Sorpresa en el primer Monumento de la temporada. Matej Mohoric se ha llevado la victoria en la Milan-San Remo tras aguantar los ataques de los grandes favoritos y jugar sus cartas en el momento de la verdad. Un demarraje en el descenso del Poggio que nadie pudo seguir y que puso en riesgo su integridad física, aunque le sirvió para sacar unos metros que fueron claves.
El corredor del Bahrain Victorious se lanzó sin mirar atrás después de resistir los arreones de corredores como Pogacar, Roglic y Van der Poel y pudo conseguir una ventaja fue terminó siendo decisiva. Tras salvar varias caídas en ese descenso kamikaze del Poggio, afrontó la Vía Roma de San Remo con ventaja suficiente para saborear su histórico triunfo.
Así concluyó el primer Monumento de la temporada, la Classicissima, una prueba de 291 kilómetros en la que se puso un ritmo frenético desde el principio. Las medias de velocidad superaron los 50 kilómetros por hora por momentos y se rodó durante buena parte de la carrera por encima de los 45. Una auténtica barbaridad que provocó estragos en los velocistas, que no consiguieron aparecer en los metros claves.
Hubo batalla desde el primer metro, ya que la fuga de la jornada, que duró más de 280 kilómetros, estuvo compuesta por ocho corredores entre los que formaba el español del Eolo Kometa Diego Pablo Sevilla. Aunque no fueron peligro alguno en ningún momento, dispusieron de rentas superiores a los siete minutos. Por detrás, equipos como Jumbo-Visma o UAE tomaban la responsabilidad.
La carrera se mantuvo en una tensión constante dentro de la calma habitual que suele reinar hasta el paso por los Cappi y después por la Cipressa y el Poggio, las dos tachuelas finales en las que se producen los acelerones definitivos. Y allí fue donde lo probó un incansable Tadej Pogacar. El esloveno, a pesar de que sabía que no estaba en su terreno, lo intentó hasta en cuatro ocasiones con demarrajes que pusieron contra las cuerdas a casi todos sus rivales.
La sorpresa de Mohoric
El encargado de secar todos sus intentos fue Wout Van Aert, el gran favorito a llevarse la victoria. Sin embargo, en un de los momentos de impás, quien probó fortuna fue Primoz Roglic, saliendo casi por el córner. Las fuerzas de los elegidos y la poca dureza del terreno provocaron que fuera imposible romper la carrera, al menos en el grupo delantero. También gastó su bala Mathieu Van der Poel, que hacía su primera aparición de la temporada. El neerlandés del Alpecin-Fenix tampoco consiguió desmembrar el grupo de favoritos.
Y en ese momento de tira y afloja apareció un súper dotado en eso de las bajadas. Matej Mohoric solo tenían un momento en el que podía romper la carrera y ahí lo hizo. Enfiló la punta de la carrera en el descenso del Poggio, jugándose el tipo y subiéndose hasta por las aceras. Y así se tiró como si no hubiera un mañana hasta el final. Abrió unos metros de ventaja con el grupito que le seguía y consiguió encarar la Vía Roma de San Remo con unos metros suficientes para escapar del roto sprint final que terminó siendo para pelear el podio.
El ciclista del Bahrain Victorious levantó los brazos en señal de victoria y le dio a la escuadra árabe un triunfo de mucho prestigio en la primera gran Clásica del año. Por detrás, un sorprendente Anthony Turgis fue segundo y Van der Poel tercero.
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