El mundo del fútbol está muy preocupado por la situación que está provocando la nueva ola de la Covid-19. En las últimas semanas se ha visto como el Real Madrid sufría un gran brote en su plantilla, el Tottenham Hotspur quedaba eliminado de la Conference League por no poder jugar y la Premier League se plantea aplazar las jornadas que se disputan los días de Navidad en el famoso Boxing Day. Pero el temor real va a llegar con la Copa de África.
La edición de 2021 se aplazó hasta 2022 por culpa de la situación de la pandemia, aunque en el continente no es que haya mejorado su gestión de la crisis. La vacunación en estos países es escasa, por no decir nula. Los controles también son más precarios, por lo que el riesgo para los jugadores que acudirán a esta cita será mayor. Camerún, que resgistra los datos de positivos y muertes de forma irregular, será el país que organice un torneo con muchas dudas.
La organización del torneo continental está bajo presión por parte de la FIFA. Este domingo, Gianni Infantino pidió al comité ejecutivo de la Confederación Africana de Fútbol que aplazara el torneo. La incertidumbre sobre la infraestructura de las sedes, el deterioro de la situación sanitaria, la aparición de la variante Omicron en el sur de África, así como la renuencia de los clubes europeos a liberar a sus jugadores en invierno la ponen entre la espada y la pared.
El nuevo presidente de la federación de Camerún, Samuel Eto'o, rechazó categóricamente la idea. No se descartaba incluso por parte de la FIFA la proposición de un cambio de sede a Catar después de que la Copa Árabe se haya desarrollado sin problemas. Los últimos 20 días antes del inicio de la CAN en Yaundé pueden ser largos para los aficionados africanos. Esta infinidad de problemas tiene a las 24 selecciones participantes y al mundo entero del fútbol en vilo.
La presión de los clubes
La primera queja de las entidades europeas fue por la ausencia de un protocolo Covid-19 que se creó. El centro de operaciones de emergencia de salud pública obligará a los aficionados a estar completamente vacunados y dar negativo en la prueba para asistir a los partidos. La mayor fuerza de Omicron ha hecho que la preocupación haya crecido y la presión desde la UEFA para que se suspenda no hace más que crecer.
La ECA no quiere que sus clubes tengan que dejar marchar a sus jugadores en esta situación en mitad de la temporada. Las buenas relaciones que existen entre el organismo de los clubes europeos y la federación hacen aún más fuerza. La guerra que existe con la FIFA por el Mundial cada dos años está en medio y no deja de ser un condicionante para el ente dirigido por Infantino. Para la aprobación de este cambio, el presidente necesita el apoyo de África. Sin la celebración de la CAN no lo tendrá.
Cabe destacar que en 2019 ya le quitaron a Camerún la Copa de África. En ese momento, el país no estaba preparado con las infraestructuras necesarias y esto provocó un fuerte resquemor con el organismo continental africano. La edición de 2021 se reservó para el país con máximo compromiso, incluso con la pandemia de por medio. Pero no es solo el virus de la Covid-19 el único problema que tiene la federación camerunesa.
La polémica de los estadios
Unas semanas antes del inicio de la competición, el estado de preparación del evento y en particular del estadio de Olembé suscita dudas e inquietudes. Será la sede central del torneo con 60.000 localidades para disfrutar del mejor fútbol africano. El Omnisports Paul Biya, después de 12 años de trabajos, no se ha terminado de construir cuando la fecha límite se estableció para el día 30 de noviembre.
El 2 de diciembre, los empleados de Razel se declararon en huelga para exigir los pagos de sus trabajos ya que son conscientes de que no van a recibir todo el dinero prometido. La ministra de Deportes de Camerún, Narcisse Mouelle Kombi, aseguró que los trabajadores iban a trabajar de vuelta día y noche para conseguir que todo esté en orden para ese día 9 de enero. El secretario general de la CAF, Véron Mosengo-Omba, explicó que la ceremonia sería ese día aunque tuvieran que cambiar de recinto donde se dispute.
Los clubes temen sobre todo la ausencia prolongada de los internacionales africanos seleccionados para la competición, que deberán observar un período de cuarentena a su regreso a Europa. Varios de ellos ejercen, por tanto, más o menos presión sobre sus jugadores, de modo que renuncian a ir a su selección. No tiene sentido que una competición se dispute sin las garantías de la competitividad que da contar con los mejores futbolistas posibles y de la seguridad ante el riesgo de contagios.
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