Lance Armstrong está en el centro de la polémica. Las sospechas sobre el uso de una moto en sus bicicletas han vuelto a señalarle como uno de los grandes tramposos de la historia del deporte. Y eso sin hablar del dopaje. El estadounidense, sin embargo, no es el único que habría usado objetos de lo más peculiares para sacar ventaja en diferentes modalidades, desde el fútbol hasta el ajedrez.
Lance Armstrong (ciclismo): un motor en la bicicleta
"También creo que tenía un motor en la bicicleta". Esas palabras de Jean-Pierre Verdy, jefe de la Agencia Francesa Antidopaje desde el año 2006 hasta el año 2015, han puesto en la diana a Lance Armstrong por posible dopaje tecnológico. Una recopilación de imágenes en las que se aprecia un gesto repetitivo en la bicicleta no han hecho más que aumentar las sospechas.
Además, el uso de un motor en ciclismo no es algo nuevo. Durante el Campeonato Mundial de Ciclocrós sub23 de 2016, Femke Van den Driessche corrió con un pequeño motor unido a la parte trasera de su bicicleta y fue cazado. Desde entonces el temor en el mundo del ciclismo ha ido in crescendo.
Mike Tyson (boxeo): un pene falso para el antidoping
A nadie sorprenderá que el nombre de Mike Tyson esté en esta lista. Eso sí, el motivo no tiene que ver directamente con su desempeño en el ring. Y es que recientemente, el púgil reconoció que usaba trampas para superar las pruebas de drogas durante su carrera. Lo hacía a través de un pene falso que se activaba al apretar los muslos, enviando orina limpia desde una bolsa por medio de un tubo similar a un pene. Hay que añadir que utilizaba la orina de su esposa e hijo para no ser detectado.
Otro deportista que utilizó el mismo método fue el atleta Devis Licciardi. Sin embargo, al fondista italiano le cazaron en 2013 en pleno control con su pene falso que guardaba dentro de sus calzoncillos.
Tom Williams (rugby): cápsulas de sangre
En 2009, el jugador de los Harlequins -equipo de la Premiership inglesa- por aquel entonces, Tom Williams, fue descubierto usando cápsulas de sangre. Se las metía en la boca en los partidos, simulando sangre real, para así ser cambiado y dar el relevo a un compañero mejor preparado para el lanzamiento de castigo. Sería sancionado con tres años fuera de la competición por este episodio.
Luis Resto (boxeo): 'puños' de yeso
En 1983, un boxeador puertorriqueño, Luis Resto, sorprendió al mundo al derrotar a Billy Collins Jr. Hasta ahí no había nada raro, salvo la gesta que parecía haber conseguido. Sin embargo, tras ver las marcas que habían resultado en el cuerpo de su rival y al ser felicitado por la victoria, notando una dureza fuera de lo normal en sus guantes, se descubrió que el ganador llevaba yeso recubriendo las vendas, endureciendo así sus golpes.
Bilardo (fútbol): somnífero
Carlos Bilardo es considerado un genio del fútbol, pero a veces traspasó los límites. Nunca tanto como en el Mundial de Italia 90'. Entonces era el seleccionador argentino y con el tiempo -años después de la cita- admitió haber dado, junto al masajista del combinado albiceleste, bebidas con somníferos a los futbolistas de Brasil. Unoa de las víctimas fue Branco.
Roberto Rojas (fútbol): un bisturí
Siguiendo con el fútbol sudamericano, en fechas similares, hubo otra trampa que escandalizó al mundo.
Era 1989 y Chile perdía contra Brasil en Maracaná, lo que suponía que La Roja se quedaba sin billete para el Mundial de Italia. Entonces, Roberto Rojas, guardameta chileno, se excusó en el lanzamiento de una bengala para simular una agresión grave. Con un bisturí (o una cuchilla) se rajó la ceja y se suspendió el partido. Luego se vio que era imposible que la explosión del artefacto, a cuatro metros de él, fuera el causante de la herida.
Pineda (béisbol): resina de pino
El beisbolista más tramposo de la historia es Michael Pineda. El exlanzador de los New York Yankees fue 'cazado' en 2014 utilizando resina de pino en el cuello, para así tener mejor agarre de la pelota. Los pitchers no pueden utilizar esta sustancia.
Durante un partido, el manager de los Red Sox de Boston pidió que se revisara lo que llevaba en el cuello y así se descubrió su trampa. El caso es que dos semanas antes detectaron en otro partido contra los Red Sox que sus manos estaban manchadas, pero nadie lo denunció. De la segunda sospecha no se libró.
Nigalidze (ajedrez): un programa de análisis de partidas
La tecnología ha sido muy útil para otros, como el georgiano Gaioz Nigalidze. Este Gran Maestro fue expulsado en 2015 del Abierto de Dubái tras descubrir su fraude. Durante sus descansos para ir al baño, usaba un programa de teléfono que analizaba al detalle las partidas y así consultar sus siguientes movimientos. Sus reiteradas pausas para orinar en una partida contra el estadounidense Tigran Petrosian le descubrieron. Fue sancionado con una suspensión de tres años.
Onischenko (esgrima): un florete con mando
Yendo atrás en el tiempo, la esgrima se encontró en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 el caso de Boris Onischenko. Al atleta ruso le descubrieron usando un interruptor eléctrico que iba conectado a su florete, disparando así el número de 'tocados' contra sus rivales en las pruebas de esgrima.
Rosie Ruiz (maratón): el metro de Boston
El artilugio más grande que un deportista haya utilizado para hacer trampas es el metro. Sí, es el recordadísimo caso de la atleta -entre comillas- cubana Rosie Ruiz. En 1980 ganó el maratón de Boston con un tiempo récord personal, rebajando en 25 minutos la marca que había obtenido seis meses antes en la prueba de Nueva York. Las sospechas crecieron entre los organizadores y el resto de competidoras y, al final, se descubrió que había utilizado el metro a mitad de la carrera. Su imagen llegando exhausta a la meta tiene poco de real.
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