En el cerro de la Calera, una zona de afloramientos rocosos encajada en Sierra Morena, en el término municipal de Obejo (Córdoba), un equipo de espeleólogos del grupo G40 descubrió en 2014 una pequeña cavidad sepulcral que desde el primer momento proyectó grandes perspectivas para la investigación. La Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía autorizó una excavación arqueológica, realizada en 2016, que incluyó el levantamiento de una planimetría completa del espacio interior de la cueva Peñacalera —así se denominó— y una prospección estratigráfica.
Durante esos trabajos, dirigidos por María Dolores Bretones-García, se hallaron huesos humanos de al menos cinco individuos, fragmentos de vasijas cerámicas o trozos de madera y corcho. Sin embargo, lo que más llamó la atención de los investigadores fue la presencia de cinco restos textiles procedentes de un enterramiento prehistórico. El análisis de estos materiales en el laboratorio ha desvelado que fueron creadas entre el IV y III milenio a.C. Concretamente, las dos telas más remotas tendrían hasta 5.400 años, lo que constituye los dos ejemplos más antiguos de textiles verdaderos, tejidos con telar, en el conjunto de la Península Ibérica.
Los hallazgos de Peñacalera, apunta el equipo de investigadores que acaba de publicar sus resultados en la revista Scientific Reports y cuenta con participación española, son un testimonio clave para comprender el desarrollo de las tecnologías textiles durante el Neolítico y la Edad del Cobre en Europa Occidental y más allá. El fragmento datado en fechas más recientes es, además, la primera tela preservada teñida intencionalmente con cinabrio en el conjunto del Mediterráneo occidental.
Rafael M. Martínez, profesor de la Universidad de Córdoba y coautor del estudio explica que la metodología utilizada ha consistido en seleccionar fragmentos de hilo de escasos miligramos para datar por AMS (espectrometría de masas con acelerador) cuatro de los cinco ejemplares de telas encontrados. "Dos de ellos constituyen los ejemplos más antiguos documentados de textiles verdaderos, tejidos con telar, en el conjunto de la Península, correspondiendo a la segunda mitad del IV milenio a.C. Ello encaja cronológicamente con la aparición en el registro arqueológico de las primeras pesas de telar realizadas en arcilla en la región", destaca.
La ropa ha sido un elemento esencial de la cultura material humana desde al menos el Neolítico, pero su carácter perecedero y su mala conservación ha significado una importante traba para los investigadores. Encontrar restos textiles de hace tantísimos años resulta prácticamente una anomalía y solo suele registrarse gracias a condiciones medioambientales excepcionales, como la atmósfera seca de la cueva Peñacalera.
En la Península Ibérica, hasta ahora, los ejemplares neolíticos más antiguos se habían documentado en el yacimiento de Los Millares, Almería, fechados en el III milenio a.C. En la llamada cultura de El Argar, que se extendió durante la Edad del Bronce por el sureste peninsular y está considerada como la primera sociedad urbana y estatal del occidente mediterráneo, se han identificado tejidos del II milenio a.C. Entre los hallazgos textiles ibéricos prehistóricos más singulares también se encuentran los restos de dos túnicas de lino encontradas en la llamada Cueva Sagrada I, en Lorca, Murcia.
Margarita Gleba, profesora de la Universidad de Padua (Italia) y autora principal del artículo, apunta en esta línea que "la producción textil es uno de los procesos tecnológicos más importantes y complejos de la prehistoria, pero suele ser poco estudiada, principalmente, debido a la naturaleza perecedera de las fibras que constituyen este material".
La arqueóloga, además, apunta que el descubrimiento de los restos textiles de Obejo debe ser considerado excepcional debido a su conservación en un ambiente extremadamente seco: "Si bien constituyen fragmentos de pequeñas dimensiones, su valor es enorme, siendo fundamentales para conocer la evolución de la tecnología textil en Europa y en el conjunto del Mediterráneo a lo largo del Neolítico y la Edad del Cobre", asegura.