Egon Soda: "Podemos ha olvidado el 15-M y ha dejado de manifestarse en la calle"
La banda de pop-rock de la escena alternativa presenta 'El rojo y el negro', su disco más poético y político, donde recuperan conceptos como "lucha de clases" o cuestionan la Transición. Hablamos con Ferrán Pontón, su letrista.
14 febrero, 2018 02:12“Te han hecho cargar con la bandera, las estrellas, el martillo y la hoz. Te sabes las rimas, las pausas, la letra y se te resiste la canción”, cantan los Egon Soda en Glasnot, una de las canciones de su último trabajo, El rojo y el negro.
Tienen guiños para Lorca y su llanto por Ignacio Sánchez Mejías -“la muerte puso huevos en la herida / a las cinco de la tarde”-, tienen el poso de Marx -y sus referencias tan poéticas que explotan de política-, y tienen, sobre todo, la memoria y la conciencia abierta, sangrante y en constante cicatrización: recuperan conceptos como “lucha de clases” o cuestionan la Transición y se miran a sí mismos. Su infancia. Su imaginario. Sus valores. Su pelea por la dignidad, “que es lo que tiene en común la clase trabajadora”. Un espejo ideológico, una reyerta hacia adentro. Para expiar, para entender. Para que entre el aire.
Hablamos con Ferrán Pontón, su letrista. “A tenor de los fusilamientos, escribo en los recesos del dolor. Señor, la procesión va por dentro...”. Ensanchen los oídos y prueben su famoso gancho de izquierda.
A excepción de artistas como León Benavente, Nacho Vegas o Rozalén, ¿qué les pasa a las bandas españolas que no se meten en política, como decía Franco?
Bueno, yo creo que sí hay grupos que hablan de política y cada vez más. Si a esos que me dices les sumas La habitación roja o el último disco de Niños mutantes… ¡o todo el rap! Es cierto que cada uno tiene su manera de expresarlo y a lo mejor no es tan habitual que sea tan explícito como en el disco de Egon, pero es difícil sustraerse de la realidad que nos rodea. En el día a día lo chupas, lo mamas y quedas impregnado de las cosas que te suceden. Todo es sale en las letras.
¿Por qué vuestra decisión de ser tan frontales?
Era una necesidad. El disco, en el fondo, no es una propuesta política, sino una reflexión sobre la condición política. Yo escribo sobre mi camino personal y político, mis ideas (algunas heredadas y otras creadas), sobre cómo a veces es difícil ser coherente, cómo después luchas por serlo, cómo a veces te da igual todo… yo escribo desde mi sitio particular del mundo, pero mi voluntad en las letras es que cada uno las lleve a su territorio. Incluso gente que en sus ideas políticas sea diametralmente opuesta a mí.
Son políticas siendo muy poéticas.
Sí, es que en la política hay poesía muchas veces. O, cuanto menos, hay un uso del lenguaje interesante, con voluntad de que las palabras pesen. Eso se tiene que recuperar. En una de nuestras canciones, por ejemplo, citamos a Marx: “El corazón de un mundo sin corazón”… Siempre se conoce la última parte de la cita, que es “la religión es el opio del pueblo”, pero entera es: “La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón y el alma de las condiciones sin alma. Es el opio del pueblo”… Eso es bonito y es poético.
¿Dónde está la poesía en el Congreso?
Es difícil encontrar poesía en el Congreso. Pero porque es más un patio de colegio que la política real. La política real se cultiva en el día a día, saliendo a la calle, saludando a la gente que tienes alrededor, saliendo a comprar en tu calle… viviendo eres activamente político, en tus elecciones pequeñas. No hay que dejarle la política sólo a los profesionales de la política, igual que el arte o la música a sus profesionales. La política, igual que el arte o la música, es de todos.
Mi sensación es que en la industria cultural española hay mucho acobardamiento. La mayoría de artistas temen posicionarse políticamente por perder dinero o perder presencia en algún festival…
En nuestro caso no, porque somos un grupo muy peculiar. Quizá ahora tenemos una dinámica más definida, pero siempre ha habido miembros de nuestro grupo tocando en otras bandas y trabajando en otras cosas, yo por ejemplo tengo la editorial Pasado y presente… y cada uno de los que hacemos esto, lo hacemos porque nos gusta, porque es algo sincero y convencido. No nos ponemos cortapisas a la hora de expresarnos políticamente, éste es nuestro campo de placer, nuestra casa. Aquí no nos planteamos tener miedo porque no existe esa idea de cuidar una brillantísima carrera con un montón de fans y muchísimo dinero…
¿Para hacerse rico en la música hay que mentir? O, al menos, ocultar parte de la verdad.
Bueno, todos mentimos todo el rato, y quien diga que no miente, miente (risas). Yo creo que en mucha gente se encuentra ese punto de honestidad que marca la diferencia brutal, y eso distingue a unos grupos y a otros. Pienso en Iván Ferreiro, que lo hace todo con el corazón. Pues esa es la gente que me interesa y la gente con la que quiero estar. Siempre es un gol.
Uno de los temas que más me interesa es Lucha de clases. ¿Por qué a mucha gente el concepto le suena como algo anacrónico, si de alguna manera sigue vigente?
Bueno, porque el concepto es viejo, pero es un concepto que sirve para analizar la Historia. La “lucha de clases” hace referencia al entorno en el que tú te crías y tiene que ver con una manera de ver el mundo… y cómo te marca esa manera. Yo siempre he sentido que me definía mucho como persona, aunque haya habido momentos en los que he tenido más fortuna y otros en los que el concepto estaba más cogido por los pelos y otros en los que me era absolutamente necesario… pero siempre ha seguido esa idea ahí. Uno se pregunta: ¿hasta qué punto he estado yo presente en la lucha de clases? A mí me pasa con este concepto, pero es intercambiable. A otros les pasará con el matriarcado, a otros con las relaciones laborales, a otros con los celos entre hermanos… te haces todo el rato la pregunta: ¿estoy en este cajón o no?
¿Conclusiones?
Mi conclusión final es que uno no puede esperar ser coherente siempre, pero de alguna manera, esos conceptos alumbran el camino. Es como un carácter importante en la vida. Hay verdades que son funcionales, que son interesantes porque nos hacen funcionar y seguir andando.
¿Cómo pelea la clase obrera? Es decir, ¿es realmente una lucha de clases lo que hay o la clase obrera se ha rendido, porque a lo mejor no se identifica como tal? Esta idea de la “clase media” permanente que tienen hasta muchas personas mileuristas.
Pues si se creen clase media se habrán llevado un chasco, porque la clase media como tal se ha hundido. Ya nadie puede creerse clase media: eso es una falacia neoliberal. La lucha de cada uno es la lucha por una vida digna. Pero pretender que lo estás pasando fatal cuando tienes la vida regalada, como es mi caso… yo tengo suerte porque he trabajado siempre en lo que me ha gustado, que son los libros y la música. Pero no por eso tengo que negarme a la lucha, para mí y para los demás.
¿Cómo se sabe que uno es obrero? En la canción habláis de alquileres y de derramarse en autopistas…
A mí me gusta más hablar de “trabajador” que de “obrero”. Obrero no me puedo considerar porque no he trabajado nunca en una fábrica.
Pero se puede ser obrero de la palabra, o de la música.
Tal vez, pero me gusta más “trabajador” porque a mí el trabajo me define como persona. La diferencia es que hay un grupo para el que el trabajo es esencial en su vida y otro grupo para el que su vida funciona de forma absolutamente ajena al trabajo. ¿Un autónomo es un obrero? Hostias, no sé, porque lo pasan fatal y tienen condiciones asistenciales peores que un obrero, porque las del obrero, por muy malas que sean, son el resultado de una lucha laboral de muchos años… Un trabajador es una persona que necesita el trabajo no sólo por el dinero, sino por la actividad que implica el trabajo, y yo me encuadro ahí.
¿Qué quiere decir “saber no deja de doler”?
Pues que siempre nos dicen que el conocimiento es fuente de virtud y salud, y muchas veces… para mí el saber es el primer camino de la inquietud. Saber es algo que te deja intranquilo. El conocimiento te deja con mal cuerpo (risas).
Hablemos de Espíritu de la Transición. “No pudiste arrancar tu voto a los lobos”. ¿Qué es lo que más os decepciona de esta etapa?
Sobre todo, que no sea una cosa continua, que no sea una manera de entender el mundo. La Transición significa vivir en el cambio, no contentarse con lo que hay establecido, sino ir siempre más allá. Y nuestra Transición, la española, después de después de la dictadura franquista, parece que fue un hecho aislado, algo que se cerró en unos años y que no puede continuar.
¿Sirvió?
Obviamente sirvió de algo porque significó un cambio en las reglas del juego, pero, ¿que tuvo errores? Muchísimos. ¿Los habríamos cometido igual si la Transición se diese hoy? Seguro. Pero la virtud que tuvo ese momento es la de no aceptar las cosas por dadas, entender que se puede crear un escenario nuevo.
Un gran sector de la población española cree que la Transición no cerró, o no oxigenó convenientemente algunas heridas. Tampoco lo han hecho los gobiernos democráticos de después. ¿Qué hay de la memoria histórica?
La memoria histórica la curaremos cuando se haga el trabajo bien, cuando todos lo hagamos: los jueces lo tienen que hacer, los políticos tienen que apoyar sin ningún tipo de fractura todos los procesos que se han abierto para reivindicar la memoria de las víctimas… sólo hace falta, en realidad, ser respetuoso con las normas que están dadas y no hacer trampas trileras. En la Transición hubo cosas que no se hicieron bien, pero a mí me gusta mucho decirle a alguien que se jugó el pellejo allí “lo hiciste como el culo”. Bueno, hiciste cosas bien pero yo puedo decir que en general me pareció regular, ¿no? Si de verdad perteneces a la Transición, que es un cambio constante, tienes que escuchar al otro para seguir cambiando. Si no, rompes con tu propio principio.
¿Qué hay de Felipe González? Le hacéis un guiño con lo de “la pana socialista”.
Pues es el hombre que se encargó de convertir el socialismo español en otra cosa. Lo quiso convertir en un partido político de éxito, por hacerte un símil musical (risas). Su postura es la opuesta a la mía, vaya, me parece un error. Lo que pasa es que sigue siendo una especie de figura mítica para muchísima gente en este país, cuando hace mucho que no lo es. Hay que juzgarle por lo que hizo, no por lo que dijo, y lo que hizo dejó mucho que desear.
¿Cuando dices “convirtió el socialismo en un partido político de éxito” quieres decir que lo “derechizó”?
Sí, y seguro que Felipe González estaba ya hasta las narices de luchar por los demás y decidió pensar en sí mismo. Es respetable, pero démosle el sitio que merece. Y la pana… joder, no deja de ser un icono, pero hoy comprarte una chaqueta de pana te cuesta un riñón y medio.
¿Detectáis en la España de 2018 herencias franquistas?
Inevitablemente. La sombra del franquismo es alargada y 40 años de dictadura no se solucionan con 40 de democracia. El franquismo sigue en la cabeza de todos, y últimamente ha habido varios ejemplos de totalitarismo: como el entender que “política” es “uso del poder” y no “capacidad de relación entre las personas”. La manera de entender la política a día de hoy es franquista. Y no sólo me refiero al conflicto catalán, sino a lo que está pasando con la libertad de expresión en las redes sociales, o con la manipulación de las estructuras judiciales en este país… o con la destrucción del litoral mediterráneo a base de especulación brutal. Eso es control del poder, no es política. La gente piensa que el franquismo es patria y bandera, y se equivoca: el franquismo es dinero.
¿Acabará Pablo Iglesias como Carrillo?
(Risas). ¿Entrando a España con una peluca?
Me refiero a que son dos figuras revolucionarias que entran en el sistema y generaron partidos políticos muy personalistas.
Pablo Iglesias es una persona muy bien educada que sabe los grandes problemas que le vendrán encima si no es coherente con su principio radical de cambiar la política en este país. Si las próximas elecciones van a ser más importantes para él que el cambio político, está fuera.
¿Podemos se ha deshinchado?
Bueno, parece que en cuanto a perspectivas electorales la cosa va para atrás, y es un problema porque otros partidos, como Ciudadanos, van creciendo, y eso que lo que ofrecen no es nada nuevo… a mí me suenan de toda la vida. ¿Por qué lo de siempre tiene tan rápido recorrido? Bueno, igual es que tiene que funcionar así porque el cambio de verdad es un proceso más lento que requiere renovar todas las normas. Vamos a darle a esta gente su minuto de gloria mientras trabajamos por un cambio político real.
¿Sirvió para algo el 15-M?
Claro, sirvió para recordarle a la gente que tienen un papel político, que la política no es sólo cosa de La Moncloa o donde fuere, que pueden opinar y que su voz construye el mundo. Eso no hay que dejarlo caer, a Podemos le encantó eso, pero ahora lo han olvidado y han dejado de salir a manifestarse a la calle, y no, aquí hay que decir “estoy hasta las narices, sigo estándolo” y no sacar el pie del acelerador.
¿Qué canción le dedicaríais a Mariano Rajoy?
Mariano Rajoy no escucha música, me da toda esa sensación. Es una persona con poco interés en las cosas que a mí me interesan, en lo humano y la cultura.
Bueno, ahora le han pillado bailando por segunda vez Mi gran noche de Raphael.
Lo de bailar es una manera de hablar (risas).Con Raphael coincidí en un Sonorama, es una persona bellísima y un trabajador brutal, y a cada uno le gusta lo que le gusta. No sé si te sucede, pero yo me doy cuenta enseguida de cuando una persona escucha música de verdad o se hace el panoli para marcarse el moco. Se ve muy claro. Cuando a alguien le gusta la música, lo hueles. A Rajoy no le interesa la música ni de lejos.
Vosotros sois de Barcelona. ¿Cómo se van a curar las heridas de Cataluña y España?
Es complicado lo de curar. Me encantaría saber cómo. Los políticos se han demostrado ineptos y fracasados, sin capacidad de satisfacer a nadie. Todos estamos en la peor de las situaciones. Hay gente en la cárcel, gente a la que le han pegado, gente que se siente mal en su país, gente que no sabe ya ni cuál es su país… toda esa gente está mal, y eso es un fracaso de los políticos profesionales, porque su trabajo es que estemos bien. También tienen que preguntarse: ¿por qué hay tanta gente en Cataluña que no quiere ser española, qué vamos a hacer con toda esta gente? Aunque no sean mayoría, están ahí. Y, ¿qué pasa con la gente que no quiere ser independentista? También tienen que gestionar eso, pero cada uno mira sólo por los suyos. Es una visión conservadora y rastrera del mundo, es una falta de generosidad y de inteligencia política brutal. No sé hacia dónde va esto más allá del colapso y del fracaso. Necesitamos que alguien cambie el chip.
Para desatascar la situación, ¿es necesario un referéndum con garantías?
Sí, y todo el mundo tendrá que aceptar lo que pase ahí. Desde luego, tienes que pensar en que vas a gobernar para todos, no sólo para los que han votado “sí” o “no”. Yo voto opción independentista, voto a la CUP, pero no por independentista, sino porque es la única opción de izquierdas. Y sigo pensando en los no independentistas, son mis conciudadanos. ¿Cómo van a gestionar esto? ¿Por qué no dedican ni un solo minuto a hablar de esto? Por otra parte, la gente que no es independentista no puede abogar por el uso de la fuerza como solución, porque estamos más y más enrocados. Hay que escuchar, y no se escucha metiendo a un tío en la cárcel ni pegando a una persona.
¿Por qué la CUP?
Porque es el único partido que propone normas nuevas de juego político. Si hubiese un partido así en España no tendría que estar votando a un grupo independentista. Yo los he visto trabajar de cerca en Cataluña, sé lo que son capaces de hacer, y tienen una gran capacidad de escuchar y de ser respetuosos con los demás.
A lo mejor si hubiese un partido así en España no tendría que posicionarme en el independentismo, porque tiene eso de nacionalista que a mí no me gusta en absoluto… pero esta es justo la idea del disco: es difícil tomar una decisión política que sea homogénea. Te gusta una cosa, pero no entera, y tienes que luchar en algún sentido, remar… tienes contradicciones… y si esa dirección pasa por crear un Estado con nuevas normas de juego, adelante. Ahora sólo somos 100.000 votantes en Cataluña, pero espero que un día seamos 4 millones, y, más adelante, 40, y que podamos hacer ese cambio en toda España.