Gareth Bale ya ha vivido en primera persona el cambio de rol en el Real Madrid. De estar condenado a la grada con Zidane, a reconvertirse en un delantero clave para Carlo Ancelotti. Dos partidos y dos titularidades para el galés, que ahora tiene que responder en el terreno de juego. El atacante no solo tiene la oportunidad de recompensar al entrenador por su confianza, sino que puede acabar su crisis con la afición merengue en su último año en la capital.
Las dudas sobre su futuro marcaron los últimos meses. Sin embargo, una vez se empezó a planificar la pretemporada, la incógnita se resolvió. Bale iba a contar para un Ancelotti que sabe lo que tiene en la plantilla. Pese a su mala imagen de anteriores cursos, pese a no terminar de romper en el Tottenham, su explosión esta temporada era una obligación para el técnico italiano.
El Real Madrid nunca se ha cerrado al mercado, pero la dificultad para encontrar una oferta ha dejado a Bale en la capital. Ya costó cerrar la cesión al Tottenham y la situación para esta nueva campaña no fue diferente. Su alta ficha salarial le convierten en un jugador al que pocos clubes pueden tener en su plantilla. Por lo tanto, no quedaba otra opción que labrar la resurrección del atacante.
Ancelotti, por el momento, lo ha conseguido. Bale deja ver su implicación y en las dos titularidades de las que ha disfrutado a visto portería en una ocasión. Sin problemas físicos y dejando una buena imagen, el galés ha logrado alejarse de cualquier tipo de polémica. Un papel que en el club se agradece y que puede resultar clave en la consecución de los objetivos del equipo. Si no llega Mbappé, todavía más.
El silencio se rompe en el campo
El futuro de Bale fue una de las incógnitas del final de la temporada pasada. Cuando los rumores protagonizan el mercado, el saber qué iba a pasar con el galés era una pregunta recurrente. Su entorno destacaba la felicidad que había encontrado en la Premier League, pero también lanzaba buenas palabras al Real Madrid. Con todas las miradas sobre él, Bale retrasó su decisión pública: hablaría después de la Eurocopa.
"Solo lo diré después de la Eurocopa. Sé lo que voy a hacer, pero solo causaría el caos si digo algo ahora", declaró al terminar la temporada con el Tottenham. Toda su atención estaba puesta en Gales. Bale comenzó el torneo de selecciones y participó en el pase a octavos de final de los suyos. Una goleada ante Dinamarca acabó con sus opciones. Empezaba entonces la cuenta atrás.
Bale podía hablar ya, pero ni tras el partido ni en los días posteriores rompió su silencio. Regresó de vacaciones, aún sin hablar, y se sumó a los entrenamientos del Real Madrid. Ancelotti confirmó que contaba con él y la temporada echó a andar. El silencio de Bale no era necesario que se rompiera, pues su futuro estaba en el Real Madrid. El galés, con contrato hasta 2022, podrá reconciliarse con su último servicio.
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