El debate cultural sobre la transparencia de los cachés de los artistas en eventos públicos está servido y cada vez presenta más aristas. Todo desde que el pasado viernes el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, revelase en su cuenta de Twitter que le era imposible contar con Rosalía en las fiestas de la capital porque pedía 500.000 euros. Al día siguiente, la artista respondió lo siguiente: “Lo único que voy a decir sobre lo que se dice que pedimos por nuestro show es que es falso. Es cierto que no es un show sencillo (ya me conocéis), y que somos muchas personas trabajando para que el show sea increíble, pero eso que se ha dicho está lejos de ser verdad”.
Puente insistió, lanzando, además, bola curva: “Su agente nos dijo, después de tenernos 2 meses esperando,que empezarían a hablar con nosotros a partir de 500.000€. En todo caso si esa no es la cifra digamos su caché y estaremos encantados de contratarla. Ya lo intentamos en 2018, cuando nos pedía 45.000 €, pero no tuvo fecha”, arremetió. Entre el público, las opiniones están divididas. A muchos les parece una cifra desproporcionada, otros defienden el poder conocer los honorarios que los artistas solicitan a las administraciones y los más adeptos hablan de “machismo”, alegando que a ningún músico hombre se le cuestiona si cobra mucho o poco.
Pero, ¿qué piensan los expertos de la industria? Adrián Vogel -con dilatada experiencia en distintos puestos de A&R, marketing, ventas y dirección general en CBS/Sony, Polygram, BMG, Gong, Compadres, Edel, DMM Music y Nuevos Medios, en Madrid, Nueva York y París- cuenta a este periódico, en primer lugar, que “medio millón de euros me parece alto como caché, pero es una cuestión de mercado”: “En cualquier caso, si va a hacer playback, me parece una exageración. ¿Tú estuviste en Colón? Nadie sabía decirme dónde estaban los músicos”, desliza. “También puede ser que a Puente le dijesen ese caché como una forma de decir que no. Sea como sea, él es un bocachancla y ella no tenía por qué desmentirlo, ella no tiene por qué decir cuánto cobra, como mucho, tendría que dar explicaciones su oficina”.
"Se ha criticado el caché de mucha gente"
Vogel explica que Rosalía tiene una mánager llamada Rebeca León y una agencia inglesa. “No creo que entrar a estos trapos le reporte ningún beneficio, sobre todo porque cuando contrató a una productora para hacer vídeo que no quería pagar a la gente, ahí se calló”. Pero, ¿tenemos derecho los ciudadanos a saber la cifra, sea cual sea? “Por supuesto. Es la transparencia que se le pide a todas las contrataciones públicas. No hay ningún problema, otra cosa es que montemos nosotros un festival o un concierto: siendo privados no tenemos que decir lo que pagamos”. ¿Puente puede revelar el dato aunque, finalmente, haya decidido no contratarla? “Sí. Está legitimado. Los cargos públicos se deben al público que les ha votado o no les ha votado. Si le han preguntado y él ha contestado, me parece bien”.
El experto no cree que sea la primera vez que se levanta este zafarrancho y menos que sea una cuestión de misoginia. “Yo recuerdo cuando se criticaban las contrataciones de los ayuntamientos socialistas en los ochenta. ¡Había un trinque…! Recuerdo el exagerado caché de Tina Turner, que no ha cobrado tanto en su vida ni lo va a volver a cobrar. Era el doble o el triple del suyo. Han pasado cuarenta años y se ha criticado el caché de mucha gente”.
"Hay que hablar de pasta sin miedo"
Alan Queipo, mánager, periodista musical y jefe de prensa de Novedades Carminha, sostiene que “este caso ha sido particular”: “En realidad es más el calentón de un señor por Twitter que el blanqueamiento del caché de Rosalía. Según la información que yo tengo, lo que pedía Rosalía -o al menos los conciertos que cerró en festivales, etc- está bastante por debajo de lo que decía Puente. ¿Qué suele pasar? Que en eventos de ayuntamientos, o eventos públicos, se suele pedir más. No sé por qué está esa costumbre instalada, pero es la realidad”.
Su posición es la transparencia total. Invita a que hablemos, por fin, de dinero sin tapujos: “A mí me parece bien la transparencia tanto en festivales que tienen que ver con ayuntamientos como festivales privados, es como el programa de Broncano: hay que empezar a hablar de pasta sin miedo. Yo no tendría problema en decir lo que pido por los artistas que llevo, ni problema en decir lo que cobro por las cosas en las que trabajo. No sé por qué la gente tiene ese miedo tan instalado, y en la música lo tienen sobre todo los grandes artistas. ¡Como si Rosalía no valiera medio millón de euros! Con el alcance que tiene y el dinero que puede generar mediáticamente, y por expectación, y por gente que se quiera acercar a un concierto gratuito y abierto… creo que lo puede llegar a valer, no sé si lo vale, al final hay que hacer análisis”, relata.
Algunas puntualizaciones importantes: “Uno: no es que Valladolid haya hecho un comunicado con lo que le paga a cada artista que va a las fiestas. Dos: en el caso de Rosalía, tengo entendido que lo que se pedía era entre 150 y 250.000”, comenta, antes de explicar que la agencia que la lleva “es de contratación internacional”. “Eso es como si hubieran querido contratar a una artista internacional, porque la está gestionando gente que no tiene el termómetro y el pulso de lo que cuestan determinadas cosas”.
Un alcalde negligente
David García Aristegui, portavoz de la sección de música de la CNT, expresa que le parece “impresentable” que el Ayuntamiento de Valladolid, “que se niega a cumplir la legalidad vigente en cuanto a contratación de artistas” protagonice esta polémica. “La ley señala lo siguiente: con artistas que no están dados de alta en autónomo, la mayoría, y con los emergentes y los precarios, el promotor tiene que contratar laboralmente y con alta en régimen especial. Y ellos se niegan. Siempre utilizan intermediarios y externalizan las contrataciones perpetuando la precarización”.
Rechaza el “tono chulesco” empleado por el alcalde: “Es impropio y lamentable que un representante público que por un lado se niega a cumplir la legalidad vigente se ponga a hablar de una cosa que no es real, porque ya lo ha desmentido la propia interesada”, señala. “Se refiere a una serie de conversaciones que no se sabe con quién se han tenido ni en qué términos, se refiere a un contrato que no se ha firmado. Muchas veces hay cláusula de confidencialidad. Es absolutamente desastroso lo que ha hecho, y es lógico que a otros artistas les inspire poca confianza, teniendo en cuenta cómo está funcionando”.
El blanqueo de los cachés: del Noroeste a la Feria de Málaga
Su posición respecto a la transparencia del caché, si finalmente no se ha contratado, es que “no tiene que hacerse público”: “Es peliagudo, porque hace un par de años se filtraron los de los artistas del festival Noroeste, y alguna bandas se quedaron muy sorprendidas porque decían que cobraban menos. Hay opacidad. Parece que los intermediarios… algo se quedan”. Lo mismo sucedió con las contrataciones de la Feria de Málaga de 2017. Por ejemplo, Javier Ojeda, líder de Danza Invisible, negó el caché de 11.000 euros que se había hecho público y aseguró que su banda no había percibido más de 6.500 euros.
García Aristegui opina, personalmente, que “todo lo que se pague con dinero público tiene que ser transparente”, ya que “quizá ese dinero podría ir a mejorar dotaciones municipales, transporte público, etc, por eso es importante que la gente sí sepa los cachés y valoren ese dato a la hora de votar”.
En este caso en concreto, repite que es “impresentable” la actitud de Puente y que parece “algo personal”. ¿Hay algo machista en las críticas a Rosalía por su presunto caché? “A nivel de sindicato tenemos clarísimo que se ha convertido en un deporte nacional criticar a Rosalía. Con ella se habla de apropiación cultural pero con los Gipsy Kings u otros artistas que han hecho fusiones a nadie le ha importado jamás. Es una mujer joven y triunfadora y se le quiere sacar punta: no es serio. Lo que huele es a machismo por los cuatro costados”.