El ciclismo está cambiando. La vertiente más moderna de este deporte ha dejado atrás especialidades como la contrarreloj, abandona los puertos largos y da protagonismo a las ganancias marginales, a los vatios y a los estudios más complejos en aerodinámica y nutrición. Las carreras ya no se ganan por minutos, se ganan por segundos.
Es complicado encontrar etapas que superen de manera holgada las cuatro horas de duración o los 200 kilómetros de recorrido y cada vez tienen más importancia las bonificaciones en meta o los sprints intermedios. Es el ciclismo de la inmediatez y de la explosividad. Es el deporte que están creando los organizadores en el que priman más los finales cortos y rompe piernas que los puertos que torturaban a un pelotón entero y daban lugar a los ataques desde lejos y a las estrategias colectivas.
Como dijo Lavoisier sobre la materia, el ciclismo tampoco se crea ni se destruye, solo se transforma. Y los equipos y los corredores están obligados a amoldarse a esas nuevas adaptaciones. Esto ha provocado que el Jumbo-Visma, el mejor equipo de la actualidad, recupere un remedio que ya se usaba en los años 2000, e incluso antes, para intentar luchar lo mejor posible contra esos finales en rampas imposibles.
Se trata del uso del bicarbonato de sodio, una sustancia que puede actuar como un desengrasante de piernas casero cuyos beneficios no están del todo probados, pero que equipos como el Jumbo-Visma emplean junto a otros complementos para crear una fórmula mágica que parece garantizar victorias. Una composición que emplean llegadores como Van Aert o Primoz Roglic, pero que no usan escaladores de fondo como Jonas Vingegaard.
La fórmula del Jumbo
El bicarbonato no es una sustancia nueva en el universo del deporte y especialmente en el del ciclismo. Sin embargo, sí lo son el uso de complementos que llevan esta sustancia y que tienen su principal aplicación tras etapas con finales explosivos, llegadas empinadas o sprints masivos, los cuales cargan los depósitos de ácido láctico de las piernas de los corredores.
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Esta práctica se ha convertido en una máxima dentro del mejor equipo del pelotón internacional, el Jumbo-Visma. Corredores como Primoz Roglic o Wout Van Aert, que consiguen buena parte de sus éxitos a través de finales apretados, toman compuestos que contienen bicarbonato de sodio para limpiar cuanto antes sus depósitos de ácido láctico. Una norma que está levantando algunas ampollas en el pelotón. Están quienes consideran que se trata de algo ficticio, los que lo consideran algo ilegal y los que se preguntan por qué ni ellos ni sus equipos los utilizan.
Llama la atención como el bicarbonato, una sustancia que todos conocen y que se puede encontrar casi en cualquier supermercado, ha abierto una polémica tan grande en el pelotón. Más allá de su uso en la repostería o como agente de limpieza contra la grasa, el bicarbonato de sodio también es un elemento que tiene su trayectoria en el deporte.
Durante años, fue un rumor que recorrió el pelotón el hecho de que algunos ciclistas punteros de la época de los 2000 lo utilizaban para luchar contra el cansancio tras esfuerzos repetidos y explosivos. Sin embargo, no se generalizó ya que sus beneficios no llegaron a probarse de manera total. Además, suponía un cierto riesgo para la salud.
La principal virtud del bicarbonato en el organismo humano en referencia con el deporte es su poder para ayudar a eliminar el ácido láctico del tejido muscular gracias a que disminuye el pH de la sangre. El famoso lactato se genera en los músculos tras la realización de ejercicios a alta intensidad y supone el principal factor que impide aumentar el rendimiento cuando este se acumula en exceso.
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Hasta ahí, su uso se podría calificar como positivo, especialmente en el ciclismo moderno, marcado por el peso que tienen las pendientes imposibles o los finales apretados que muchas veces definen las victorias en etapas y en clasificaciones generales. Sin embargo, su riesgo estaba en que suponía un atentado contra el sistema digestivo llegando incluso a causar diarreas, hinchazón y otros daños colaterales. Por eso, estaba considerado como un arma de doble filo.
Para derribar este hándicap y obtener solo la parte buena de esta sustancia ha llegado el imponente Jumbo-Visma con su faraónica maquinaria, tanto interna como externa. La formación neerlandesa ha realizado estudios que parecen demostrar que el uso de bicarbonato de sodio mejora el rendimiento de los corredores en pruebas de sprints a máxima intensidad.
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Sin embargo, la variante introducida por el Jumbo-Visma ha conseguido aumentar la probabilidad de éxito de esta sustancia a medida que ha abierto una grieta en el pelotón. A través de su colaboración con empresas de nutrición, la factoría neerlandesa ha obtenido productos que combinan este bicarbonato de sodio con elementos que actúan como protectores estomacales e intestinales reduciendo su factor agresivo para el organismo. Una fórmula que no está considerada como dopaje, pero que está recibiendo multitud de críticas.
Conflicto en el pelotón
Jumbo-Visma está poniendo de nuevo de moda el consumo de bicarbonato, especialmente a través de compuestos que se administran vía gel. La nutrición deportiva, sobre todo en deportes de resistencia como el ciclismo o el atletismo, está compuesta en buena medida a base de productos muy agresivos para el organismo. Son los casos de las famosas pastillas, geles y barritas energéticas. Por ello, la fórmula del Jumbo-Visma, que cuenta con potentes protectores, también combate el daño que pueda hacer la ingesta de estos elementos en carreras y entrenamientos.
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El equipo neerlandés es quien más lo usa en estos momentos en el pelotón internacional. Y especialmente algunas de sus estrellas como son Primoz Roglic o Wout Van Aert quienes, cada uno con su estilo, son dos de los corredores más explosivos del pelotón. Ellos se han sumado a una corriente que Jumbo defiende a ultranza.
"Hemos notado que la potencia en sprints de 20 o 30 segundos es mayor con bicarbonato de sodio. Los corredores son más tolerantes al ácido láctico que se produce durante estos esfuerzos intensos. ¡Por eso les encanta! Simplemente usamos algo que la gente tuvo problemas para consumir durante décadas y eliminamos todos sus posibles efectos negativos". Esto afirmaba Mathieu Heijboer, uno de los hombres fuertes del equipo Jumbo y director del departamento de rendimiento cuando se le preguntaba por esta circunstancia.
El uso de esta sustancia, y en especial de los compuestos creados a base de bicarbonato, es un tema sobre el que el staff del Jumbo intenta pasar desapercibido. Conscientes de que el tema de las famosas cetonas generó un gran revuelo, prefieren mantenerse en un segundo plano para que sus éxitos en la carretera sean el único tema de conversación.
La cuestión más llamativa sobre esta particularidad es que hay una persona dentro del propio Jumbo que al parecer no aprueba estos métodos. Se trata del actual ganador del Tour de Francia, Jonas Vingegaard, quien no es partidario de la ingesta de bicarbonato de sodio ni de ninguno de los compuestos que se crean a partir de él. Quizás porque no se considere un corredor tan explosivo como sus compañeros, su naturaleza es más diésel, o quizás porque no se fíe realmente ni de sus beneficios ni de sus posibles efectos secundarios.
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Y es esta cuestión la que provoca que se abran grietas en el pelotón. En la serpiente multicolor hay quien desconfía, como de casi todo, del uso de estas sustancias y ha pedido a la Agencia Mundial Antidopaje y a la Unión Ciclista Internacional que vigile estas conductas. Pero también están los que consideran que se trata de una simple maniobra de marketing para que se hable de empresas como Maurten, una compañía de nutrición que colabora con Jumbo y que gracias a este tipo de polémicas gana repercusión y mercado.
Patrick Lefévère, el polémico patrón de Soudal Quick-Step, carga así contra Jumbo: "Creo que es márketing, una especie de farol. Sé lo que se siente al ser un equipo ganador. Antes los azules (su equipo) iban delante y todo el mundo temblaba. Ahora es al revés". Esto decía el líder de la wolfpack a Cyclingnews.
Y precisamente se pregunta por qué Vingegaard no lo utiliza y aún así le da para ganarle el Tour a un 'caníbal' como Tadej Pogacar: "De hecho, Vingegaard no toma bicarbonato y ganó el último Tour". Quien sí lo toma desde hace un par de años es Roglic. Sobre por qué el danés no lo toma y el esloveno sí no hay explicaciones convincentes: "Es una decisión personal. Él decide por sí mismo", apuntaba una fuente de la formación neerlandesa en el medio danés Ekstra Bladet.
Jumbo-Visma es un equipo que por importancia y presupuesto se ha acostumbrado en los últimos años a estar en vanguardia y al frente de todos los éxitos. Ganadores del Tour, peleando por cualquier victoria en carreras por etapas y dominadores en las Clásicas. En los últimos años han experimentado la explosión de ciclistas como Tiesj Benoot, Christophe Laporte, Attila Valter, Van Hooydonck, Tobias Foss o Jan Tratnik, los cuales tras llegar a las filas de la formación neerlandesa se convertían en auténticas estrellas. Y muchos se preguntan dónde puede estar su secreto. Ahora, el bicarbonato de sodio irrumpe como una posible respuesta a parte de ese inmenso potencial.