La Eslovenia de Doncic dice adiós al Eurobasket: eliminada por Polonia tras un polémico final
El combinado de Aleksander Sekulic consiguió remontar hasta 23 puntos con un brillante tercer cuarto, pero terminó muriendo en la orilla (87-90).
15 septiembre, 2022 00:39Eslovenia también ha dicho adiós al Eurobasket 2022. Otra selección llamada a pelear por el oro en el torneo continental que se marcha para casa mucho antes de lo esperado. El combinado de Luka Doncic rozó por momentos el ridículo ante una sorprendente Polonia que llegó a situarse hasta 23 puntos por encima en el marcador.
El cuadro de Aleksander Sekulic consiguió darle la vuelta al partido en un tercer cuarto primoroso, pero las fuerzas les terminaron fallando en el momento de la verdad. Con esta derrota, Luka Doncic ha pasado a engrosar la larga nómina de estrellas que se han ido por la puerta de atrás de este Eurobasket.
El base de la selección eslovena y de los Dallas Mavericks no ha podido contener la caída de uno de los mejores equipos de la competición, el cual estaba destinado a pelear por llegar hasta las cotas más altas posibles. Polonia consumó la enésima sorpresa de la semana y terminó de dinamitar un Europeo que ahora mismo solo conserva a Francia como representante del grupo de grandes favoritas a estar en lo más alto del podio. Los galos rozaron también el drama, pero vencieron a Italia en la prórroga.
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Doncic, que terminó el partido expulsado con cinco faltas y una técnica y absolutamente desquiciado, tuvo que ver como su equipo se desangraba en los últimos tres minutos sin que él pudiera ayudar. Una situación muy parecida a la vivida por Giannis Antetokounmpo ante Alemania. La estrella griega se autoexpulsó con una durísima falta que le sacó del partido cuando restaban todavía casi cinco minutos de batalla.
Doncic, completamente hundido
La derrota infligida por el combinado polaco fue tan dura que el líder de la vigente campeona terminó desolado el encuentro: "He dejado caer a mi equipo y a todo un país que nos apoyaba. Revisaré este partido para mejorar". A pesar de sus palabras, nadie duda de que Doncic se dejó todo lo que tenía en la pista por su selección y es que ha jugado este partido infiltrado después del esguince de tobillo que sufrió el pasado lunes: "Probablemente no estaba al cien por cien. Me pusieron una inyección. Mi lesión no es la razón de la derrota. He jugado fatal".
La responsabilidad que se atribuye de esta derrota el genio de Liubliana es total. No paró de cojear en todo el choque, pero como él mismo ha admitido, eso no es excusa para un jugador de su talla que no rindió precisamente a su mejor nivel. Anotó 14 puntos, capturó 11 rebotes y repartió 7 asistencias, pero no estuvo acertado ni en su serie de tiro ni en la gestión del juego colectivo como demuestran sus seis pérdidas. El hecho de haber terminado su partido roto por la rabia y la frustración en el banquillo tampoco le ayudaron a hacer un análisis muy objetivo de la situación.
Eslovenia sigue así los pasos de selecciones como Serbia o Grecia y se marcha del Eurobasket por la puerta de atrás después de haber sucumbido ante los Ponitka, AJ Slaughter y compañía. El alero del Zenit hizo historia al convertirse en el tercer jugador en ser capaz de firmar un triple-doble en un Eurobasket después de terminar su actuación con 26 puntos, 16 rebotes y 10 asistencias. Solo con un partido así se podía derrocar a la actual campeona.
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El ciclón polaco
El partido entre Eslovenia y Polonia se podría decir que tuvo varios encuentros dentro de uno mismo. Para empezar, la espléndida primera mitad realizada por el equipo de Milicic que consiguió arrollar a la gran favorita para colgarse el oro. Dos cuartos de ensueño en los que consiguieron sacar una renta de 19 puntos. Sin embargo, las máximas en el partido fueron hasta de 23. Eslovenia estaba irreconocible con un Doncic completamente superado por la situación.
Mientras Polonia había funcionado como un reloj suizo, clavando 29 puntos de media en ambos cuartos, los de Sekulic se quedaron en solo 13 en el segundo acto. Eslovenia había aceptado el duelo al amanecer a golpe de canasta y se olvidó de defender. Sin embargo, los polacos tenían muy claro que a partir de su entramado defensivo tenían que nacer sus remotas opciones de conseguir la machada de meterse entre las cuatro mejores selecciones de este Eurobasket. Y así lo hicieron.
El conjunto entrenado por Sekulic se fue dejando una parte de vida en cada aspecto básico del juego. Cedían en el apartado de las asistencias, no hacían frente en la lucha por el rebote y se desangraban con las pérdidas y la pésima dirección de juego. A eso se unió un día inolvidable en el tiro exterior de Polonia que cuajó una de las mayores exhibiciones en el Eurobasket en una primera mitad de altos vuelos. El apabullante 31-54, máxima para Polonia en el choque y que llegó tras un parcial de 0-12, dio paso al 39-58 con el que se llegó al descanso.
La resurrección de Eslovenia
A partir de ahí empezó un partido nuevo, el segundo. Eslovenia salió con otra cara al tercer cuarto. Como si la charla la hubiera dado Rudy Fernández, el talismán que resucitó a España ante Finlandia a golpe de garra y honor. Cancar, el mejor de los eslovenos, se echó al equipo a la espalda ante la frustración de un Doncic que se pasó todo el partido doliéndose de su maltrecho tobillo derecho y de un golpe recibido en una mano. Si 'wonder boy' no estaba teniendo su día, el férreo entramado defensivo polaco hizo el resto.
Sin embargo, sacó orgullo y fuerzas de flaqueza para liderar el arreón de una renacida Eslovenia. Cinco puntos suyos nada más salir de los vestuarios abrieron un parcial de 15-2 que terminó reduciendo la diferencia hasta solo seis puntos. Aunque parecía imposible hacía solo unos minutos, había partido de nuevo. Sekulic cambió su defensa a una impenetrable zona y ahí Polonia se ahogó con una terrible selección de tiro. De hecho, llegaron a fallar hasta 11 triples en un tercer cuarto en el que sucumbieron por 24-6. Esta sí era la campeona de Europa.
Ya entrado el último cuarto, Eslovenia consumó su remontada y se puso por delante, llegando a abrir incluso rentas de cinco puntos. Parecía que los Doncic y compañía habían sabido sufrir y resurgir de las tinieblas para ganarse una plaza entre los cuatro mejores del continente. El duelo contra la Francia de Gobert les esperaba.
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Merecido premio a Polonia
Pero Polonia, que no había llegado hasta ahí para rendirse y bajar los brazos, supo volver a esperar su momento, agazapados y sin soltarse en el marcador, buscando el bajón físico de sus rivales después del esfuerzo titánico de la remontada. Y así terminó sucediendo.
El héroe Ponitka se vistió del mismísimo Michael Jordan para hacer suya la pista y apoyado por sus mejores lugartenientes, Sokolowski y Balcerowski, consiguió liderar de nuevo la ofensiva polaca. Sus puntos y su esfuerzo, unidos a la gran labor de AJ Slaughter en la dirección de juego y en las defensas sobre Doncic, terminaron consumando la resiliencia de una Polonia llamada a hacer historia. Volvieron a abrir un hueco amplio en el marcador, hasta el 74-86. Sin embargo, no estaba todo escrito.
Ya sin Doncic en el parqué, Eslovenia se la jugó a la desesperada y con un 5-0 de parcial dentro del último minuto se quedaron a tiro de forzar la prórroga después de un lanzamiento fallado por el propio Slaughter. Prepelic cogió el balón como alma que lleva el diablo, cruzó la media cancha y desde el centro del campo se jugó un triple forzado en el que fue objeto de una clara falta. El debate parecía estar en si la infracción debía ir acompañada de tres tiros, con opción de empatar, o si simplemente eran dos lanzamientos libres y después a jugarse el rebote. De lo que nadie parecía dudar era de si había sido falta. Al reloj todavía le restaban unos segundos.
Los colegiados no señalaron finalmente nada y el poco tiempo que quedaba se consumió entre la fiesta de Polonia y la decepción de una Eslovenia que enfila la puerta de salida. Klemen Prepelic no se lo podía creer y se comía al trío arbitral. Otra grande más que se quedaba fuera. Y otra gran estrella NBA, Luka Doncic, que sucumbe ante la fortaleza de un equipo que ha llegado hasta las semifinales con hambre, ganas de dar la sorpresa y de cumplir todos sus sueños.