Chris Froome y su entorno son ahora mismo un mar de dudas. El británico quiere, pero no puede, y eso es una realidad que la carretera le está demostrando prueba tras prueba. Así se lo han hecho saber las dos últimas carreras en las que ha participado acumulando más de diez días de competición en apenas dos semanas. Pero ni por esas.
En el Tour de Los Alpes se dejó ver un día en la fuga, pero desde el primer momento estuvo anclado en la parte trasera del pelotón, perdiendo contacto con la cabeza a las primeras de cambio y buscando grupos en los que resguardarse en la retaguardia mientras corredores que solo le habían visto por la televisión flipaban como pensando "pero ¿ese es Froome?". Así es, ese es el nuevo Froome que ha quedado tras su terrible lesión.
Aquella caída en el Criterium del Dauphiné de hace casi dos años sigue siendo un calvario terrible para un Froome que no se encuentra y que da muy malas sensaciones, sensaciones que parecen incompatibles con volver a soñar con grandes retos y grandes objetivos en su carrera. No es que lo mejor de Froome haya pasado ya, algo evidente, es que probablemente no se vuelva a ver a un Froome ni al 50% de lo grande que fue. Y sin Froome a su máxima expresión, tiene poco sentido seguir dando pedales contra viento y marea.
Tras sus participaciones en Los Alpes y en el Tour de Romandía, Froome se dispone a hacer una última concentración en altitud donde seguir poniéndose a punto para participar en el Dauphiné de este año, carrera a la que vuelve para intentar ahuyentar a los fantasmas y seguir puliéndose de cara a un Tour en el que parece que sí va a estar, aunque habrá que ver a qué nivel.
De momento, el ciclista nacido en Kenia quiere seguir apurando sus opciones en la élite y avisa de que este proceso, el de recuperarse y volver a su nivel de forma habitual, requiere tiempo: "Hay mucho trabajo todavía por delante. Confío en seguir progresando y, obviamente, intento regresar a mi antigua forma. No puedo decir cuándo va a ser, es un proceso muy largo. Voy a seguir trabajando todo lo que pueda para conseguirlo". Así lo expresa en unas declaraciones recogidas por CyclingPro.
Una semana dura
Froome, además de su sufrir por su débil estado de forma, no ha tenido una participación muy exitosa en el Tour de Romandía, carrera que se ha caracterizado por el alto ritmo impuesto por su exequipo, INEOS Grenadiers, y por las malas condiciones climatológicas con días de mucha lluvia, frío y viento: "Ha sido una semana dura, el tiempo ha sido muy malo y en los últimos días he sufrido del pecho, pero quería terminar a toda costa y mirar hacia adelante".
El británico, que ha participado en cuatro carreras este año, Tour de los Emiratos, Volta a Cataluña, Alpes y Romandía, asegura que ha sido un bloque el realizado en estas competiciones para seguir dándole chispa a las piernas: "Ha sido un buen bloque de competición para conseguir intensidad en las piernas". Ahora, seguirá trabajando en altura de cara a su doble objetivo galo con el Dauphiné y el Tour de Francia.
[Más información: Chris Froome se queda solo: la 'traición' de un país que no espera a su estrella para los JJOO de Tokio]