Los ojos constituyen un gran elemento identificador de una persona. Sea cuál sea el color de los mismos, siempre nos vamos a fijar si una persona tiene los ojos azules, verdes, grises, marrones, negros... O incluso, si tiene un ojo de cada color, lo cuál es más frecuente de lo que parece.
Como dato curioso, en España 1 de cada 4 personas (25%) tiene los ojos azules, verdes o grises. Esta proporción aumenta en las regiones del Atlántico y el Pirineo, Galicia, Asturias, Cantabria, Vasconia, Navarra, Aragón y Cataluña, dónde alcanza el 30–40%. En España, por tanto, abunda el número de personas que tienen los ojos en distintas tonalidades de marrón así como negros. Por eso, te contamos qué determina el color de los ojos. Y si quieres saber más sobre estos órganos tan complejos, también sabemos por qué hay personas que duermen con los ojos abiertos.
¿Qué determina el color de los ojos?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que el color de ojos es un rasgo genético que está determinado por la cantidad y la distribución de la melanina en el iris. Se trata del resultado de un proceso genético complejo en el que intervienen gran cantidad de factores. En cualquier caso, la explicación más sencilla establece que el color del iris depende de tres principales factores: la melanina del epitelio del iris, la melanina de la parte anterior del iris y la densidad del estroma del iris.
La melanina es un factor clave, como podemos ver. Los ojos marrones son el color de ojos más común en el mundo y son aquellos que presentan grandes cantidades de melanina en la parte anterior del iris, al contrario que los ojos claros azules que contienen menos cantidad. Y todos los colores son únicos. Podemos tener la sensación de que tenemos los ojos de igual color que otra persona, pero la cantidad de melanina y su distribución en el iris es única en cada persona.
Resulta muy llamativo el hecho de que, en general, en el mundo el color de ojos que más abunda es el que llamamos marrón o castaño. Así lo vemos por la mayor parte de los continentes, excepto en Europa. En nuestro continente se da una mayor diversidad en cuanto al color de ojos: abundan los ojos color avellana, los verdes, azules y grises...
En cualquier caso, si nos centramos en qué determina el color de los ojos, necesitamos hablar de los determinantes genéticos. Por lo tanto, hablamos de cuáles son los genes de importancia en el color de los ojos: Por un lado, EYCL1: es responsable de la determinación de los colores verde y azul –alelo dominante y recesivo, respectivamente– localizado en el cromosoma 19; por otro lado, el EYCL2: el principal responsable del color marrón y se encuentra probablemente en el cromosoma 15; el EYCL3: figura entre los genes que regulan la cantidad de melanina del organismo animal y se encuentran ubicados en el cromosoma 15, y finalmente, otros genes implicados como el SLC24A4, ubicado en (14q32.12) y el TYR, ubicado en (11q14-q21).
¿De qué color son los ojos azules?
Sorprendentemente, los ojos azules no tienen un pigmento azul y por eso se ven de ese color, como si que ocurre con los ojos marrones. Al igual que ocurre con el color del cielo (que no es realmente azul), el color de los ojos azules no es realmente azul, sino que depende de la luz y de cómo esta se dispersa. Podríamos decir, por tanto, que realmente los ojos azules "no tienen color". Por eso, los ojos azules se consideran de los más llamativos y complejos genéticamente. Muy importante tener en cuenta que los ojos azules sólo aparecieron por primera vez hace 6.000 o 10.000 años. Antes de esa época, todos los ojos eran color castaño o marrón.
¿El color de los ojos cambia?
Efectivamente, el color de los ojos cambia. Por eso, no nos podemos fiar del color de ojos que tienen los bebés al nacer, puesto que es muy probable que cambia incluso, no solo en los primeros meses, sino también en sus primeros años de vida. Esto es porque los bebés generalmente no tienen mucho pigmento en sus iris. El pigmento en el iris se va acumulando durante esos primeros meses de vida y unos ojos azules pueden volverse más intensos o volverse verdes o incluso, totalmente marrones.