El fútbol actual está en crisis. Este es el diagnóstico que realizan diferentes organismos de todo el mundo durante los últimos tiempos, especialmente tras la explosión de la pandemia. Por ello, ya han surgido numerosas formas para revolucionar el sector y reactivar el interés de los aficionados. Desde la Superliga, el proyecto más renovador hasta el momento, pasando por el cambio de formato de la Champions League o las ideas de la FIFA respecto al calendario. En Reino Unido, una de las principales sedes del fútbol mundial, estudian ya un plan de 47 medidas para reforzar a los clubes humildes y aumentar el peso de los aficionados.
Este último objetivo es uno de los más importantes del documento, conocido como 'plan Crouch' al ser impulsado por la exministra de Deportes Tracey Crouch, además de como 'Revisión de la gobernanza del fútbol dirigida por los aficionados'. El documento, publicado por el propio gobierno británico, habla de incluir nuevos impuestos al fútbol y de cómo sostener a las entidades deportivas que menos ingresos tienen. Toda un cambio de sistema con el objetivo de acabar con las especulaciones sobre la crisis. Hechos como la Superliga o la reciente compra del Newcastle por parte de un fondo de Arabia Saudí forman parte del trasfondo de este documento elaborado con diferentes asociaciones deportivas y de aficionados.
Todo parte de la creación de un organismo regulador independiente conocido como IREF que tendrá la misión de "garantizar la sostenibilidad del fútbol a largo plazo". Este organismo tendrá un "sistema de licencias" repartido a los clubes a partir de la división Nations League y que estará sujeto a varios "derechos de licencia". Estos, a su vez, se basarán en los ingresos por transmisión. IREF ayudará a los clubes a cumplir las normas, pero también recalcan que debe contar con "fuertes poderes de investigación y aplicación".
Este ente, que contará con una directiva, deberá trabajar alejado de los focos mediáticos. Será a final de cada campaña cuando publique un informe público donde se expongan y analicen los resultados obtenidos. La clave está en que deberá "supervisar la regulación financiera del fútbol". De esta manera, IREF tendría la capacidad de determinar si la inversión de un propietario es equitativa o cambia el estatus del fútbol británico.
Y es que el control de los nuevos propietarios también preocupa a la vista de este documento. Por ello, los propietarios y directores de los clubes deberán pasar un exhaustivo control para determinar qué fondos tiene, de dónde proceden y qué futuro pueden generar. Además, no podrá haber conflicto de intereses y tendrán que demostrar su valía para el cargo. "Como condición de la licencia, los clubes deberían estar obligados a presentar públicamente pruebas del cumplimiento del Código para la Gobernanza del Fútbol con carácter anual", subrayan.
Todo ello para mantener lo que conocen como 'pirámide' del fútbol. Por esta razón se habla de una especie de impuesto en cada traspaso: "Debería introducirse una tasa de transferencia solidaria para los clubes de la Premier League, para apoyar la pirámide del fútbol y supervisada por el IREF. Su nivel y la inclusión de los préstamos deberían determinarse mediante consulta". A estos ingresos, que también ayudarían al fútbol femenino, se suma una medida fundamental: permitir el alcohol "durante los partidos entre los clubes de la National League y la League Two", aumentando los ingresos de los equipos más humildes.
Los fans aumentan su poder
Los aficionados de los principales clubes de la Premier League siempre han destacado por su influencia en los equipos. Sin embargo, durante el último año ha quedado constatado esa influencia en las directivas y esa fuerza que pueden ejercer sobre la decisiones que se tomen. El ejemplo más claro fue el de la explosión de la Superliga, en un principio apoyado por los clubes británicos y finalmente rechazado tras la negativa de sus aficionados.
Las hinchadas de Chelsea, Liverpool, Tottenham, Manchester United, Manchester City y Arsenal salieron a la calle para protestar por la configuración de la Superliga. En algún caso, además, se llegaron a vivir momentos de tensión y hasta actos vandálicos. Tal fue la situación que el United sufrió un asalto a Old Trafford horas antes de un partido que tuvo que suspenderse, mientras que el Chelsea tuvo que 'tirar' de Peter Cech como mediador para evitar que sus aficionados pudieran causar daños en los aledaños de la ciudad deportiva. Una serie de hechos que, además, se vieron en parte respaldados por la oposición del primer ministro Boris Johnson a la Superliga.
Por ello, meses después, la que fuera ministra de Deportes hasta 2017, Tracey Crouch, ha incluido un aumento del poder de los aficionados en estas 47 recomendaciones que valorarán los clubes. Entre otras frases, el documento recalca que se debe "dar prioridad a la voz de los aficionados en cualquier decisión", por lo que se podría incluir el derecho a veto de los hinchas en las decisiones de los clubes.
De hecho, en su mayoría el documento busca reforzar la posición de los aficionados. El "objetivo estatutario" es "garantizar que el fútbol inglés sea sostenible y competitivo en beneficio de los aficionados actuales y futuros", se llega a recalcar. Los clubes lo sondearán en los próximos días, pero la intención de Reino Unido es claramente modificar el sistema actual para evitar críticas y espantar nuevos proyectos deportivos. "Como parte interesada de singular importancia, los hinchas deberían ser consultados adecuadamente por sus clubes a la hora de tomar decisiones clave por medio de una Junta en la sombra" es el resumen de todas sus intenciones.
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