El fútbol español se enfrentó, por primera vez en mucho tiempo, a un posible caso de racismo en la élite de la competición. El Cádiz-Valencia del pasado domingo se paraba durante la primera mitad a petición de la plantilla che. Un supuesto insulto, que después se citaría como "negro de mierda", fue el detonante de toda la trifulca. , de origen francés, como víctima y denunciante. Juan Cala, zaguero del conjunto gaditano, como supuesto responsable del ataque racista.
Los jugadores del Valencia se retiraron al vestuario durante algunos minutos y sin duda alguna. Recordaban entonces a lo sucedido en aquel PSG-Basaksehir. Sin embargo, la sorpresa llegaba cuando después de un rato, el equipo che reaparecía en el césped para disputar el encuentro y sin Diakhaby entre sus filas. Según explicaron posteriormente, había una amenaza de sanción si no se jugaba. Además, Diakhaby había dado su permiso. El hecho, pese a contar con la luz verde del francés, generó muchas críticas por la peculiar forma de luchar contra el racismo.
Horas después del duelo, el Valencia emitió un comunicado denunciando insultos racistas. El Cádiz, por su parte, respondía con otro comunicado y una rueda de prensa de Cervera donde defendía la "honestidad" de su plantilla. Pero Juan Cala, principal señalado, no aparecía. Ni en persona ni en redes. Toda una lucha de relatos, pero el silencio del jugador del Cádiz no hacía más que aumentar las opciones de que el insulto se produjera realmente
Pasaron 48 horas hasta que Cala realizó una rueda de prensa con preguntas para aclarar todo. Negó la mayor y adelantó una denuncia contra el presidente del Valencia. El club che, por su parte, señaló que no se creían su versión. Durante todo ese tiempo, no aparecieron imágenes ni audios suficientes para probar los hechos. En redes corren muchos, pero en ninguno se escucha "negro de mierda", salvo a Gabriel Paulista denunciándolo ante las cámaras.
La decisión final la tendrá que tomar el organismo de la RFEF pertinente de la disciplina en el fútbol. Competición ya ha abierto expediente para que se esclarezcan los hechos cuanto antes. Cala ha dicho que se sale "del circo". Los últimos precedentes en Europa son favorables al jugador del Cádiz.
El 'caso Neymar'
13 de septiembre de 2020. PSG y Olympique de Marsella se ven las caras en el Parque de los Príncipes. Partido de la Ligue-1. Todo un clásico de la competición parisina. Hay tensión, pero no público. Los gritos, las entradas, los golpes de balón. Todo se va a escuchar en los micrófonos instalados en el estadio de conjunto parisino. Thauvin sorprendía y adelantaba al Marsella en el 31'. La derrota local parecía irremediable. Y, justo en el tiempo añadido, se desató toda una batalla.
El colegiado tuvo que expulsar a dos jugadores del Marsella y tres del PSG. Entre ellos, Neymar. El brasileño había montado en cólera contra Álvaro González, central español al que estaba acusando de racista. Le había llamano "mono", según el delantero del conjunto parisino. A diferencia del 'caso Cala', no hubo ni intención de plantarse. El partido estaba prácticamente acabado, por lo que tampoco tenía demasiado sentido abandonar el césped. El encuentro acabó con mucha tensión y tangana incluida. La 'guerra' no había hecho más que empezar.
Las reacciones fueron mucho más duras e inminentes que en España. Neymar dejó clara su postura: había recibido un insulto racista. "Quiero ver la imagen del racista llamándome mono hijo de p....", relató minutos después del partido el jugador brasileño en sus redes sociales para, al día siguiente, ampliar lo sucedido en una carta. Álvaro, en su defensa, tampoco tardó en reaccionar. A diferencia de Cala, que rompió su silencio 48 horas más tarde a petición del Cádiz, el zaguero del Marsella fue tajante minutos después del partido: "No existe lugar para el racismo. Carrera limpia y con muchos compañeros y amigos en el día a día". El conflicto era evidente y Francia se enfrentaba a una de sus crisis más importantes en el fútbol.
Tanto PSG como Marsella emitieron comunicados defendiendo íntegramente a sus jugadores. El PSG defendía su lucha contra el racismo. El Marsella, que sacó la cara por Álvaro González sin duda alguna, recordaba la historia de lucha social tanto de la entidad como de la ciudad a la que representaba. El caso pasó a la Comisión de Disciplina y se inició una ardua investigación. La competición requirió todas las imágenes posibles del partido -que no contaba con público-, la presencia de testigos y a ambos jugadores involucrados. En ese transcurso, diferentes medios publicaron que se habían facilitado nuevas imágenes que probarían los insultos racistas a Neymar. Incluso hubo quien desveló que había también insultos racistas por parte de Neymar a Sakai, jugador japonés del Marsella. Pasaron semanas y la Comisión empezó a sancionar: Di María, por escupir a Álvaro, recibía castigo.
Sin embargo, Neymar y Álvaro González salían indemnes de la investigación racista. Ni Neymar había insultado a Sakai ni Álvaro González, cuyo supuesto "mono" desató toda esta batalla, había proferido ese calificativo racista a Neymar. No había imágenes que confirmaran lo sucedido. Ni las campañas de Neymar contra el jugador español, y que provocaron amenazas tanto al jugador como a sus familiares, sirvieron a los encargados de la disciplina francesa. Portazo al caso sin prueba alguna.
La similitud con el caso Juan Cala es evidente. Un insulto que uno denuncia y que otro niega, la ausencia de imágenes y audios que confirmen el ataque racista, o algún compañero que en directo se enterara de lo ocurrido. En el apartado de diferencias, el tratamiento que se dio a nivel comunicativo: del silencio de Cala, roto dos días después, fue muy diferente a los pronunciamientos de Álvaro González, el club y sus compañeros en los momentos posteriores. Foto de equipo incluida.
La otra investigación de la UEFA
8 de diciembre de 2020. Jornada de Champions. El PSG se enfrenta a un Basaksehir cuyo gran premio era salir del Parque de los Príncipes sin una goleada. Pasan diez minutos de juego y el banquillo del conjunto turco estalla. Webo, exjugador de La Liga y ahora segundo entrenador del equipo otomano, había escuchado como el cuarto árbitro le había citado como "chico negro". El colegiado, rumano como su compañero el principal, había pedido por el pinganillo que sancionara a Webo por sus palabras en la banda. Lo hizo con esa terminología. Y, al escucharlo el propio Webo, comenzó la polémica.
Los jugadores del banquillo se levantaron y rodearon al colegiado. Los jugadores del PSG miraban atónitos la escena. Hasta que pesos pesados como Neymar y Mbappé se acercaron para saber qué había ocurrido. Les confirmaron que habían escuchado un comentario racista. Los dos líderes del PSG fueron tajantes: o el árbitro se marchaba del terreno de juego y serían ellos los que lo hicieran. El equipo arbitral no dio un paso atrás y se mantuvo. Los jugadores de ambos equipos decidieron boicotear el duelo. La UEFA, tras una deliberación de varios minutos, decidió aplazar el duelo al día siguiente y con otro equipo arbitral.
Era hora de investigar los hechos. En este caso, a diferencia de lo ocurrido tanto con Cala como con Neymar, se partía de la base de que el comentario sí se había producido. Se contaba con imágenes y los propios colegiados lo admitían. Sin embargo, el debate estaba en el vocabulario empleado por cada parte. Un día después, el colegiado se pronunció en su país: "Cualquiera que me conozca sabe que no soy racista".
Los hechos se produjeron en diciembre. En febrero llegó un primer informe que ya descartaba que se tratara de un conflicto racista. Y, semanas después, la UEFA confirmó que no había racismo. No emitió un comunicado detallándolo, pero solo sancionó al colegiado Coltescu por comportamiento inadecuado y no por actitudes discriminatorias. "Se hizo un juicio paralelo en redes sociales y medios de comunicación que es muy estresante para quien lo vive", llegó a subrayar el abogado del colegiado antes de que se conociera esta 'sentencia'.
En el caso de Coltescu, por lo tanto, también hubo cámaras y polémica racista. Y, tras proceder a la investigación, la UEFA no lo señaló como caso de racismo. Le ha suspendido hasta final de temporada, pero las acusaciones de racismo tampoco han llegado a buen puerto a la vista de las explicaciones de la sanción. Juan Cala, por lo tanto, cuenta con estos dos precedentes con muchas similitudes: cámaras, audios, testigos e investigaciones que, en ninguno de los dos casos, acabaron por dar la razón a los denunciantes.
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