31 días solos y con la única fuerza de sus remos: la proeza de 4 españoles cruzando el Atlántico
Ocean Cats ha sido el primer equipo estatal en cruzar el Atlántico remando, convirtiéndose en el ganador absoluto de la Talisker Atlantic Challenge.
20 enero, 2023 02:15La disciplina, la técnica de remo y la capacidad de superar dificultades han llevado a Joaquim Planelles, Juanba Romero, Sergi Franch y Marti Ramirez a la cima de una de las competiciones más exigentes de todo el mundo. El equipo catalán Ocean Cats se ha alzado con la victoria en el Atlantic Challenge, la prueba de remo más dura de todo el mundo, convirtiéndose en el primer equipo español en alzar el prestigioso trofeo The MacAskill Trophy.
Los cuatro se han jugado la vida en el último mes cruzando el océano Atlántico, desde la isla canaria de La Gomera hasta La Antigua, en el Caribe, unos 5.000 kilómetros que han recorrido con la única fuerza de sus brazos. Fue la pasada madrugada del 13 de enero, a las 00:11 hora local, cuando el equipo español Ocean Cats pasó la línea de meta en Nelson’s Dockyard, Antigua y Barbuda, sacando más de un día de ventaja al segundo clasificado de esta competición de remo oceánico.
Para conseguir la proeza, los cuatro ganadores han pasado 31 días, 17 horas y 9 minutos en alta mar, sin asistencia de ningún tipo, sin escalas y con la única propulsión de sus remos. El camino al éxito no ha sido un paseo en barco, sino en un bote de pequeñas dimensiones en el que apenas te puedes mover y con el que han recorrido una media de casi 95 millas, empujando más de una tonelada de peso en condiciones continuamente cambiantes.
"Nadie sabe lo que es esto hasta que lo pasa. Aquí da igual lo que hayas entrenado. La competición es la locura máxima que se puede hacer en remo y un día nos preguntamos, ¿lo podríamos hacer?", explica a EL ESPAÑOL Juanba Romero, técnico de Telecomunicaciones de la Universitat Politècnica de Valencia, de 49 años, que ha formado parte del proyecto desde el inicio.
"Cada uno ha pasado su propio calvario, tuvimos un momento en el punto intermedio de la competición, cuando todavía nos quedaban unos 12 días, en el que llegamos a pensar que ya teníamos suficiente y queríamos llegar a tierra". Siguieron adelante sin mirar atrás.
La embarcación contaba con dos placas solares, una desalinizadora automática y una de manual, y toda la instrumentalización necesaria para la navegación de altura. La alimentación se basó en comida liofilizada altamente calórica y consumieron más de un millón de calorías. Los cuatro pasaron la Navidad solos en medio del Atlántico subidos en su bote: "Nos dimos un abrazo y poco más porque teníamos que seguir remando".
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Olas de 8 metros
Durante la travesía, además de imponerse a las 43 embarcaciones participantes, tuvieron que superar todo tipo de problemas: quedarse completamente sin energía y recuperándola a través de una tormenta con olas de más de 8 metros, la rotura de la orza, el cansancio provocado por la falta de sueño y las doce horas diarias de remo, el agotamiento mental de los ciclos de dos horas o, en la última jornada, la embestida de un tiburón de 3 metros que por suerte no provocó ningún daño fatal en la embarcación.
"El océano es inmenso, es como un desierto pero de color azul y no ves nada. Los primeros días nos encontramos con los peces voladores. Son peces que se asustan y planean con sus propias aletas. Al principio nos hacía gracia y nos parecía una maravilla del océano, pero por la noche ellos no ven, solo detectan la vibración y saltan. Había tantos que nos pegaban en la cara, dejándonos aturdidos y llenos de babas".
"El peor momento fue el día que nos quedamos sin energía y perdimos las baterías a las cinco de la mañana. No sabíamos lo que pasaba, estuvimos 12 horas viendo qué hacíamos y fue un momento muy duro porque igual teníamos que pedir ayuda y que nos rescataran", recuerda Romero.
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Por lo que respeta a la estrategia deportiva, los cuatro remeros españoles quedaron sorprendidos por el alto nivel de la competición. "Nosotros somos competidores nacionales, pero gente muy normal. Nos llamó mucho la atención llegar al punto de salida y ver que había equipos compuestos por las fuerzas especiales americanas o militares británicos".
Sin embargo, los días previos a la competición salieron al mar a remar y se dieron cuenta de que tenían opciones de ganar. "Nos dimos cuenta de que no eran remeros, sino que practicaban otros deportes. Ahí fue cuando pensamos que podíamos colocarnos a la cabeza de carrera y la organización nos dijo que podíamos ganar".
El dominio de la técnica les permitió desarrollar una estrategia de éxito. Después de luchar en la primera parte de la prueba en el grupo delantero, cuándo llegaron a mitad de camino, el equipo español optó por realizar ciclos de tres remeros (1 hora y cuarenta minutos dos personas remando y 20 minutos con tres) para intentar romper la competición. Y lo consiguieron, pues cumplieron sobradamente hasta el punto de sacar más de un día de ventaja al segundo clasificado, el equipo británico This Way Up.
La preparación
El equipo ha estado más de tres años preparando su participación en este desafío deportivo. "Si eres amateur, como nosotros, el primer problema al que te enfrentas es la búsqueda de patrocinadores o conseguir un barco". El proyecto ha supuesto un coste para el equipo de 170.000 euros.
"Durante mucho tiempo nuestra preparación ha consistido en llamar a patrocinadores para conseguir la financiación necesaria para estar en la línea de salida. El último año nos hemos dedicado a la logística y buscar un bote", declara Romero.
- ¿Cuántas veces os han dicho que erais unos locos?
- "Muchísimas veces, al principio bastante más. Cuando se fue acercando la fecha, nuestros amigos no se lo creían. Te metes tanto en los preparativos que al final ya no tienes dudas".
Del puerto de La Gomera tomaron la salida a la vez 43 embarcaciones, distribuidas en diferentes modalidades según el número de tripulantes de cada equipo (desde integrantes solitarios a quintetos). Por esta razón, parte de la flota ha tardado más tiempo en finalizar la travesía.
En estas cinco semanas, Juanba y sus compañeros se han visto sometidos a la continua exposición al agua salada, las inclemencias meteorológicas y los peligros del mar. "¿Si lo volveríamos hacer? La verdad que los cuatro nos lo pensaríamos mucho. La segunda semana nos pegó un bajón, nos salieron llagas por todas partes y pasamos mucha calor porque estás en el trópico. Hemos pasado muchas miserias, pero ha sido una aventura inolvidable".
La satisfacción de los cuatro integrantes del Ocean Cats es doble. Con el reto deportivo, el equipo ha aprovechado para alertar y concienciar sobre el daño que se está infringiendo a los océanos con la presencia masiva de residuos y deshechos plásticos en la superficie y en el fondo marino. Su victoria contribuirá a amplificar este mensaje.