Entre Almodovar y John Waters surge Por España, un pasodoble tecnopop con toneladas de autotune e ironía donde se dan cita skinheads, canis y travestis. Un videoclip incómodo y plagado de referencias al flamenco y la España cañí del siglo pasado; trajes de faralaes, yugos, flechas y Franco siendo asesinado de un tiro en la cabeza.
El universo de Samantha Hudson es complejo, y a veces es fácil perderse en él. Primero se manifiesta la risa irónica, de ahí a la mueca para terminar en el debate: ¿es lícito? ¿Es legal? ¿Por qué duele tanto que en este país nos burlemos de un dictador fascista que murió hace casi medio siglo?
En esos últimos pasos siempre surgen los demonios de la razón, quedándose en la superficie y nadando en aguas poco profundas; incapaces de entender más allá de la imagen, quizás por estar acostumbrados al culto de la iconografía. Pasó lo mismo con C Tangana y Nathy Peluso, no faltaron homilías y rogatorios para purgar los demonios del chachachá —el eterno culpable—.
Coquetona y anticapitalista
Samantha Hudson es el nombre de vodevil de Iván González Ranedo. Nació en Palma de Mallorca en 1999 y con 16 años saltó a los medios con su videoclip Maricón, una crítica en clave de humor a la homofobia de la Iglesia. Lo que empezó siendo un trabajo de instituto se acabó transformando en una queja formal del arzobispo de Mallorca y una excomunión inmediata de la diócesis mallorquina.
Del éxito temprano llegó después la construcción paulatina de un personaje cargado de valentía y despecho, una participación en MasterChef, una película a punto de estrenarse con Paco León y un pódcast de Netflix junto a Jordi Cruz; eso sin contar concierto giras, canciones y videoclips que se convierten en trending topic durante días en toda España.
Pero Samantha Hudson no es solo espectáculo, detrás de cada canción y cada entrevista se vislumbra una inteligencia y un discurso crítico, perfectamente formado y cercano a su generación: la de la precariedad y el humor ácido y pesimista. Todo cabe desde la crítica a la hipersexualización y el consumo de cuerpos desenfrenado; hasta la insatisfacción constante y la deriva del capitalismo hacia un futuro incierto.
Sus historias de Instagram encarnan personajes que cubren de forma inteligente todo el espectro de la risa fácil a la preocupación por la salud mental de los jóvenes o la instrumentalización del sexo como fuente de validación. Todo cabe, y quienes la siguen de cerca lo saben bien.
Samantha declaraba en una entrevista para EL ESPAÑOL que "ser coquetona y luchar contra el capital son dos cosas que pueden ir de la mano", en ese femenino mayestático que utiliza con desparpajo y fluidez: "Me he propuesto trascender los límites de lo absurdo y ser cada día una cosa distinta. Hoy soy un maricón, otro día soy Anne Hathaway, y otro día seré una lancha motora si me viene en gana".
Por España
Lo que Samantha toca se convierte en oro, una reina Midas del feísmo y la ironía. En Por España queda varada en mitad de la nada junto con su troupe travesti (Hornella Góngora, Gadyola, Venedita von Dash y Satanassa). Sin coche y sin dotes para la mecánica, un bar cercano ofrece la única posibilidad de supervivencia, con tan mala suerte de que su interior está infectado de falangistas. De la pelea campal entre ambos grupos surgen escenas de su protagonista seduciendo al generalísimo, una Marlene Dietrich castiza que se contonea para disfrute del dictador; o una rave en mitad de un aparcamiento; las dos —quizás tres— Españas, todas en vigencia, y en un solo vídeo.
Si del videoclip rezuma el hálito de Priscila, reina del desierto, El bar Coyote o Pink Flamingos; su portada bebe de Like a prayer de Madonna. De la cintura de Samantha cuelgan los emblemas de la Guardia Civil, la rojigualda o la heráldica española. El juego de símbolos continua durante el vídeo: las banderillas que adornan la cabeza de su protagonista dibujan una cruz de borgoña sobre el fondo blanco, caracterizada como una Estrellita Castro moderna.
El ritmo de pasodoble sintetizado está más cerca del 'petardeo' de Kika Lorace o La Prohibida que de La bien pagá. Adrià Arbona, productor de la canción y miembro del conjunto de tontipop mallorquín Papa Topo, escribía sobre la canción: "Cuando yo tenía 14 años sufrí un ataque homófobo. Saliendo del instituto unos personajes me llamaron 'maricón' a lo que yo respondí, instintivamente, 'tíos buenos'. Eso les encolerizó más y la respuesta fue golpearme".
En el mismo mensaje, Arbona señalaba el origen de Por España en Manuela Trasobares y su vídeo En la intimidad con el generalísimo Franco. La artista y exconcejal basó buena parte de su trabajo en la reconstrucción de símbolos de odio hacia la comunidad LGTBIQ+, haciéndolos partícipes de su propio imaginario. "Subvertir los ataques de nuestros agresores y devolverles el golpe", concluía el músico sobre un vídeo que intenta reivindicar todo un imaginario todavía poseído por el espíritu del franquismo.
Dictadores pop
Si Machado estaba en lo cierto, entre una España que muere y otra que bosteza, hay una —quizás más oculta— que se ríe de absolutamente todo con conciencia de clase. El 12 de octubre ha servido para sacar a relucir los viejos demonios de los símbolos nacionales, su apropiación y su utilidad. Samantha Hudson ha respondido volándole la cabeza —literalmente— al caudillo en su vídeo. Pero no es algo nuevo.
Si Tarantino ha podido asesinar a Hitler en Malditos bastardos; si Arturo Vega podía pintar esvásticas con colores neón para resignificar el odio desde lo queer; si Roberta Marrero puede pintar pestañas postizas a Franco y si Laudi Abilama ha podido convertir en icono pop a Lee Kuan Yew, dictador de Singapur. ¿Por qué Samantha no?
Ada Colau se ha referido en sus redes sociales al videoclip como "orgullo poético y antifascista". Pero no todas las reacciones han sido igual de dulces. El nombre de la canción es el resultado de una referencia directa al lema de VOX para las elecciones del 28 de abril. Una relación nada casual. Carla Toscano, diputada del conjunto de Abascal, criticó desde su Twitter en marzo de este mismo año la "fealdad, chabacanería, zafiedad" de Hudson, apuntando: "Esto es la ideología de género que retrata nuestra triste época de personas perdidas".
Perdidas o no, Por España se ha convertido en noticia en cuestión de horas, acumulando más de 200.000 reproducciones en YouTube y abriendo boca para el disco debut de la artista, Liquidación Total, quien ya prepara una gira de presentación y un final de año en el que promete estar aún más presente en el debate público.