Han pasado ya casi dos semanas desde que la España de Scariolo se llevara la medalla de oro del Eurobasket en una intensa final contra Francia. Sin embargo, muchos siguen sin superar una derrota que va a marcar sus carreras de forma importante los próximos años. Al menos, hasta que lleguen los Juegos Olímpicos de París y tengan una nueva oportunidad de desquitarse.
Es el caso de Evan Fournier, que fue uno de los jugadores que evidenciaron el mal perder del equipo de Vincent Collet. Después de ser arrollados por la selección española, recogieron su medalla de plata como subcampeones y rápidamente se la quitaron del cuello para no lucir una presea que les recordaba a la enorme derrota que habían registrado.
Ahora, el escolta de los New York Knicks, que el mejor de Francia en aquel partido con 23 puntos, ha reconocido que le sigue doliendo mucho ver esa medalla en su casa porque le recuerda una y otra vez que le dieron una condecoración por terminar segundo. Ellos, que se habían preparado para ser los mejores con un equipo de ensueño, sumando una nueva derrota para un palmarés que en los últimos años solo registra caídas ilustres. Muchas medallas, muchas presencias en podios, pero ninguna de oro.
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En Alemania confiaban en poder dar un golpe encima de la mesa. Las críticas que les han perseguido en los últimos tiempos y las comparaciones con la generación de los Tony Parker, Boris Diaw y compañía estaban destinadas a morir en este Eurobasket. Sin embargo, han vuelto a resurgir con fuerza.
El sabor de la derrota
Fournier ha participado en una pequeña entrevista con el programa En Aparté de Canal+ donde ha intentado explicar lo que supuso para él caer contra los Juancho, Willy, Brown y compañía. Un sabor amargo que todavía le persigue y que evidencia, en cierto modo, una sensación interior de competitividad extrema y de mal perder.
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"Cuando trabajas tan duro para ganar la medalla de oro y te dan la plata o el bronce, yo me lo tomo como un insulto". Es una realidad que Evan Fournier no supera una derrota que trajo para España un triunfo histórico. El valor del trabajo y del perfil bajo se impuso a una agrupación de enormes estrellas.
Fournier continúa su argumentación e intenta explicar el cabreo que tenían todos en el cajón de la entrega de medallas en el Mercedes-Benz Arena de Berlín: "Como se pudo ver en el podio, todos estábamos muy descontentos. Es como si te premiaran por haber perdido y encima te lo estuvieran diciendo: '¡Bien hecho, has perdido!'. Mucha gente no lo entiende".
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El escolta francés repite una y otra vez, como si fuera un mantra, ese análisis tan negativo que le ha quedado como conclusión de haber sido los segundos mejores del continente: "Cuando recibo esa medalla, cuando me la pongo en el cuello, vuelvo directamente a sentir como si fallara. Es duro y quiero desquitarme".