Por si fuera poco, en 2017 fue condenado a 100 horas de trabajo comunitario y se le retiró el permiso de circulación durante dos años por conducir ebrio.
La cárcel y sus amoríos
Los tabloides se afanaron en mostrar la foto policial de Rooney, después de conocerse su detención, el 16 de diciembre de 2018, durante unas horas, en el aeropuerto internacional de Dulles, en Washington. Las autoridades arrestaron al jugador bajo los cargos de intoxicación pública y de lenguaje soez. Regresaba de un viaje a Arabia Saudí. Los documentos del tribunal muestran que el deportista tuvo que pagar una multa de 25 dólares (unos 21 euros) y otros 91 dólares (80 euros) en costas judiciales.
Esto prescribió, pero no sus problemas sentimentales. Esta misma semana saltaba por los aires una nueva polémica por unas fotografías en donde se observa al ahora entrenador inglés con unas mujeres en la habitación de un hotel. Su esposa Coleen, con quien se casó hace 13 años, se enteró de lo sucedido y decidió perdonarlo con la condición de llevar un acompañante que lo vigile en todo momento. Ella, con todo, fue fundamental para superar los problemas con el alcoholismo.
En el documental se puede ver a Wayne Rooney tanto jugando como practicando otras de sus grandes pasiones: el boxeo. De hecho, llegó a coquetear con este deporte de contacto antes de dedicarse en cuerpo y alma al fútbol. En cuanto al Rooney más joven, relata capítulos de su niñez con su padre y de su juventud. Pero también es el reflejo de otro jugador que no pudo administrar bien su fama y que sucumbió a los vicios.
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